¿Y si en vez de llamarlo «efecto invernadero» lo llamáramos «efecto Casa Blanca»?
Pongamos las cosas claras: el mayor destructor del planeta es Estados Unidos. El documental ‘El efecto Casa Blanca’ subraya esa evidencia sin necesidad de testimonios de expertos, sólo recurriendo a un material de archivo demoledor. Hace más de 30 años, el presidente Bush padre prometió luchar contra el calentamiento global. Ya sabemos en qué quedó esa promesa: En 1988, Estados Unidos sufrió una ola de calor sin precedentes que propició una sequía devastadora. Hubo decenas de muertos y cosechas arruinadas. La ciudadanía empezaba a familiarizarse con el concepto de «efecto invernadero». El consenso científico era abrumador. Por aquel entonces, nadie en su sano juicio osaba desafiar el inexorable peso de las matemáticas: 2 + 2 son 4 y el aumento de las temperaturas se debe a la quema de combustibles fósiles. «Da igual si los cálculos los hacemos de un modo o de otro. Del derecho, del revés o de lado. Los resultados son siempre los mismos. Sabemos que el efecto invernadero es real», avisa...