Verdad y Justicia vs Prudencia y Armonía

Aproximadamente en la época en que los filósofos griegos formalizaron la noción del universo lleno de leyes cuya forma de operar es accesible a la razón, se desarrollaron en China los dos sistemas filosófico-éticos complementarios del confucionismo y el taoísmo.

El confucionismo es una serie de solapados consejos éticos para el manejo correcto de la sociedad. Sus preceptos están basados en la premisa fundamental de que el hombre es una criatura social y, por lo tanto, hay virtud en las relaciones sociales armoniosas. 
Esas relaciones se hacen armoniosas, no por obediencia a principios morales abstractos de validez universal tales como justicia y libertad, sino por el seguimiento exacto de una combinación de etiqueta y ritual prescritos.
El taoísmo, por otra parte, es una filosofía trascendental de moral personal que atañe principalmente a la vida interior más que a las relaciones sociales. 
Sus preceptos están basados en la premisa fundamental de que el hombre es parte de la Naturaleza y que , por lo tanto, su vida debe tomar el camino, o tao, de los sucesos naturales. 
El hombre, al seguir el tao, debe abjurar de todo motivo de lucha y desconfianza, y tratar de alcanzar un estado en el que se encuentre tan libre de deseo y de experiencias sensoriales como sea posible.
Ni el confucionismo ni el taoísmo invocan a Dios (al que, por otra parte, no conocen) o a la eterna razón como fuente de su autoridad, ni tampoco suponen la existencia de ninguna ley natural o derecho del hombre. 
En lugar de eso, ambos sistemas tratan de proporciona al hombre la armonía con su alrededor.
Es decir, en lugar de Verdad y Justicia (valores occidentales), la base moral de la civilización China estaría basada en la Prudencia y la Armonía.

Para saber más: Las paradojas del progreso. Gunther S. Stent.

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