Incendios de sexta generación: qué son y por qué implican tanto peligro

España: Lleida ha sido el escenario del primer incendio de sexta generación de este verano en el Hemisferio Norte, con dos victimas mortales — dos agricultores — y más de 5.700 hectáreas quemadas, según datos aportados por Agentes Rurales de la Generalitat catalana. Los expertos han destacado la complejidad del operativo debido a la violencia y el impredecible desarrollo del fuego.

Además, el coordinador del comité especializado en incendios forestales de Tecnifuego, Ramón María Bosch, ha señalado la formación de una nube de cenizas y humo de aproximadamente 14.000 metros de altura, un fenómeno "inédito" en Catalunya que complicó aún más las labores de extinción. "Estas características -su intensidad, velocidad y dinámica compleja- podrían calificarlo como incendio de sexta generación", ha apuntado Bosch en declaraciones a Europa Press.
Qué son los incendios de sexta generación 

Los incendios de sexta generación, también conocidos coloquialmente como megaincendios, cuentan con una magnitud de gran alcance, capaces de cambiar la dinámica de las capas superiores de la atmosfera y crear grandes rachas de viento, dificultando su prevención.
El decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Tolosana, ha definido este tipo de incendios como aquellos "que generan su propia meteorología", capaces de formar tormentas o rayos con fuertes ráfagas de viento, conocido como pirocúmulos.
Los pirocúmulos se forman porque el calor del incendio calienta el aire que sube. Si hay humedad se forma una nube muy grande y cuando llega a un capa fría se puede desplomar con el peligro de que, si lo hace sobre un incendio, genera vientos en todas direcciones
Los tipos de incendios 
La tipología de los incendios y su virulencia ha ido evolucionando con los años, la evolución de las condiciones medioambientales del entorno y la transformación del paisaje. Los de primera generación se caracterizaban por la velocidad que gana el fuego en tierras de cultivo inactivas. El abandono rural fue uno de sus rasgos clasificatorios principales.
La segunda generación llegó porque la vegetación empezó a recolonizar esas antiguas tierras de cultivo, pero esa nueva masa forestal se abandonó mostrando que el fuego podía propagarse rápidamente. En este momento aparecen los primeros remedios contra incendios: el cortafuegos.
La tercera generación surge por la concentración de población en zonas metropolitanas, vaciando así las zonas rurales. Esto hace que los incendios ganen intensidad y consuman toda la masa forestal en la que se inician. Pero también que se promueva el desarrollo de las medidas contra el fuego.
La cuarta generación tiene lugar en los años 90 cuando la segunda residencia en zonas de campo da un repunte en España. Son urbanizaciones en mitad del bosque o el campo en las que viven personas que no hacen uso del campo para actividades agrarias. Son incendios muy peligrosos e impredecibles.
Por último, el antecedente a la generación actual, los incendios de quinta generación. Se producen cuando varios fuegos se abren simultáneamente provocando un colapso en los servicios de emergencia.

De esta última premisa surgen los incendios de sexta generación, con un cambio climático sin precedentes y olas de calor intensas que facilitan la propagación del fuego.

Fuente: Público /Europa Press https://www.publico.es/sociedad/m-ambiente - Imagen de portada: Un hidroavión en labores de extinción del incendio forestal que se produjo en la Comarca de la Ulloa, Lugo, la semana pasada. EFE / Eliseo Trigo.EFE / Eliseo Trigo

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