Si el cambio climático «no existe», ¿para qué necesitamos estudiarlo? *
El Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada (España), que lleva un año sobreviviendo con fondos de reserva, ha dejado de recibir apoyo institucional y económico, lo que hace peligrar su continuidad: Vivimos tiempos muy revueltos y, con demasiada frecuencia, somos testigos de la manipulación interesada de la información ambiental. El resultado es que el dato ambiental desnudo, el dato interpretado en un contexto científico o simplemente la percepción de la evidencia por cualquier persona racional son ahora un trofeo de caza de la creciente militancia contra la información veraz y contrastada.
Sirva este breve artículo para plantear el descrédito creciente que sufre la información científica entre ciertos sectores de la sociedad que buscan imponer sus creencias, su desconocimiento o sus intereses no confesables. Estas actitudes les impiden reconocer, o aceptar, la realidad de lo que ocurre, sobre todo si lo que está pasando está relacionado con la gestión que nuestra especie, Homo sapiens, sigue haciendo, de forma ‘poco sapiens’, en un planeta ya sobreexplotado en muchos aspectos críticos.
CLIMÁTICA
Desarrollaremos esta tesis tomando como referencia el caso de Sierra Nevada, donde la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, en colaboración con la Universidad de Granada, puso en marcha hace casi 20 años un ambicioso programa de seguimiento del cambio global para evaluar sus impactos en los ecosistemas nevadenses: el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada (OBSNEV).
¿Qué está pasando en Sierra Nevada?
En Sierra Nevada, gracias al esfuerzo de recopilación de información, reflejado en obras como La Huella del Cambio Global y El Paisaje de Sierra Nevada, disponemos hoy de una visión detallada de los cambios que se están dando en las últimas décadas, que se resumen en:
1 Un calentamiento climático creciente, con precipitaciones reducidas y más variables, así como una consiguiente disminución en la duración de la cobertura nival en las últimas décadas.
2 Cambios significativos en las características biofísicas de los ríos y lagos de montaña, debidos principalmente a los aportes de aerosoles atmosféricos y al incremento de las temperaturas.
4 Cambios en la distribución, abundancia, fenología e interacciones de muchas especies de plantas y animales a lo largo de los gradientes altitudinales.
¿Cómo podemos documentar estos cambios?
Conocer el pasado es clave para entender el presente y anticipar el futuro. Por ello, un trabajo esencial en el OBSNEV ha sido la recopilación y mantenimiento de series temporales de datos lo más extensas posibles en diferentes ámbitos temáticos clave, incluyendo aspectos históricos y socioeconómicos que afectan al territorio. Estas series de datos nos permiten:
• detectar patrones de cambio significativos en variables como temperatura, precipitaciones, flujos de CO2, desplazamientos altitudinales de las especies o pérdida de biodiversidad;
• distinguir entre variabilidad natural y cambios de origen antropogénico;
• alimentar modelos que predicen cómo podrían evolucionar las condiciones climáticas y las respuestas ecológicas en el futuro;
• realizar un seguimiento del estado de salud de los ecosistemas, la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos.
El trabajo del OBSNEV ha puesto de manifiesto que Sierra Nevada, además de ser un laboratorio y observatorio excepcional del cambio global, es también un importante proveedor de servicios ecosistémicos para los 60 municipios que integran el espacio natural, así como para la región árida circundante, a la que proporciona, entre otras muchas cosas, el agua que alimenta sus ríos y acuíferos.
¿Por qué están ocurriendo estos cambios?
Sobre el trasfondo de una variabilidad natural inherente a los sistemas ecológicos, ahora se superponen los cambios globales (con efectos locales) provocados por las actividades humanas. Las evidencias científicas señalan como principales motores de estos cambios al cambio climático global; a los cambios en el transporte y deposición de partículas atmosféricas; a los cambios en el uso del territorio, así como al aumento de intensidad de las actividades humanas.
Todo este trabajo, que nos ha permitido saber lo que está pasando en Sierra Nevada y por qué está pasando, se va a interrumpir porque el OBSNEV ha dejado de recibir apoyo institucional y económico. Esta falta de interés sugiere que los responsables actuales de la política ambiental en Andalucía consideran que la misión que dio origen al OBSNEV, y el despliegue de actividades colaborativas y servicios que ha desarrollado, no son ahora prioritarias. Esta postura implica, de facto, renunciar: al interés por evaluar la capacidad de adaptación de los ecosistemas naturales y antrópicos frente a los impactos cada vez más evidentes del cambio climático; a aplicar el conocimiento científico a la toma de decisiones ambientales, para cumplir con los compromisos en materia de conservación del patrimonio natural y sostenibilidad; y a fomentar la colaboración y participación ciudadana en la conservación de nuestros espacios naturales.
En definitiva, con la desaparición del OBSNEV, se dejarán de realizar las revisiones periódicas del estado de salud de los ecosistemas de Sierra Nevada, lo que supondrá la pérdida de su “historial clínico”. Usando el símil sanitario, solo podremos “acudir a urgencias” cuando surja un problema ambiental grave, en lugar de detectarlo y mitigarlo a tiempo.
¿Qué más nos hace falta para aprender la lección?
Los autores de este artículo son Regino Jesús Zamora Rodríguez, Domingo Alcaraz Segura, Penélope Serrano Ortiz, Javier Martínez López y Manuel Villar Argaiz. Todos ellos miembros del Departamento de Ecología de la Universidad de Granada, excepto Alcaraz Segura, que pertenece al Departamento de Botánica.
* El título de esta nota reproduce literalmente un comentario irónico que recibió un artículo sobre la situación del OBSNEV publicado en el diario ‘El País’ el 11/12/2025.
Fuente: https://climatica.coop/obsnev-sierra-nevada-junta-de-andalucia/

