Argentina / Carpinchos: Con esta gente nunca se sabe
Comenzar la mañana teniendo que limpiar la computadora, la libreta de anotar, el atado de cigarrillos, la lapicera y la mesa, no es forma de empezar el día. Todo mojado del café que acabo de escupir en una carcajada inevitable por haber entrado a mirar tonterías en YouTube. ¡Los carpinchos habían sido todo un asunto! Y nos pusieron como sociedad al borde de una crisis social inesperada y dramática, de ribetes impredecibles: Tan importante es el asunto que generó miles de memes, de videos curiosos, de recomendaciones, cuidados, consejos ¡y hasta de canciones! y no es para risa. Hasta National Geography le dedicó una nota. Así que aquí estoy, limpiando por haberme reído como todo un ignorante.
Por Fabián Restivo
El video en cuestión es de una señora de “Nordelta” que, con más rencor que pena, graba a los animalitos mientras despotrica contra los proteccionistas: “Divino eh, pagando 3 lotes de expensas para que (los carpinchos) destrocen todo el jardín. Esto para los proteccionistas. Quiero que-se-los-lle-ven-a-sus-jar-di-nes. Que se los lleven a sus jardines, eso quiero.” Dicho así, con el tono perentorio de separar en silabas como una forma de orden a ser obedecida. Y carga contra “Los que protegen a los animales. Quiero simplemente que los reubiquen en otro lugar, porque esto ya se urbanizó y cuando las ciudades se urbanizan, los animales que no son domésticos se-tras-la-dan”. La señora propone una suerte de remaque paqueta de los mapuches de Lago Rosario, porque bueno... quien dice mapuches, dice carpinchos. El tema es que le dejen su jardín libre de invasores porque “esto es lo que hacen. Rompen sistemáticamente el alambrado, entran y rompen el jardín.” Sin duda la amable señora piensa que los únicos carpinchos -que sabe dios cómo fue que llegaron ahí, o quien los trajo- son los únicos carpinchos en el universo mundo. Y que todos vivimos en jardines.
Hay que tener en cuenta que a la pobre señora le tocó en desgracia tener plata para comprar estos tres lotes, y esto no es justo. Porque para algo una paga y tiene derechos. Igual es una suerte que se quiera dedicar a su jardín, y no sea, por ejemplo, ministra de seguridad.
Igual no pude dejar de imaginarme a Cristóbal Colón diciendo “¡el continente se nos llenó de indios! E imaginar a los carpinchos como los pingüinos de Madagascar, escondidos en los juncales, espiando y esperando a que las doñas y los señores terminen de sembrar, mantener y cortar el pastito, construir la pileta y ver que allí será su solar para secarse con los últimos rayos de la tarde (se sabe que el sol del medio día daña la piel y arruina el pelaje) después de haber nadado plácidamente en la pileta, porque en el rio el tránsito de las motos de agua son un peligro. Todo mientras festejan haciendo la plancha, que al fin llegó la civilización.
Ahora bien, resulta que la urbanización es una cuestión entre colonizar y no dejarse invadir y parece que algunos andan entendiendo que la famosa batalla cultural es de acciones y no de palabras. Y se está armando el tole tole, porque que no faltó quien diga que ante la falta de algún humano que se anime, los carpinchos nos representan; llegaron para vengar al pueblo ante las oligarquías colonizadoras, invasivas, avasalladoras y comprapátrias. Y entonces la nueva batalla política (que aún no se dirime) es definir si los carpinchos son del FIT o peronistas. Los radicales dijeron que ya verán. La batalla, como no podía ser de otro modo, se dio en una empresa privada llamada Twitter, incluso pasando por alto que le cambiaron la razón social. El gobierno nacional, dicen que dijo que es un asunto entre privados y que entre privados el mercado se regula solo. Pero igual se armó una manifestación piquetera que llegaron marchando por la vereda, hasta que un ignoto señor con actitud de heredero apareció con una carpetita de cartulina, color caca de bebé y mostró unos documentos.
Resulta que esas 1600 hectáreas fueron compradas en el año 1972 por una bicoca, o como me dijo un viejo vecino de Tigre: “la compraron a precio de gallina muerta”. Los datos de los compradores no asombran: una empresa de dragados y obras portuarias, y un supermercado. El que imaginó allí un enorme barrio chetísimo fue Ivan Astolfoni inspirado en las Villes Neuves de París, desde donde por aquellos años, Claudia Sánchez nos recordaba que fumar LM marcaba tu nivel.
Ante la oleada de tuits, dicen que el presidente Javier Milei, que sabe hacer plata con y sin plata, se reunió con los emprendedores a proponerles una idea win win: si cazan a estos animalitos, les darían un poco de calma a estas pobres familias y podrían poner una fábrica de alpargatas de carpincho, que hoy se venden a $100.000 el par.
Mientras tanto allí pasa de todo. Uno que le convidaba asado con un tenedor a un carpincho, un carpincho tomando mate, otro nadando tranquilamente en una pileta.
Un medio argentino hablo de “superpoblación” de estos enormes bichos, mientras National Geographic dijo que los carpinchos solo tratan de recuperar un territorio que les había sido invadido. Que ese era su humedal natural desde hace milenios y que por algo su nombre científico es hydrochoerus hydrochaeris. Palabras que en griego significan agua (Hydros) y chancho (choiros).
Pero no se lo digan a la señora, no sea que quiera deportarlos por portación de nombre y esto, que ya es bastante grave, escale a un conflicto internacional. Que con esta gente nunca se sabe.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/799855-con-esta-gente-nunca-se-sabe