Los árboles que necesitamos
George Woodwell y Jeff Wells
The Guardian
De acuerdo, lo sabemos. Está cambiando las bombillas, sellando las grietas del ático, buscando un coche más pequeño e intentando conducir menos. Actualmente, casi todos estamos familiarizados con la necesidad urgente de hacer todo lo posible de quemar menos petróleo, usar menos energía y reducir el calentamiento global. Pero también están los bosques. ¿Qué está haciendo con respecto a los bosques?
Los bosques juegan un papel importante en la ecuación del clima. La deforestación produce aproximadamente el 20% del total de emisiones globales de efecto invernadero. Las perturbaciones industriales en los bosques exacerban el calentamiento global. Cuanto más se perturba el bosque, más carbono se libera. Afortunadamente, los norteamericanos tienen una gran oportunidad de ayudar a gestionar el clima, simplemente gestionando y protegiendo los bosques. Este complejo problema fue abordado de modo incompleto en el Protocolo de Kioto. Los reglamentos para las emisiones de los bosques y los incentivos para reducirlos todavía están siendo negociados. Los bosques y el cambio climático son enfatizados continuamente por los científicos que asesoran a Naciones Unidas.
Hasta la fecha, el énfasis se había puesto especialmente en los bosques tropicales, pero los bosques septentrionales deben formar parte de la discusión. Los descubrimientos presentados recientemente en el UN Forum of Forests demostraron que proteger los bosques tanto en los trópicos como en el norte es una herramienta efectiva para prevenir las emisiones que podrían acelerar la perturbación climática. Los bosques de Norteamérica juegan un gran papel en esa gran ecuación global.
El bosque boreal que rodea el Polo, incluyendo grandes franjas del norte de Canadá y de Alaska, es la región con bosques más grandes del mundo. Este bosque almacena más carbono por acre que cualquier otro ecosistema, lo que lo convierte en el almacén de carbono terrestre más grande del mundo. También es importante el complejo de bosques de coníferas en los montes de latitudes inferiores, especialmente en Estados Unidos.
En Estados Unidos, gran parte de los bosques de coníferas son de propiedad pública y podrían dejarse aparte, protegidos inmediatamente por interés público, por la política gubernamental. Debería hacerse así. Esto daría a entender al mundo que esa nación está abordando en serio la perturbación climática. En Canadá, con su gran almacén de carbono del bosque boreal, el potencial es todavía mayor. Rivalizando en tamaño con la pluviselva amazónica, el bosque boreal proporciona además reservas globalmente importantes e insustituibles de agua dulce y es el hábitat de enormes y saludables poblaciones naturales, incluyendo millones de caribús migratorios y miles de de millones de aves migratorias.
Más de 1.500 científicos internacionales, dirigidos por autores galardonados con el Nobel que son autores del International Panel on Climate Change, han recomendado que al menos la mitad del bosque boreal canadiense sea protegido de nuevas perturbaciones.
Recientemente, Canadá ha progresado mucho en la protección de la región boreal. Incluyendo algunos de compromisos conservacionistas más grandes de la historia del mundo. Los pueblos indígenas tienen un gran papel que jugar en dar forma a estos logros.
El Primer Ministro canadiense, Stephen Harper, ha jugado un papel decisivo en la protección de al menos 30 millones de hectáreas de bosque boreal en los territorios del noroeste de Canadá. Además de ayudar a la protección del cambio climático, estas medidas han incluido algunos de los nuevos parques nacionales más grandes del mundo.
El Premier de Ontario, Dalton McGuinty, ha prometido la protección permanente de 55 millones de acres de bosque boreal. Este compromiso estuvo motivado en gran parte por la oportunidad de proteger los enormes almacenes de carbono del bosque. El Premier de Québec, Jean Charest, recientemente ha aislado 4,5 millones de acres y ha establecido para su provincia un objetivo similar de protección de la mitad de su bosque boreal. Si lo hace, serían 100 millones más de acres los protegidos en Québec.
Todavía queda un largo camino para llegar a la recomendación científica de proteger al menos la mitad del bosque boreal canadiense. Pero el compromiso reciente de proteger esas vastas reservas de carbono es una contribución significativa a la lucha contra el cambio climático.
La normativa internacional debería reconocer la importancia de la protección de nuestros bosques septentrionales y proporcionar incentivos para avanzar en el futuro. Los gobiernos norteamericanos se encuentran en una posición excelente para realizar y promover esas acciones tanto en sus países como en el exterior. Presionar a nuestros gobiernos a que realicen esas acciones es un paso más que pueda dar. Ahora mismo.
Traducido para Globalízate por Almeida Torre http://www.globalizate.org/guard290609.html
Artículo original:
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/cifamerica/2009/may/19/boreal-forest-climate-change