Los gobiernos se unen a la industria del carbono para promover acuerdos sobre carbono

El gobierno del estado brasileño de Pará, sede de la 30°conferencia de la ONU sobre el clima (COP30), anunció la creación de la "Semana de Concientización sobre la Importancia de los Créditos de Carbono". En tanto, el gobierno indonesio instaló un puesto en la COP30 para que vendedores y compradores de créditos de carbono puedan encontrarse. Estas son algunas de las señales más notorias de que las negociaciones sobre el clima se centran más en generar negocios que en frenar la crisis climática.

Editorial de el Boletín WRM 277

El capitalismo tiene la capacidad de convertir en negocio los daños ambientales que genera. En los bosques tropicales, los proyectos de mercado de carbono REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal) son un ejemplo de ello. En lugar de exigir a las empresas contaminantes que reduzcan drásticamente sus emisiones de CO2, esos proyectos les permiten seguir quemando combustibles fósiles y obtener ganancias con esta práctica. A través del REDD+, estas empresas afirman compensar sus emisiones al evitar emisiones de CO2 en otra parte del mundo; en este caso, supuestamente, al ‘salvar’ un bosque tropical amenazado por la deforestación.

Los casi 20 años de experiencia con REDD+ demuestran su ineficacia total para revertir la deforestación masiva y frenar el caos climático. Además, estos proyectos han generado nuevos conflictos para las comunidades y sus territorios, precisamente en las zonas donde más se concentran. (1) A pesar de ello, siguen promocionándose como una solución clave, sobre todo porque algunos gobiernos, empresas de carbono, consultores y grandes ONG conservacionistas obtienen grandes beneficios y se enriquecen enormemente con los negocios que estos generan.
Esto, de por sí, ya sería grave; pero ahora el anfitrión de la COP30 en Brasil, Helder Barbalho, gobernador del estado de Pará, sede del evento, ha sobrepasado todos los límites. El 3 de noviembre, Barbalho promulgó la ley que instituye la “Semana Estatal de Concienciación sobre la Importancia del Crédito de Carbono”. (2) Con esta medida, busca concientizar a la población de que, mediante el uso de créditos de carbono, se puede “promover la descarbonización” de la economía. Algo muy conveniente para un hombre de negocios como él, que gobierna uno de los estados brasileños que más impulsa proyectos REDD+ en el país.
Sin duda, es loable crear conciencia a través de días festivos o semanas dedicadas a causas importantes. El 20 de noviembre, por ejemplo, Brasil celebra el Día Nacional de Zumbi y de la Conciencia Negra. La fecha conmemora el día en que murió, en 1695, Zumbi dos Palmares, líder quilombola (3) y uno de los mayores referentes de la lucha contra la esclavitud y por los derechos de la población negra de Brasil.
La importancia de este día, fruto de la lucha del movimiento negro en el país, no está solo en crear conciencia sobre este importante capítulo de la historia brasileña, sino, sobre todo, en intentar revertir la perpetuación y los efectos del racismo estructural, que existe hasta hoy en el país. Efectivamente, crear conciencia es un paso fundamental para construir una sociedad justa e igualitaria. De ahí la relevancia del día de la 'conciencia'.
Desde esta perspectiva, la semana de 'concientización' sobre los créditos de carbono distorsiona el significado y la importancia de generar conciencia. Concientizar sobre un mecanismo que ha demostrado ser ineficaz y que, además, tiene un carácter colonial, racista y patriarcal (4), no solo es insólito, sino también indignante. REDD+ ha provocado división interna y conflictos en las comunidades indígenas, quilombolas y muchas otras. Ha transformado los bosques, algo sagrado para los pueblos, en un mero cálculo de carbono.
La idea de hacer negocios y lucrar con el caos climático está cada vez más presente en las conferencias sobre el clima, lo que las convierte en un simple foro de negocios. El gobierno de Indonesia, por ejemplo, llegó a la COP30 con 90 millones de créditos de carbono 'en el bolsillo' (procedentes, entre otros, de proyectos de conservación de bosques) para vender al mejor comprador. Con ello, esperaba obtener casi 1.000 millones de dólares. (5) Sin embargo, ese mismo gobierno, que públicamente se presenta como protector de los bosques y paladín de la acción climática a través de los créditos de carbono, está llevando a cabo uno de los mayores proyectos de deforestación del mundo, el Proyecto Estratégico Nacional Merauke, con graves impactos sobre los pueblos indígenas de Papúa (6), así como un programa energético que inundará vastas extensiones de bosques en Borneo. Lo que aparenta ser una contradicción, no lo es; en realidad, desvela la verdadera lógica del mercado de carbono: la destrucción continúa, acompañada de una falsa idea de 'compensación'.
Estos ejemplos evidencian la crucial importancia de denunciar y concientizar sobre los actos y prácticas de gobiernos como los de Indonesia, Brasil, Japón, Noruega y muchos otros, que promueven y lucran con los mecanismos del mercado de carbono al mismo tiempo que sacrifican los territorios y las comunidades que de ellos dependen. En este sentido, una importante contribución viene de la Cumbre de los Pueblos, un espacio que se celebró en Belém y reunió a 70.000 personas de organizaciones y movimientos sociales de Brasil y otras partes del mundo. (7) La declaración final de la Cumbre de los Pueblos advierte, por ejemplo, que el modo de producción capitalista es, de hecho, la principal causa de la continua destrucción de la vida en general, incluyendo la de los bosques; y que las supuestas ‘soluciones’ como REDD+ y el más reciente Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por su sigla en inglés) no hacen más que perpetuar la destrucción de los bosques y agravar el caos climático.
Precisamente sobre este nuevo mecanismo se centra uno de los artículos de este boletín. El texto presenta las principales críticas al TFFF, planteadas por movimientos sociales, organizaciones y colectivos de todo el mundo que se suman a la creciente resistencia contra este proyecto. Aunque se promociona como algo complejo de entender, repleto de jerga y ecuaciones del mercado financiero, el artículo muestra que el TFFF tiene una lógica muy simple: se trata, una vez más, de un mecanismo diseñado desde arriba para enriquecer al Norte Global a costa del Sur Global. Para quienes deseen entender mejor por qué oponerse a este nuevo mecanismo que es más de lo mismo, recomendamos la lectura.
Desde Tailandia, un artículo recoge el testimonio del colectivo Nam Sap Kham Pa Lai Conservation Group sobre cómo los proyectos que forman parte de este catálogo de falsas soluciones verdes, avalados en foros globales como las COP, amenazan a su comunidad. Relata cómo la organización colectiva ha sido crucial para hacer frente a proyectos de reforestación, minería y, más recientemente, un parque eólico, que ponen en riesgo tanto el derecho de la comunidad a su territorio como el bosque que habitan.
En otro artículo, un integrante del pueblo Bribri, en Costa Rica, critica duramente uno de estos mecanismos falsos que dicen combatir el caos climático: el REDD+ jurisdiccional. El país es uno de los principales referentes en este tipo de programa, pero el texto alerta sobre lo que ocurre entre bastidores: el gobierno ha presionado a las comunidades indígenas para que acepten el REDD+, utilizando como moneda de cambio derechos básicos como la educación y la salud.
Para finalizar, el último artículo presenta las denuncias y reivindicaciones de las comunidades rurales de Mozambique afectadas por las plantaciones de eucalipto de empresas del sector, como Portucel. Organizadas para exigir la devolución de sus tierras, que fueron expropiadas por estas empresas, las comunidades denuncian los impactos sociales y ambientales de este monocultivo, que los empresarios del sector suelen presentar como 'bosque plantado'.
¡Que disfrutes la lectura!

Referencias:
    (1) WRM, 2022. 15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto
    (2) Ley N.º 11260 DE 03/11/2025 (en portugués)
    (3) Las comunidades quilombolas son comunidades negras formadas por un grupo étnico-racial con identidad cultural propia y una trayectoria histórica particular que viene de su resistencia a la esclavitud y la opresión.
    (4) WRM, 2016. Las raíces coloniales racistas de la conservación occidental de los bosques: una mirada a un proyecto REDD en Kenia.
    (5) REDD Monitor, 2025. Indonesia’s carbon trading at COP30 slammed by climate justice activists.  
    (6) WRM. Indonesia: ¡Paren el Proyecto Estratégico Nacional Merauke!  
    (7) Cumbre de los Pueblos, 2025.
Fuente: Boletín WRM 277 15 Diciembre 2025:  Imagen de portada: 'Seller meets buyer': gobierno de Indonesia vende crédito de carbono en la COP 30 -  https://www.wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin/cop30-los-gobiernos-se-unen-a-la-industria-del-carbono-para-promover-acuerdos-sobre-carbono 


 

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