Día Mundial Contra la Minería a Cielo Abierto… cuando los paisajes se convierten en cráteres

 

Los paisajes creados por la minería a cielo abierto son tan impresionantes como tóxicos; la Tierra paga un precio invisible pero irreversible: Puede que hayas visto fotos aéreas de minas gigantescas que parecen cráteres lunares. Colores intensos, geometrías perfectas, dimensiones monstruosas. Esos paisajes son obra de la minería a cielo abierto, una de las formas más invasivas de extraer recursos del planeta. El 22 de Julio se conmemora como todos los años el Día Mundial Contra la Minería a Cielo Abierto, vale la pena preguntarse: ¿qué nos está costando esta belleza trágica? Porque lo que parece un espectáculo visual, muchas veces, es una herida abierta en la Tierra.

por Carolina Gutiérrez Argüelles

¿Qué es la minería a cielo abierto?: cuando el paisaje es una herida
La minería a cielo abierto es un tipo de explotación minera que consiste en excavar enormes cráteres para extraer minerales como oro, cobre, litio o carbón. A diferencia de las minas subterráneas, aquí se arrasa con todo lo que hay en la superficie: bosques, suelos, ríos, comunidades. El proceso implica el uso de explosivos, toneladas de agua y químicos tóxicos como el cianuro o el mercurio.

Esta técnica ha sido adoptada globalmente porque es más rentable, pero su costo ambiental es descomunal. Según datos de la organización Mining Watch, una mina a cielo abierto típica puede remover hasta 20 toneladas de tierra por cada gramo de oro extraído. ¿Vale la pena destruir ecosistemas enteros por una joya?
El impacto ambiental es tan profundo como sus cráteres
Las consecuencias de esta práctica no son solo visuales. Estamos hablando de:
    ▪    Deforestación masiva: Solo en Perú, la minería ilegal en la Amazonía ha arrasado más de 100,000 hectáreas en las últimas décadas.
    ▪    Contaminación del agua: Un estudio de la Universidad de Queensland reveló que el 76% de las minas a cielo abierto del mundo afectan fuentes hídricas cercanas.
    ▪    Emisiones de CO₂: La minería contribuye con cerca del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
    ▪    Pérdida de biodiversidad: En lugares como Madagascar, se han documentado extinciones locales de especies únicas debido a la actividad minera.

Además, muchos de estos proyectos se desarrollan en territorios indígenas, generando conflictos sociales, desplazamientos forzados y pérdida de culturas.
Los paisajes surrealistas (y el precio oculto de su belleza)
Es cierto que hay algo visualmente fascinante en una mina a cielo abierto. Desde el aire, parecen pinturas abstractas: lagunas turquesas (por los químicos), espirales de tierra roja, gigantescos caminos en espiral. Sitios como la mina de Chuquicamata en Chile o la de Mir en Siberia son tan grandes que pueden verse desde el espacio. Pero esa estética industrial tiene su reverso: lo que miramos como arte, es en realidad el resultado de un proceso devastador.

Es el equivalente a mirar una herida quirúrgica y llamarla escultura. A veces, incluso, estas minas abandonadas quedan como “lagos de muerte”. El agua que se acumula en los cráteres suele estar contaminada con metales pesados y ácidos, lo que impide cualquier forma de vida. Es un paraíso, sí… pero para las bacterias resistentes a todo.
¿Por qué se celebra el Día Mundial Contra la Minería a Cielo Abierto?
Este día se conmemora cada 22 de julio para visibilizar la lucha de comunidades y movimientos sociales que resisten este modelo extractivo. Desde Argentina hasta Filipinas, miles de personas se movilizan contra proyectos que prometen desarrollo, pero traen pobreza, enfermedad y destrucción. En América Latina, una de las regiones más ricas en recursos minerales, hay más de 5,000 conflictos ambientales activos relacionados con la minería.

Y muchos de ellos son por proyectos a cielo abierto, que se imponen sin consulta previa ni evaluación real de impacto ambiental. Celebrar este día no es solo un acto simbólico. Es un recordatorio de que la Tierra no es un recurso infinito. Que cada gramo de oro o litio tiene un costo que no siempre se ve en la etiqueta, pero sí en los pulmones de las personas, en el aire que respiramos, en el agua que dejamos de beber.

No se trata de romantizar la naturaleza ni de demonizar por completo el uso de minerales (que también hacen posible nuestros teléfonos, computadoras o autos eléctricos). Pero sí de exigir formas más responsables de producción, apoyar el reciclaje de metales, informarnos antes de comprar y dar visibilidad a las luchas territoriales. El futuro no tiene por qué ser una distopía de cráteres y polvo tóxico. Aún hay tiempo para replantear el modelo extractivo. Porque como dijo alguna vez Eduardo Galeano: “La Tierra no pertenece al hombre, es el hombre quien pertenece a la Tierra.”

Fuente: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/dia-contra-mineria-cielo-abierto/

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