Año 2012 rompió récords en deshielo, temperatura y emisiones de gases de efecto invernadero



El año pasado estuvo entre los 10 años más cálidos desde que hay registros, además de que aumentó la emisión de gases de efecto invernadero. Los niveles de carbono están subiendo, los niveles del mar están subiendo, el hielo del Ártico se está derritiendo y nuestro planeta en su conjunto se está convirtiendo en un lugar más cálido", resumió la directora interina de la NOAA, Kathryn Sullivan.
El 2012 batió récords en cuanto a la pérdida de hielo en el Ártico, el aumento del nivel del mar y la emisión de gases de efecto invernadero, según un informe divulgado hoy por la Administración de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, en inglés).
Además, 2012 estuvo entre los 10 años más cálidos desde que hay registros -el octavo o el noveno dependiendo de los datos utilizados- y países como EU y Argentina tuvieron el año más caluroso de su historia.
Mientras, en el estado de Alaska y partes de Asia fue un año más frío de lo normal, indicó el documento de 260 páginas.
Las señales "que vemos son de un mundo que se calienta", insistió, por su parte, el director del Centro Nacional de Datos Climáticos de la NOAA, Tom Karl.
Este estudio sobre el estado del clima en 2012 fue elaborado por 384 científicos de 52 países. Se prevé que un segundo informe, a divulgarse el mes próximo, explique las causas de estas tendencias climáticas.
El hielo marino del Ártico alcanzó su nivel mínimo en septiembre (2.12 millones de kilómetros cuadrados) y en junio la capa de nieve en el hemisferio norte también bajó a mínimos históricos.
Ese hielo marino se redujo en su "mínimo de verano" al nivel más pequeño desde que comenzaron los registros por satélite hace 34 años, según el informe oficial.
Además, durante un periodo de dos días en julio, el 97 por ciento de la capa de hielo de Groenlandia mostró algún tipo de deshielo, cuatro veces más que el promedio en esa época del año.
Las temperaturas de la superficie de los océanos también aumentaron, según la NOAA, y en este aspecto el 2012 fue uno de los 11 años más cálidos registrados.
También hubo aumentos de temperatura incluso en las profundidades de los océanos.
Asimismo, tras los descensos experimentados en el primer semestre de 2011 por efecto del fenómeno de "La Niña", en 2012 los niveles del mar se recuperaron y superaron su anterior récord.
De acuerdo con la NOAA, el nivel global del mar se situó en un máximo histórico en 2012 y ha aumentado a una tasa promedio de 3.2 milímetros por año durante las últimas dos décadas.
Siguiendo con una tendencia iniciada en 2004, los océanos son más salados en promedio en zonas de alta evaporación, como la zona tropical del Pacífico Norte, y más dulces de lo normal en áreas de alta precipitación como el centro del Índico.
Después de un ligero descenso asociado a la recesión económica mundial, las emisiones globales de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles también fueron récord y las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) llegaron a un promedio de casi 400 partes por millón (ppm).
Para los expertos que elaboraron el estudio todas estas estadísticas son una prueba más de que el cambio climático y el calentamiento global son una realidad.
En cuanto a la actividad ciclónica, en 2012 se mantuvo en torno a la media, con un total de 84 tormentas en comparación con un promedio de 89 en el periodo 1981-2010.
Al igual que en 2010 y 2011, el Atlántico Norte fue la única zona que experimentó una actividad por encima de lo normal.
El estudio de la NOAA ha sido publicado en la revista de la Sociedad Estadounidense de Meteorología.
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Habría que ser tonto

Eduardo Montes de Oca

Tal vez presentismo asentado en la conciencia de la brevedad de la existencia individual, con el egoísmo hecho máxima: “Tras de mí el diluvio; allá los que vengan”. O reflejo subjetivo de la lógica de un sistema basado en la maximización de las ganancias, a toda costa y a todo costo. O ambas razones. Y más.
Lo cierto es que buena porción de la humanidad se comporta como si no tuviéramos hipotecado no ya el mañana, sino el ahora, cuyo deterioro solo escaparía a la percepción de un ¿desavisado?; no, a la de un… Los cubanos nos gastamos un término de rica, sugerente connotación que traduce a buen romance el envarado vocablo “coprófago”. Otros dirían: tonto, memo, simple, lerdo, gilipollas. En fin, da igual.
¿Acaso no recibimos un aluvión de advertencias al respecto? Recientemente nos enterábamos de que en Canadá los períodos invernales están siendo mucho más cálidos y cortos que hace unos 30 años; y los patrones de temperatura y de vida vegetal se han trasladado más de 700 kilómetros al norte, mientras el hielo se retira de allí y no regresará al menos en un milenio, a causa de las emisiones de carbono resultantes de la quema de combustibles fósiles.
“Para 2091, el norte del planeta tendrá estaciones, temperaturas y posiblemente vegetación comparable a las halladas hoy entre los 20 y 25 grados de latitud”, precisa a IPS uno de los integrantes de un equipo internacional que utilizó información de satélite para medir las variaciones en la frontera con los Estados Unidos. La zona se calienta más rápido que cualquier otra parte del mundo, como consecuencia de la pérdida de nieve y hielo, según Ranga Myneni, quien calza el aserto con el ejemplo del extremo superior de Suecia: “podría pasar a parecerse más al sur de Francia para fines de siglo”.
Los optimistas a ultranza, o desavisados, ¿no?, deberían dejar de aplaudir el posible turismo y, como apostilla Scott Goetz, subdirector y especialista principal del Woods Hole Research Center (EE.UU:.), pensar “en la migración de las aves al Ártico en verano y la hibernación de los osos en el invierno: cualquier alteración significativa de las temperaturas y la vegetación estacional probablemente impacte la vida no solo en el norte, sino en otros lugares que aún desconocemos”.
Cualquier transformación, sí, como la previsible disminución del hielo del mar del Este de Siberia, que acarrearía una importante liberación de metano y, con ella, un costo equivalente a la economía planetaria en 2012. Esto resta argumentos a quienes peroran sobre supuestos beneficios, como el aumento de la extracción de petróleo y gas en la región y la apertura de rutas marítimas que atraerían inversiones de cientos de miles de millones.
No en vano la Agencia Internacional de la Energía no ceja en repetir que el año 2020 será demasiado tarde para tomar decisiones. Y no es para menos. Recordemos que ni la última y multitudinaria -17 mil participantes- Conferencia sobre Cambio Climático (COP 18) consiguió comprometer a todos los gobiernos del orbe a embridar las emisiones hasta reducir a dos grados Celsius el caldeamiento, actualmente situado en un rango de entre cuatro y seis grados.
¿De qué manera convencer a políticos y politicastros -¿atinaremos diferenciándolos?- de que el tiempo urge? ¿Comunicarles despacio y con voz estentórea que un estudio publicado por la revista Science, y comentado prolijamente por el colega Javier Salas (Kaosenlared.org), ha relacionado por vez primera entre los perjudiciales efectos futuros el azuzamiento de la violencia interpersonal y estatal? ¿Deletrearles el fragmento que reza: “si las futuras poblaciones responden de manera similar a las poblaciones del pasado, entonces el cambio climático antropogénico tiene el potencial de incrementar sustancialmente los conflictos por todo el mundo”?
Sin duda habría que insistir en que, tal concluye el aludido informe, de la universidad de Berkeley, “el clima influye sobre la economía, los mercados de trabajo, la capacidad de los dirigentes para responder a los desafíos”; y “provoca desigualdades, inestabilidad del precio (y el acceso) a la comida, grandes migraciones e incluso la psicología y las capacidades cognitivas.”
Quizás a la postre las elites de poder atiendan. Pero ¿accederían a despojarse del presentismo, el individualismo, la lógica de la maximización de las ganancias? Se trata de un dilema que solo no distinguiría un tonto, un memo, un simple, un lerdo, un gilipollas. ¿Un desavisado? Me quedo con el calificativo cubano. El de más rica connotación de todos, creo yo.

Fuente: Rebelión

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