Canadá: Los humanos dan más miedo que un gran depredador

Por Abraham Alonso

Un nuevo estudio ha revelado que muchos mamíferos temen más a nuestra especie que a los osos, a los lobos o a otros grandes carnívoros.
Los ejemplares jóvenes de tejón común forman parte de la dieta de osos, lobos, linces o ginetas. No obstante, un nuevo estudio coordinado por expertos del Departamento de Biología de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá, ha revelado que estos y otros mamíferos de pequeño y mediano tamaño nos temen más a los humanos que a sus predadores naturales. Para determinarlo, llevaron a cabo un experimento en los bosques de Wytham, cerca de Oxford, en el Reino Unido.
 
Según indican en un artículo publicado en la revista Behavioral Ecology, los científicos situaron varios altavoces y cámaras ocultas en una zona en la que suelen encontrarse tejones. Los dispositivos estaban preparados para activarse ante la presencia de estos animales, que acudían al enclave a alimentarse. De este modo, cuando alguno penetraba en el área controlada por las cámaras, los altavoces emitían los mismos sonidos que produciría un lobo, un oso, un perro o unas personas hablando o leyendo un libro.
La idea era comprobar si los tejones habían dejado de temer la presencia de los grandes carnívoros extintos en la región –el oso y el lobo– y si, por el contrario, ese “miedo” estaba centrado ahora en los humanos. Los biólogos observaron que la llamada del lobo no tenía efectos en el comportamiento de los mustélidos, y que los gruñidos del oso y los ladridos del perro apenas intimidaban a estos animales, que a pesar de ello seguían rondando la zona con normalidad. Pero las grabaciones de personas tenían un efecto muy distinto. En cuanto las oían, la mayoría de los tejones llegaba incluso a abandonar su alimento o dedicaba mucho menos tiempo a comer.
Según estos científicos, nuestra especie mata pequeños carnívoros, como los tejones, a un ritmo mucho más elevado que los grandes depredadores. Por ello, no puede decirse que les hayamos reemplazado, sino que, en realidad, los primeros han aprendido a temernos mucho más que a sus enemigos tradicionales. Esto se aprecia incluso entre los animales más acostumbrados a nuestra presencia, como zorros y mapaches, para los que seríamos un tipo de superdepredador que habría que evitar a toda costa. Para estos investigadores, es importante valorar estos resultados por las implicaciones que tienen en las futuras medidas que se tomen para la conservación de los ecosistemas y la vida salvaje.

Fuentes: Ecoportal.net - http://www.muyinteresante.es/

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