A más aire acondicionado (en los países ricos), más calentamiento global... y viceversa
Los menos favorecidos, que viven en países más calurosos, pagan las consecuencias del calentamiento global, pero no pueden permitirse pagar el aire acondicionado; Cada segundo se venden diez nuevas unidades de aire acondicionado en el mundo para uso doméstico. Y así será durante los próximos 30 años, según prevé la Agencia Internacional de Medioambiente (IEA), hasta llegar a 5.600 millones de aparatos instalados en 2050. Hoy, la cifra es de 135 millones. Pero no todos tienen acceso por igual a esta forma de combatir el calor: El 90% de los hogares de Estados Unidos y Japón tienen uno de estos equipos. El porcentaje baja a la mitad en países mediterráneos, como España o Italia -en parte, por razones culturales: históricamente, Europa ha optado por otras formas tradicionales para refrescar sus casas, como ventilar a primera hora y al final del día-. La media global se sitúa en un 28% -cifra que subirá al 41-55% en 2050-, según un estudio publicado este año.
Laura G. de Rivera
Mientras, la tasa de penetración en países de bajos ingresos, donde las condiciones de calor son más extremas, está muy por debajo de la media. Por ejemplo, en los países africanos es de un 9-15%. La razón está en su capacidad adquisitiva y en el precio de la electricidad. "Esto crea un peligroso círculo vicioso donde las poblaciones más vulnerables a la subida de temperaturas son las peor equipadas para protegerse", apunta a Público Giacomo Falchetta, del Centro Euro-Mediterráneo para el Cambio Climático (CMCC), uno de los autores del citado estudio."Si para un hogar de ingresos medios-altos la factura de la luz por su equipo de aire acondicionado supondría un 0,2-2,5% de sus gastos, para las familias pobres o las que viven en países en desarrollo la carga puede llegar a ser un 8% de su presupuesto anual", observa Falchetta.
El círculo vicioso
Poseer un aparato de aire acondicionado en casa implica un aumento del 36% del consumo energético, según el citado estudio realizado por investigadores de la Universidad Ca'Foscari de Venecia y la Fundación CMCC, en el que se analizaron 25 países de los cinco continentes, donde reside el 62% de la población mundial.
Las previsiones son que la electricidad empleada para hacer funcionar estos sistemas en los hogares de todo el planeta resulte en la emisión de 670-956 toneladas métricas de CO2 adicionales al año, equivalentes a las emisiones totales anuales de naciones altamente industrializadas como Alemania o Indonesia.
Pero ese porcentaje del 36% es solo una medida promedio. "Es mucho mayor en los países ricos, donde el consumo energético insostenible y desproporcionado acelera el cambio climático", puntualiza Falchetta. En la otra cara de la moneda, los países y hogares de bajos ingresos son justo los que menos contribuyen a las emisiones globales y tienen menos recursos para adaptarse al calor.
Consecuencias para la vida humana
"Esto crea un bucle en el que el confort de los más ricos directamente contribuye a las privaciones y sufrimiento de los más pobres", denuncia este investigador italiano. Tanto es así que el acceso a estas y otras medidas para combatir el calor puede llegar a ser una cuestión de vida o muerte.
Cuando el índice de calor o sensación térmica -una medida que tiene en cuenta la temperatura y el porcentaje de humedad del aire- supera los 32 grados Celsius, el organismo humano empieza a tener problemas para sobrellevarlo, tal y como recoge otro estudio publicado en Nature por los mismos autores.
Entonces, "hay mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte, sobre todo para ancianos, niños y personas con dolencias crónicas. Además, el calor extremo reduce la capacidad de trabajar y aprender, lo que impacta en las perspectivas de progreso y logros educativos", advierte Falchetta.
Soluciones y alternativas
En un escenario de calentamiento global -los últimos nueve años han sido los más calurosos de los que se tiene registro-, la adquisición de aparatos de aire acondicionado se doblará en las próximas dos décadas en países tropicales y calurosos, como Brasil, India o Indonesia, según el proyecto The Cooling Solution, coordinado por la investigadora Enrica De Cien.
Lo malo es que a medida que los equipos de aire acondicionado van siendo más baratos y accesibles, pueden acabar empleándose para sustituir otras medidas más sostenibles.
Algunas de ellas pasan por estrategias arquitectónicas como la orientación de los edificios, su mejor aislamiento o cubiertas reflectoras para minimizar la ganancia de calor. Como promedio, los edificios construidos de esta manera ahorran un 40% de energía para mantenerse a temperatura fresca, si los comparamos con los edificios que no tienen en cuenta en su diseño el aislamiento de la temperatura, apunta el equipo de De Cien.
Además, Falchetta hace hincapié en la importancia de lanzar "soluciones basadas en la naturaleza, como plantar árboles para que den sombra y crear parques para refrescar zonas urbanas, y aboga por el desarrollo y empleo de tecnologías de aire acondicionado más eficientes y que consuman menos energía que los sistemas tradicionales".
Al mismo tiempo, se refiere a medidas low-cost (que pueden no refrescar tanto), como los ventiladores de toda la vida, aplicar películas reflectoras a las ventanas, mejorar la ventilación natural y adaptar nuestro vestuario a las temperaturas. No tiene sentido ir a trabajar con traje de chaqueta a cambio de tener que poner el aire acondicionado a todo rendimiento en la oficina.
Por otra parte, como subrayan los autores del estudio, la generación de energía solar fotovoltaica podría mitigar el impacto medioambiental del aire acondicionado, junto con la implementación de tecnologías cada vez más eficientes y menos contaminantes para combatir el calor.
Laura G. de Rivera
Periodista científica. Sociedad digital, hacktivismo, derechos civiles, medioambiente y salud. Ganadora del Premio Fotón IO-CSIC 2022, Premio Boehringer Ingelheim a la Comunicación en Salud Medioambiental 2022, Premio Prismas Casa de las Ciencias al mejor artículo 2020, Premio Accenture 2020, CASE Platinium Awards Latinoamérica 2020, Premio ESET 2019.
Fuente: - Imagen de portada: Una persona enciende un aparato de aire acondicionado.Lorena Sopêna / Europa Press