La historia de Jorge: La tortuga que volvió al mar tras 40 años en cautiverio
En un mundo marcado por el daño ambiental, pocas historias logran emocionar tanto como la de Jorge, una tortuga boba (Caretta caretta) que pasó cuatro décadas encerrada en un acuario a cientos de kilómetros del océano… y que hoy nada libre por las aguas del Atlántico. Jorge no solo está vivo, sino que ha reaprendido sus instintos naturales, ha recorrido más de 2 mil 700 km por mar, y se dirige con rumbo firme hacia las cálidas costas de Praia do Forte, en el norte de Brasil, su hogar ancestral. Y lo más asombroso es que tiene 60 años… pero aún está en edad fértil.
por Natalia Rodríguez
JORGE VOLVIÓ AL MAR TRAS 40 AÑOS DE CAUTIVERIO
Prefectura Naval liberó a “Jorge”, una tortuga marina que llevaba más de cuatro décadas en cautiverio.
¿Quién es Jorge y por qué pasó 40 años encerrado?
En 1984, Jorge fue rescatado por unos pescadores en Bahía Blanca, Argentina. Había quedado atrapado en redes de pesca y presentaba heridas por hipotermia. Como en esa época la rehabilitación de tortugas no era una práctica común, Jorge fue enviado al Acuario de Mendoza, en pleno corazón de los Andes, a más de 1,000 km del mar.
Allí vivió en un tanque de apenas 45 cm de profundidad, alimentado con huevos cocidos y carne de res. Pronto se convirtió en una “celebridad local”: cientos de familias iban a verlo, y hasta los alcaldes lo presentaban como un símbolo del municipio. Sin embargo, vivía en condiciones antinaturales para su especie.
Con el tiempo, activistas y científicos comenzaron a exigir su liberación. En 2021, más de 60 mil personas firmaron una petición, y un grupo de abogados ambientalistas presentó una demanda legal. Así comenzó una misión titánica: reeducar a Jorge para sobrevivir en libertad.
Tres años para enseñarle a ser tortuga otra vez
Jorge no sabía cazar, no reconocía corrientes marinas, ni podía competir por alimento. Su instinto salvaje estaba apagado. Pero un equipo de expertos argentinos decidió revertir eso.
Primero, ajustaron la salinidad del agua de su tanque, hasta igualar la del océano (3.3%). Luego, cambiaron su dieta: de huevos cocidos a presas vivas como cangrejos y caracoles. Más adelante, lo trasladaron a un tanque de 40 mil litros con 10 metros de profundidad, corrientes artificiales y temperatura oceánica simulada.
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Jorge no solo aprendió a cazar y competir, sino que construyó refugios, emitió sonidos naturales y se adaptó a las condiciones que le esperaban mar adentro.
El gran día: Regreso al Atlántico
El 11 de abril de 2025, Jorge tocó el océano por primera vez en 40 años. A bordo de una nave de la Prefectura Naval Argentina, fue llevado a 15 millas náuticas de la costa y liberado con un rastreador satelital adherido a su caparazón.
Las olas estaban agitadas y no se supo nada de él hasta la mañana siguiente, cuando el rastreador emitió su primera señal: Jorge iba rumbo norte, hacia Brasil. Desde entonces, ha emitido al menos dos señales diarias, ha atravesado Uruguay y avanza por la costa de Santa Catarina. Le faltan menos de 760 km para llegar a Praia do Forte.
Científicamente, Jorge es un caso único. Nunca antes una tortuga marina había estado tanto tiempo en cautiverio y luego había logrado una reintegración tan exitosa al medio natural.
Además, al ser macho, Jorge brinda datos muy valiosos: la mayoría de los estudios de tortugas se centran en hembras (que regresan a las playas a anidar), pero la biología y migraciones de los machos siguen siendo un misterio.
El rastreador funcionará por lo menos otros cuatro meses, permitiendo a los científicos estudiar rutas migratorias, velocidad, hábitos y adaptación al entorno.
Jorge demuestra que, incluso tras años de encierro, la naturaleza puede encontrar el camino de regreso. Como explica la bióloga Mariela Dassis, quien lidera su monitoreo: “Lo más hermoso es que Jorge nos muestra que la reinserción es posible”.
Aunque la historia de Jorge es excepcional, también nos obliga a reflexionar sobre los miles de animales que aún viven en cautiverio sin necesidad, y sobre el impacto de nuestras acciones sobre las especies marinas. Y quién sabe… tal vez en unos años, los investigadores logren identificar a los primeros “Jorgitos” o “Jorgitas”, descendientes de este viajero incansable que volvió a nacer a los 60 años.
Jorge y la lección que deja al mundo
En tiempos de crisis climática y colapso de biodiversidad, la historia de Jorge no solo emociona: inspira. Nos recuerda que cada especie merece una segunda oportunidad, y que, cuando la ciencia, la voluntad política y la sociedad civil se unen, incluso lo imposible puede volverse real.
Fuente: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/natura/jorge-tortuga-regresa-mar/