Oleoducto Keystone: Protesta aceptable para la Falsimedia




Mario R. Fernández

Por varios meses este año hemos vivido protestas en muchas partes de América y Europa; sin duda manifestaciones justificadas ante el creciente poder de ricos y poderosos quienes usan sus instituciones creadas o compradas, para reprimir y desprestigiar a todos los que salen a la calle en acción directa y pacíficamente para denunciar atropellos a pueblos y medio ambiente, y robos y saqueos corporativos y financieros. Relevantes, aquí en el norte, fueron las manifestaciones de los y las incansables del pueblo griego, de los y las indignados de España, los y las ocupa de Wall Street -que se extendieron como contagio por todo el territorio norteamericano, y las manifestaciones más pequeñas o grandes del Sur –de los y las estudiantes en Chile y las extremadamente reprimidas del pueblo Mapuche también en Chile, las de los y las campesinos, trabajadores y aborígenes de Colombia, Honduras, Perú y las de los y las trabajadores y pobladores en Argentina.

Pero de todas hubo una protesta que se puede llamar privilegiada aquí en Norteamérica y fue justamente las manifestaciones sobre el Oleoducto Keystone. Y no digo privilegiada porque esta denuncia no sea justa o incluso necesaria, o que muchos protagonistas en ellas no hayan pagado un precio por participar, o que no valga la pena defender el medio ambiente, sino mas bien que la Falsimedia las ha privilegiado con un trato mejor, y esto, pienso porque han servido de válvula de escape y para demostrar un cierto nivel de decencia frente a tanta infamia diaria de desinformación y distorsión de la realidad del mundo. Keystone, de propiedad de TransCanada Corporation, es una fase de expansión del oleoducto ya existente, se trata de la fase 3 y 4, o Keystone XL del proyecto inicial que comenzó el 2008. La expansión de la fase 4 es la causante de la gran polémica y consiste en un tendido de tuberías de 36 pulgadas de diámetro por 1897 kilómetros de largo, con 26 estaciones de bombeo que transportaran crudo sintético y bitumino diluido desde Hardisty en Alberta, Canadá, hasta Steel City en Nebraska, Estados Unidos y de ahí la conexión al sistema que llega a plantas en Port Arthur y Houston al sur de Texas, Estados Unidos. El costo de esta fase junto a la fase 3 es de 7 mil millones de dólares. Keystone XL aumentará la capacidad de este sistema de transporte a 1,3 millones barriles de crudo por día de los 2,5 millones de barriles diarios, incluyendo los productos refinados que importa Estados Unidos desde Canadá. La fase 4 pasa por los estados de Montana, South Dakota y Nebraska y en este último tiene planeado pasar por un área ecológicamente vulnerable que se llama Sandhill y por el acuífero de Ogallala que abastece de agua potable a seis estados de los Estados Unidos. Fue justamente su paso por Sandhill y Ogallala el principal motivo de las protestas.

Fundamentalmente, las protestas se hicieron mayormente en las inmediaciones de la Casa Blanca en Washington DC a partir de agosto de este año; fueron masivas y continuas y produjeron cientos de detenidos. No culminaron sino hasta el 6 de noviembre con más de 10 mil personas protestando. En Canadá en el mes de septiembre y cerca del Parlamento Federal ocurrieron 117 arrestos de activistas y sindicalistas en un día. En los Estados Unidos los participantes han sido mayormente gente joven defensores del medio ambiente que estuvieron acompañados de personajes conocidos del cine, como Mark Ruffalo y Daryl Hannah, esta última arrestada, y con la participación del Premio Nobel de la Paz 1997, Jody Williams. Estuvieron presentes también algunos congresistas que junto a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (Environmental Protection Agency) destacaron su preocupación por el oleoducto y por la producción de crudo a partir de arenas bituminosas de Alberta. Afirmaron que ya 900.000 barriles diarios emiten 36 millones de toneladas de gases invernadero al año, o sea 27 millones de toneladas más que el crudo convencional.

El New York Times, uno de los más importantes representantes de la Falsimedia, se opuso a Keystone XL en sus editoriales dándole a la protesta un aire de legitimidad por lo que logró ser tratada de forma muy diferente a como son tratadas la mayoría de las manifestaciones públicas. Participaron en el debate además personas que generalmente no salen a protestar pero que se definen como liberales y defensores del medio ambiente –fueron "conquistados" en sus corazones y mentes por los manifestantes abiertamente contrarios al proyecto. Estos miembros de la clase media alta, muchos académicos, generalmente en favor de las energías alternativas raramente consideran contradicciones implícitas en estas industrias. Se considera como alternativa al petróleo al, muy de moda, "combustible flexible" (Flex- Fuel) una mezcla de etanol (alcohol etílico) con gasolina. El etanol, cuya producción se ha doblado en cuatro años en Estados Unidos, se extrae del maíz (40% de las plantaciones de maíz de ese país se dedica a la producción de alcohol para combustible de vehículos) y es usado en mezclas que van desde el E10 (10% Etanol y 90% gasolina) al E85 (85% Etanol y 15% gasolina). Es una industria altamente subvencionada por el estado, subvención que si bien este año culminó ya tiene paquetes de regalías en preparación para el futuro, y raramente cuestionada aunque sabemos que exige gran dedicación de terrenos e inversiones, uso de pesticidas, fertilizantes y enormes cantidades de agua y que produce gran cantidad de desperdicios.

Evidentemente la producción de maíz para etanol le quita espacios fundamentales a la producción de alimentos pero además el etanol tiene otros problemas: no se puede transportar por tuberías como los hidrocarburos pues absorbe humedad e impurezas, tiene menos energía que la gasolina al 100% y su uso como combustible no cuenta con consenso de aprobación entre los científicos. En Norte América los vehículos usan normalmente la mezcla E10 y sólo en el Oeste Medio de Estados Unidos algunos vehículos usan el E85. Finalmente, entre las desventajas del etanol está la de su precio, cada día más cercano al de la gasolina –el E85 cuesta U$S 3,02 por galón y la gasolina cuesta U$S 3,18.

Otro combustible alternativo mencionado es el hidrógeno. Sabemos que el hidrógeno puede ser usado como recurso de energía para mover un vehículo -sea como combustible en donde su energía química se transforma en energía mecánica en motores de combustión interna, o en la reacción del hidrógeno con oxígeno en baterías que hacen funcionar un motor eléctrico. Pero el hidrógeno no se encuentra en forma natural; tiene que extraerse mayormente de combustibles fósiles, por lo que es una energía que está muy lejos de transformarse en combustible viable con la tecnología de hoy. Tanto la producción de combustible desde el hidrógeno o el etanol son procesos de alto costo y que requieren de mucha energía en su producción –ya sea en base al carbón mineral o a hidrocarburos, gas natural o petróleo, y por ellos son también contaminantes.

A favor de Keystone XL tenemos indudablemente a las corporaciones involucradas y su área de influencia, así como también a los trabajadores en los estados que el oleoducto pasa, y no sólo a los trabajadores de la construcción sino a muchos otros, básicamente resultado del alto desempleo que sufre Estados Unidos y que es mucho mayor que la ridícula cifra oficial. Otro gran promotor del proyecto es el gobierno de la provincia de Alberta, Canadá, que, contrario a los sindicatos de la construcción y del transporte que han denunciado tanto al gobierno provincial como al federal por permitir y facilitar la exportación en bruto (bituminoso diluido) de un recurso no renovable, exportando gratuitamente todo el valor agregado y los puestos de trabajo que generan normalmente los procesos primario y secundario de la producción de crudo y su refinamiento -como lo prueban otras plantas en actual funcionamiento.

Y a propósito de esto, en Canadá, y a pesar de que la producción de petróleo se ha doblado en los últimos treinta años debido a la explotación de las arenas bituminosas y sus cuatro gigantescas plantas con minas de cielo abierto y de sus 17 plantas usando método "in situ" de extracción, existen hoy solamente 19 refinerías -en comparación con las 40 refinerías que existían en los años 70. Y esto porque muchos productos refinados son importados de otros países, una muestra del proceso general de des-industrialización del Canadá, que se ha convertido cada día màs en un país vendedor de recursos naturales igual que tantos países del Tercer Mundo.

Entonces, tuvimos protestas contra el proyecto Keystone XL con un final más o menos feliz y ampliamente expuesto en la Falsimedia en Norteamérica y el presidente de los Estados Unidos postergaría, supuestamente, la aprobación del proyecto hasta luego de ser reelegido pues no quiere que corra peligro el apoyo de los "liberales" de clase media –esto dicho abiertamente por quienes son cercanos a Obama. Por otro lado, el estado de Nebraska promulgó una ley para desviar la ruta del oleoducto evitando que cruce áreas sensibles en lo ecológico. Sin duda, como se supone, el proyecto se va a ejecutar aunque hayan algunas audiencias que como los debates políticos tanto de los Estados Unidos como del Canadá no son sino ejercicios debidos donde todo está dispuesto y decidido de y donde la audiencia hace "como que participa" y el poder político "hace como que escucha" y la simulación de democracia continúa.

En realidad, la concreción del proyecto era inevitable, sociedades como la canadiense y la estadounidense dependen casi completamente del petróleo y del gas natural como recursos fundamentales de energía y como materia prima en la fabricación de otros productos. Dudar de que una oferta tan ventajosa como la canadiense fuera a ser desaprovechada fuese un ridículo. Esos combustibles y recursos fundamentales han de ser transportados de alguna forma y que mejor para Estados Unidos que una tubería directa a casa, allí mismo donde se crearán refinerías (con ventajosos puestos de trabajo) para procesar el bituminoso canadiense. Además, esos gaseoductos y oleoductos han sido construidos hace mucho tiempo y por mucho tiempo vienen funcionando, por ejemplo, sólo en el área de Chicago llegan cuatro de las principales de esas tuberías y sus estructuras de bombeo. Esta era simplemente una extensión. Sin duda, entre quienes protestaron contra el proyecto hay algunos que efectivamente entienden los problemas de la petro-sociedad en la que vivimos y están dispuestos a vivir de otra manera, consumiendo menos energía, pues tarde o temprano esa ha de ser una realidad que nos tocará la puerta y tendremos que acostumbrarnos a una vida más austera y muy diferente de la presente. Pero hay también ambientalistas que se niegan a entender que han de dejar muchas comodidades y privilegios en cuanto a su consumo de energía diario, y entonces creen, o quieren creer, en alternativas energéticas "mágicas" y en todas las falsas expectativas que promueven las corporaciones y gobiernos involucrados en negocios de "energías." Hay además otros, quizás la mayoría de la población en Norteamérica que siguen indiferentes a los desafíos que existen, controlados a lo mejor por el doble discurso dominante y por su limitada participación y creatividad.

Todo un sistema de estados y sus gobiernos a favor del "desarrollo" y del "crecimiento," plantean que usar crecientemente más energía es el camino correcto puesto que menos demanda significa "crisis económica." Es todo lo contrario de lo que tendría que suceder: un plan de conservación de recursos naturales que son finitos y están cercanos a su extinción. Pero mientras sigamos bajo la influencia y el control de una red de ricos y sus instituciones, muchos netamente especuladores, la lógica no ha de primar, sino la premisa de que nada ha de detener la acumulación de riqueza, ni siquiera la realidad del fin de los recursos energéticos o del agua.

El resto, aún cuando contrarios, seguiremos siendo ineficaces en detener esto y por lo tanto cómplices contra nuestra voluntad de una percepción nefasta del mundo.

 (especial para ARGENPRESS.info)

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