Agrocombustibles: colonialismo ecológico



El actual debate sobre agrocombustibles ilumina aspectos profundos sobre el modelo de desarrollo de la sociedad actual. El bajo rendimiento energético de los ‘biocombustibles’, nos da una pista sobre la realidad que se esconde detrás de este negocio.

Por una parte un reforzamiento del poder de los grandes propietarios y las multinacionales, y de otra la necesidad de las sociedades del Norte en cuanto a crecimiento del nivel de consumo; estaríamos hablando entonces de una apropiación de la producción primaria neta de las plantas terrestres por parte de las sociedades opulentas.
Los agrocombustibles desarrollan un modelo agrícola basado en el monocultivo, lo que provoca graves problemas medioambientales como la destrucción de la fertilidad de los suelos, la contaminación del agua debido a la utilización de plaguicidas, la deforestación de amplios territorios para aumentar las superficies de cultivo y la destrucción de ecosistemas que generan vida.
Este modelo supone la destrucción de la agricultura campesina, expulsando amplias poblaciones del medio rural hacia los barrios marginales de las ciudades o, en algunos casos, la masacre de pueblos indígenas. Se destruye así la riqueza cultural generada por las comunidades en todo el planeta.
El uso sostenible de la tierra implica 'autolimitación', por desgracia, la mayoría de la sociedad sigue abrigando la nefasta ilusión de que milagrosos avances técnicos evitarán que tengamos que cambiar los dispendiosos ‘estilos de vida’ basados en el sobreconsumo de energía y materiales.

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