Estrategias de prevención frente al "Trastorno por déficit de Naturaleza".

Vivimos en un mundo en el que se nos ha olvidado la importancia de la Naturaleza para nuestra naturaleza, para nuestra condición de seres humanos. Cada vez más urbanizados, una de cada 10 personas vive en ciudades y se espera que en 35 años vivan en ellas dos de cada tres personas (UNFPA 2011). Cada vez más lejos de los paseos por el campo, de disfrutar de una puesta de sol o perdernos por el bosque. Sin llegar a ser conscientes de los beneficios que puede tener para nuestra salud pasar más tiempo en entornos naturales, sin ruido, sin prisas, respirando aire puro.

Por: Javier Urra

Hay niños que crecen en atmósferas esterilizantes de urbanizaciones modernas, higiénicas, poco favorables a la plena eclosión de las potencialidades humanas, que precisan de experiencias múltiples.
Hemos de considerar a la persona y al medio ambiente como una entidad única. La persona actúa en el medio ambiente, y el medio ambiente afecta a la persona.
Hay quien habla entre la población infantil y juvenil de un Trastorno por Déficit de Naturaleza. Dicho trastorno supone una persistente desconexión de la naturaleza y todo lo que ello conlleva (paseos, deporte, aire libre, etc.) pudiendo favorecer la aparición de patologías tales como la obesidad, ansiedad y/o estrés, hiperactividad, déficit atencional e hipovitaminosis D.
Hoy una mayoría de niños viven en ciudades y han perdido la posibilidad de salir de manera autónoma a la calle. Pasan muchas horas sentados y encerrados.
Precisan horas de juego espontáneo en la naturaleza donde desarrollar su psicomotricidad, sus habilidades, su capacidad de resolver problemas, su sociabilidad.
El Trastorno por Déficit de Naturaleza es real, psicólogos, pediatras, psiquiatras, y educadores, lo constatamos.
También la obesidad, el asma, o las alergias podrían en gran medida vincularse a esa carencia. El sedentarismo conlleva en España que los niños sufran un 8% de obesidad, un 11% de asma, un 4% de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (mayor índice en los entornos urbanos).
La Naturaleza sana, es una evidencia demostrada por los científicos. Las ventajas para la salud mental y física, la cognición y la habilidad para aprender e incluso para socializarse del contacto con la naturaleza están fuera de toda duda.
Educar y educarnos en Naturaleza. Precisamos menos doctrina y más contacto con la Naturaleza y en la Naturaleza.
No se dude, el contacto directo, el descubrimiento de la Naturaleza a corta edad resulta definitivo en las actividades ulteriores, es más conforma un posicionamiento en el mundo, una forma de ubicarse, de sentirse concernido. La Naturaleza y a corta edad es un soplo de humildad, de espiritualidad, una invitación a respetar, a sentirse parte, pero prescindible.
Hablamos de introspección, de conocerse a sí mismo, es mucho más fácil inmerso en la Naturaleza, que mirándose a un espejo o contándole tumbado a otro ser humano (que no es seguro se conozca a sí mismo), penurias, traumas, dudas, y fantasías.
Según Reilein, ante los múltiples retos medioambientales a los que se enfrenta la Tierra, las soluciones no solamente deben partir de las altas esferas gubernamentales y directivas, sino también del día a día de las personas que habitamos el planeta.
Nos hace falta una pedagogía al aire libre, unas experiencias ambientales desde la infancia. Hemos de naturalizar la actividad escolar, por ejemplo para ir a un parque, para acercarse al campo.
Necesitamos también traer la naturaleza a la ciudad. Ganar espacio al asfalto. Bien están, por ejemplo, los jardines verticales.
Esta sociedad está saturada de despilfarro, hemos de limitarlo. Hemos de erradicar la bulimia consumista. El usar y tirar.
Desde la psicología ambiental se ha de educar, e informar, sensibilizar, pues esta ciencia ya ha comprobado que el ser humano es un ser espiritual que trasciende en contacto con la naturaleza.
Precisamos de la economía ecológica, también del turismo del bienestar y de salud.
La Naturaleza tiene mucho que decirnos, parémonos a escucharla. Son muchos los músicos que han inspirado sus composiciones en ella, y muchos los pintores que la han retratado una y mil veces. Escuchemos también a nuestra naturaleza, es sabia, y tiene mucho que decir.

Javier Urra  Académico de Número de la Academia de Psicología de España
Fuente: Efe Verde - Imagenes: Lucas Chiappe

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