Los acaparamientos de tierra expanden la frontera de la agricultura industrial

En una nueva base de datos, GRAIN documenta casi 500 casos de acaparamiento de tierras por todo el mundo.


En 2015, el planeta alcanzó tasas “alarmantes” y “sin precedentes” de cambio climático, según Naciones Unidas—y 2016 está encaminado a convertirse en otro año en que se baten los récords anteriores. Severas sequías, por ejemplo, han detonado devastadoras carencias en los suministros de agua y alimentos en India, el Pacífico y en África oriental y del Sur. Pero otro factor, anota la organización GRAIN, está amplificando tanto el cambio climático como sus impactos: el persistente azote del acaparamiento de tierra, que se profundiza.
 
A partir de la investigación de 2008 que puso el acaparamiento de tierras en la discusión mundial, GRAIN publicó una nueva base de datos documentando casi 500 casos actuales de acaparamientos de tierra por todo el mundo. Los casos abarcan 78 países, cerca de 94 mil millones de dólares en inversiones relacionadas con más de 30 millones de hectáreas de tierra agrícola (un área cercana al tamaño de Finlandia).
Algunos de estos egregios negocios con tierra, que aparecieron en la locura de inversiones que siguió de la crisis alimentaria y financiera del 2008, ya redujeron el tamaño de sus ambiciones o ya colapsaron del todo. Por ejemplo, el asesinato del líder libio Muanmar Gaddafi puso fin a un proyecto libio en Malí que implicaba 100 mil hectáreas de arroz.
Sin embargo, estos fracasos en los acuerdos de negocios con tierras no son necesariamente motivo de celebración en torno al fenómeno de acaparamiento global de tierras, dado que los que continúan encarnan “iniciativas duras para expandir las fronteras de la agricultura industrial”.
Es típico que estos negocios duros tengan acceso al financiamiento, y convoquen el respaldo de los funcionarios de los gobiernos local o nacional y llegaron para quedarse. Uno de los efectos de esto es que pueden ser muy intratables. Mucho de la expansión de la palma aceitera en África conducida por asiáticos cae en esta categoría, como también la entrada de los fondos de pensión y los conglomerados de comercio en las inversiones con tierras agrícolas.
En la mayoría de los casos, estos acaparamientos de tierra acaparan también el agua —concediendo a las compañías extranjeras el acceso a las principales fuentes de agua de las comunidades locales. Estos acaparamientos ocurren en regiones con abundancia pero también en regiones con escasez de agua. Como anota Ange David Baimey, de GRAIN: “Está ocurriendo un aterrador número de engullimientos de agua ligados al acaparamiento de tierras en áreas donde ya hay intensos conflictos por el agua o río arriba de comunidades dependientes del agua como en proyecto del río Lurio en Mozambique”.
Conforme estos negocios intensifican los conflictos, se instala una represión violenta. Los activistas de los derechos agrarios son encarcelados, los periodistas son hostigados y asesinan rutinariamente a líderes campesinos e indígenas.
Lo que es peor, muchos de estos negocios se remodelan como “inversiones responsables”, y las compañías y los inversionistas se tornan expertos en los nuevos (y casi totalmente voluntarios) lineamientos relativos a la adquisición de tierras, además de inventar algunos lineamientos propios. Esta “diligencia debida”, sin embargo, es tan sólo una fachada casi siempre.
Si existe algún motivo de optimismo éste yace en el tremendo impulso en pos de una resistencia global, movilizaciones locales y una solidaridad internacional que se aglutinan en contra del acaparamiento de tierras. Los campesinos, los jornaleros, los grupos de migrantes, los pescadores, pueblos indígenas, pastores y otros comienzan a converger para enfrentar el problema en múltiples frentes, al tiempo que desarrollan nuevas estrategias de resistencia. Este nuevo informe con su base de datos son recursos y herramientas para estas luchas.

El informe y la base de datos están disponibles en: https://www.grain.org/e/5607
Contacto: Carlos Vicente, Buenos Aires - Email: carlos@grain.org



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