Día Mundial de lucha contra la Desertificación





El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación de este año se centró en el tema: Conservar el suelo y el agua = Asegurar nuestro futuro común..
Durante la mayor parte del siglo pasado y particularmente desde el final de la Guerra fría, el mundo ha sufrido un cambio paradigmático que ve la seguridad expandirse más allá de la noción de la protección de las naciones soberanas de actos hostiles. La seguridad es en estos momentos una noción que lleva consigo el asegurar la libertad de la gente y que reconoce el desarrollo sostenible como una parte del proceso.
La desertificación, la degradación de la tierra y la sequía amenazan esta seguridad humana al despojar a la gente de sus formas de vida, mediante la privación de los alimentos, del acceso al agua, de los medios para la realización de actividades económicas e incluso de sus propios hogares. El fracaso de las políticas y el cambio climático ponen más presión si cabe sobre el suelo. Cuando no se puede garantizar el agua potable o el suministro de alimentos, las poblaciones migran frecuentemente a zonas donde creen que pueden encontrarlos. Las estimaciones más recientes indican que el número de desplazados medioambientales ronda entre los 17 y los 24 millones de personas en todo el mundo. Está previsto que de aquí al año 2050 unos 200 millones de personas tendrán que migrar debido a cuestiones medioambientales.
Respondiendo a la desestabilización de la seguridad del suelo
El concepto de seguridad del suelo hace referencia al hecho de que los procesos de desertificación, degradación de la tierra así como a prolongados periodos de sequía afectan en gran medida a la de vida de las personas y en algunos casos extremos la ponen en peligro. La degradación de la tierra puede en el peor de los casos debilitar la seguridad nacional y regional y forzar a las poblaciones a abandonar sus hogares. Si esto supone una amenaza a la seguridad, interna, nacional o regional depende del contexto específico pero los expertos han identificado la correlación existente entre desertificación y los conflictos. Dicha evidencia sirve para confirmar que la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía suponen una preocupación global aunque pese a que suelen estar limitadas a una escala territorial.
Para que la comunidad internacional se ocupe efectivamente de la cuestión de la seguridad del suelo se deben entender dos conceptos diferentes pero interrelacionados. Uno es el asegurar el suelo y el otro es asegurar la seguridad.
Asegurar el suelo se refiere a aumentar la sensibilización de la política global sobre los efectos de la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía en la vida de las poblaciones. Desertificación significa degradación de la tierra en las zonas secas como consecuencia de las variaciones climáticas y de las actividades humanas entre otras. En muchos países con zonas secas, la lucha contra la desertificación y la promoción del desarrollo es prácticamente la misma cosa debido a la importancia social y económica de los recursos naturales y la agricultura. Luchar contra la desertificación necesita por lo tanto ser reconocida como el punto de partida para la reducción de la pobreza y la protección de los ecosistemas. Si se reconocen completamente estos puntos, la consecuencia natural sería que la seguridad del suelo se convertiría en parte de las políticas nacionales e internacionales de desarrollo. Esto ayudará a dar al concepto la atención que se merece.
Asegurar la seguridad se refiere a unas estrategias proactivas a corto, medio y largo plazo para enfrentarse a la inseguridad del suelo y a los efectos relacionados con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Con el fin de poner en práctica estas estrategias, las Síntesis sobre Desertificación de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio reconoce la primacía del enfoque local y la buena gobernanza territorial pero recomienda también tener en cuenta los enfoques regionales y globales. A escala regional, se debería fortalecer la gestión de ecosistemas. Las inversiones en capital humano y social mejorarán el conocimiento sobre la función de los ecosistemas y como se deberían gestionar, lo que lleva a una mejor comprensión de la fragilidad y la flexibilidad de los diferentes ecosistemas. A una mayor escala, se debería compartir la gran cantidad de tecnología, ingeniería y conocimiento en el mundo y entregar los beneficios a todos los actores involucrados.
El partenariado global como el mejor método para luchar contra los efectos de la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía.
Un estudio de la CNULD sobre el tema recomienda un enfoque en dos direcciones. Por un lado, los políticos y las instituciones necesitan actuar a nivel global para poder promover la sostenibilidad a largo plazo de los servicios ecosistémicos. Su cooperación con las organizaciones regionales y los actores nacionales aseguraría medidas concretas para fortalecer la seguridad del suelo. Igualmente importante es la participación de todos los actores involucrados a todos los niveles desde abajo hacia arriba. Particularmente se debe involucrar a las mujeres con sus experiencias sobre las condiciones locales del suelo. Las mujeres poseen las redes sociales primarias en el interior de sus familias y comunidades. Educan a sus hijos en la gestión de recursos y son las responsables de la gestión del suelo. Para optimizar la lucha contra la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía, la mujeres deben participar en la toma de decisiones a todos los niveles en las instituciones nacionales, regionales e internacionales. Además, el conocimiento científico y técnico deberá ser utilizado para aumentar la sensibilización sobre la degradación del medioambiente y el cambio climático.
Ya es hora de que la seguridad del suelo consiga la atención como una cuestión de seguridad. El partenariado global entre científicos, agencias internacionales, organizaciones de la sociedad civil y gobiernos es clave para reconocer a la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía como una amenaza creciente para la seguridad. Está claro que la inseguridad del suelo empuja a la inseguridad humana. La CNULD se encuentra en primera línea de los esfuerzos internacionales para luchar contra la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía, promoviendo el desarrollo territorial como un factor para la cohesión social. Una de sus fines estratégicos es mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas.
Asegurando el suelo y la seguridad, sus vidas se verán mejoradas y el futuro común estará asegurado. www.ecoportal.net
iAgua http://iagua.es

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La desertificación amenaza la seguridad humana
16-06-09 Por Norberto Ovando

La Asamblea General de las Nacionales Unidas, en una resolución del 19 de diciembre de 1994, proclamó el 17 de junio como “Día Mundial de Lucha contra la desertificación y la Sequía”. Este día marca el aniversario de la adopción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
Argentina suscribió en 1994 esta Convención de las Naciones Unidas, ratificada en 1996 por el H. Congreso de la Nación, mediante el dictado de la Ley 24.701. Este año se centrará en el tema: Conservar el suelo y el agua = Asegurar nuestro futuro común.
Cómo afecta
La desertificación afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva.
La Desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. También es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.
El Banco Mundial estima que a nivel global, el ingreso anual que se pierde en zonas afectadas por la desertificación es de 42.000 millones de dólares cada año, mientras que el costo anual para luchar contra la degradación de la tierra costaría sólo 2.400 millones al año.
La degradación de la tierra conlleva hambre y pobreza, obligando, a las personas que viven en las zonas amenazadas por la desertificación a trasladarse a otros lugares para encontrar otros medios de sustento.
Cómo se desencadena
Entre los principales factores que desencadenan esta situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos, que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de repetidos incendios forestales. Concentración de la actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de regadío.
La desertificación no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales.
Cifras
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación da estas cifras:
- Más de 110 países cuentan con tierras secas potencialmente amenazadas por la desertificación. África, Asia y América Latina son los continentes más amenazados por la desertificación.
- En la República Argentina, las zonas áridas (tierras secas), semiáridas, y subhúmedas secas representan el 75% de la superficie total del país.
- América Latina y el Caribe representan para el mundo una cuarta parte de las zonas desérticas y áridas con 250 millones de hectáreas afectadas por la desertificación.
- Se estima que un quinto de la población del mundo enfrenta a diario los problemas asociados al impacto de la desertificación.
- Un tercio de la superficie terrestre (4.000 millones de hectáreas) está amenazada por la desertificación.
- Más de 250 millones de personas se hallan directamente afectadas por la desertificación.
- Alrededor de mil millones de personas, en más de cien países, están en riesgo.
- Cada año desaparecen 24.000 millones de toneladas de tierra fértil.
- El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo, ya están degradadas.
Actuar contra la desertificación
Reforestar, de ser posible con especies autóctonas ya que los árboles desempeñan diversas funciones: ayudan a fijar la tierra, actúan como cortaviento, mejoran la fertilidad de la tierra, ayudan a absorber el agua durante las fuertes lluvias y reducen los impactos negativos del cambio climático.
Desarrollar prácticas agrícolas sostenibles sabiendo que las zonas áridas albergan una gran variedad de especies que también podrían ser productos comerciales importantes como las plantas medicinales. La biodiversidad de la agricultura debe conservarse. La sobreexplotación de la tierra se podrá frenar si se deja "respirar" al suelo durante un cierto período, sin cultivos ni pasturas para el ganado.
Pensar en no seguir desarrollando el modelo agropecuario dominante, que genera prácticas dañinas sobre el medio ambiente natural y social, debido a que no se diseñó pensando en el interés nacional, sino en una obsesión agro exportadora que conduce a la destrucción de la biosfera y a su desertificación.
Conclusión
El proceso de desertificación tenemos que abordarlo, y ahora que se está viviendo una crisis alimentaria más que nunca tenemos que preservar los suelos tan valiosos implementando y buscando medidas innovadoras para garantizar una agricultura sustentable en todo el planeta.
La investigación científica, combinada con el conocimiento tradicional, debería estar integrada por políticas y estrategias destinadas al desarrollo sostenible.
Los gobiernos deben emprender un programa sostenido de lucha contra la desertificación que fomente la recuperación de áreas que han sido degradadas, que combata la pérdida de suelos y se promueva el restablecimiento de la vegetación. www.ecoportal.net
Norberto Ovando - Vicepresidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN – Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la UICN. Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP.

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