Máquinas y el principio de máximo rendimiento


Nuestro mundo actual en su conjunto está en camino de convertirse en una máquina. No solamente porque hay tantas máquinas y aparatos (políticos, administrativos, comerciales o técnicos) o porque estos desempeñan un papel tan determinante en nuestro mundo. Sino porque el mundo entero se está subordinando a la razón de ser de todas las máquinas, esto es, el principio de máximo rendimiento.

Todas y cada una de las máquinas necesitan mundos alrededor que garanticen este máximo. Y lo que necesitan lo conquistan. Cada una de las máquinas necesita un 'imperio colonial' de servicios (compuesto por personal auxiliar, de servicio, consumidores, etc.) que a su vez se basa en este principio de máximo rendimiento.
La sed de acumulación de máquinas es insaciable. En este proceso, las máquinas arrinconan como carentes de valor y nulos todos aquellos fragmentos del mundo que no se pliegan a la co-maquinización por ellas exigida; o expulsan y eliminan, como si de desechos se tratara, a quienes, incapaces de prestar servicios al imperio de las máquinas amenazan esta expansión.
La máquina original se expande y se convierte en la 'megamaquina'. Y esto, el mundo en tanto que máquina, es realmente el estado técnico-totalitario al que nos dirigimos.

Para saber más: Nosotros, los hijos de Eichmann. Günther Anders

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