El Mar Muerto iraní, se convierte en un desierto de sal. Y no es el único...

Por Valeria Hiraldo

La que era una atracción turística de primer orden hoy se está convirtiendo en una simple área desierta. El efecto del cambio climático ha tenido especial incidencia en él. Según los expertos el lago ha disminuido la cantidad de agua que poseía hace veinte años y el dato es aterrador: contiene solo el 5% del agua.

Ya nunca más
El efecto del cambio climático ha tenido especial incidencia en él. Según los expertos el lago ha disminuido la cantidad de agua que poseía hace veinte años y el dato es aterrador: contiene solo el 5% del agua. Sus causas son las de siempre: sequías prolongadas, calentamiento global, despilfarro de agua y unas agresivas políticas medioambientales.
Como podemos ver en la siguiente imagen, a día de hoy el lago se ha convertido en un páramo salino en el que ya no quedan ni aves ni turistas:
Desde 1977 este lago pertenece a la reserva de la biosfera de la Unesco lo que provoca aún mayor descontento por la población de Urmía porque a pesar de ello, no frenan su desaparición. Están en pie de guerra exigiendo al gobierno que ponga medidas que permitan rescatarlo.
Y no sólo eso. A parte de su escalofriante imagen, la sequía provoca tormentas de sal que llenan la tierra de partículas tóxicas, las cuales destruyen cultivos y obligan a los campesinos a emigrar en busca nueva tierra fértil. Por si esto fuera poco, la super contaminación salina del aire provoca muchos efectos nocivos en la salud de la población.
Tanto expertos como muchos activistas medioambientales no paran de denunciar el incremento de un mayor número de enfermos de cáncer, patologías respiratorias y de la vista, y sobre todo un aumento de la presión arterial entre las poblaciones afectadas.
Todas estas alegaciones han surtido efecto y el gobierno pondrá en marcha, este mismo año, un plan para restaurar el lago con una inversión de 5.000 millones de dólares. Los pilares de este proyecto a diez años vista son: la construcción de nuevos embalses, el trasvase de agua para aumentar su caudal y la mejora de políticas públicas que buscan modificar hábitos de consumo de agua.
Con estas medidas sumadas a una inversión tecnológica, moderna y eficiente conseguirán que los campesinos reduzcan un 40% el consumo de agua.
Recordemos que la sequía del lago Urmía no es un caso aislado sino un reflejo de la gran crisis medioambiental que está viviendo Irán, cuyas tierras se secan a pasos agigantados y aventuran una crisis similar a la sufrida por Siria. Este país tiene un mayor desafío y este es la falta de agua. Si no funcionan estas nuevas medidas  la población podría verse obligada a emigrar a otros puntos del país para sobrevivir.


Una historia que se repite como la del lago Hamún, al sureste de Irán (frontera con Afganistan), donde la terrible sequía producida en 2012 obligó a más 600.000 personas a desplazarse al norte en busca de refugio.
Si no frenamos el cambio climático no será el primero ni el último: el Mediterráneo se convertirá en un mar muerto si no frenamos el cambio climático. ¿A qué esperamos para actuar?

Fuente: Muhimu http://muhimu.es/ - Imagen: ‪El Mundo‬ - 
AsiaNews - Publicado en: Ecoportal.net

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