Europa cazará más ballenas que Japón
En Europa, los planes apuntan a que se cazarán más ballenas que en Japón, país al que todos solemos mirar cuando de masacres en el océano se trata. El diario inglés The Guardian señala que Noruega, Dinamarca e Islandia proponen cazar 1.478 ballenas en 2009, mientras que Japón se propone cazar 1.280. Es decir, en Europa se cazarán 20% más ballenas que el año pasado.
Islandia y Noruega son los únicos países que cazan ballenas comercialmente en Europa, lo cual infringen una moratoria mundial de 23 años de antigüedad que fue introducida para preservar las poblaciones de ballenas amenazadas.
Noruega propone cazar 885 ballenas minke, mientras que Islandia permitirá la caza de un total de 350 ballenas. Dinamarca aplicará a la caza de 245 ballenas en nombre de los cazadores inuit de Groenlandia, territorio semi autónomo que forma parte del reino. Lo más curioso es que la mayor parte de la carne de ballena que se obtenga de estas cazas será vendida en Japón.
Fuente: ecologiablog
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New Scientist condena la presunta caza científica de ballenas
Escrito por Sea Shepherd Conservation Society
A una semana del 61º encuentro de la Comisión Ballenera Internacional, la prestigiosa publicación científica New Scientist ha publicado un artículo explicando el porque las actividades balleneras de Japón no son investigaciones.
La Sea Shepherd Conservation Society lleva cuestionando durante dos décadas la validez científica de esta supuesta investigación.
Esta investigación no es nada más que una capa para las actividades balleneras comerciales. La caza ballenera japonesa es una operación criminal en violación al Tratado de la Antártica, las regulaciones de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES) y otras numerosas regulaciones internacionales.
New Scientist: Porque las actividades balleneras de Japón no son investigación
17 de junio, 2009 Por Nichola Raihani y Tim Clutton-Brock Enlace http://www.newscientist.com/article/mg20227136.100-why-japans-whaling-activities-are-not-research.html
En 1986, la Comisión Ballenera Internacional impuso una moratoria sobre la caza comercial de ballenas para permitir la recuperación de los stocks. Sin embargo, la prohibición en curso permite a las naciones miembro a concederse permisos especiales para matar ballenas bajo propósitos de investigación científica con la condición que la carne de ballena sea utilizada tras la recopilación de información.
Únicamente Japón mantiene un permiso especial. Su programa actual de investigación, que empezó en el 2000 y está dirigido por el Instituto Japonés de Investigación de Cetáceos (ICR), propone matar al año más de 1000 ballenas en el Antártico y oeste del Pacífico norte. Los objetivos señalados son determinar la estructura de la población y hábitos alimenticios de varias especies de ballenas, incluyendo los rorcuales y ballenas de Sei, con el fin de gestionar los stocks.
Japón ya ha sido ampliamente criticado por su caza ballenera que generalmente es vista como una operación de caza ligeramente disfrazada. Con el encuentro inminente 2009 de la CBI, merece la pena ensayar los argumentos contra la caza ballenera científica.
Aunque los primeros resultados de Japón aportaron información útil, los avances recientes en las técnicas no letales tales como las biopsias significa que la información ahora puede obtenerse sin tener que matar ballenas. De la misma manera, ya no es necesario matar ballenas para saber lo de lo que se han estado alimentando dado que puede determinarse a través del ADN de las muestras de heces.
El impacto científico de la investigación es igualmente limitado. Relativamente poca investigación se publica en las revistas arbitradas comparado con los programas de investigación sobre otros mamíferos marinos tales como los delfines. Según el ICR, la caza de ballenas científica ha presentado 152 publicaciones en revistas arbitradas desde 1994, sin embargo únicamente 58 documentos fueron publicados en revistas internacionales, el resto fueron informes de la CBI o artículos publicados en revistas nacionales, principalmente en japonés. La mayoría de los hallazgos no circulan entre la amplia comunidad científica y el fracaso en someter los documentos a una revisión imparcial presta a cuestionar el valor de muchos de estos folletos.
También ha sido cuestionado que los resultados de la caza científica de ballenas sean útiles para la gestión de los stocks. El comité científico de la CBI ha afirmado explícitamente que los resultados generados por el Programa de Investigación de Ballenas Japonés en la Antártica (JARPA) ‘no era necesario para la gestión’.
Investigaciones independientes demuestran que la información puede sobreestimar la abundancia de ballenas en más de un 80 % (Marine Ecology Progress Series, vol 242, p 295).
Finalmente, dado que existe considerable variación en la capacidad de recuperación de la merma para distintas poblaciones de ballena (Marine Mammal Science, vol 24, p 183), el valor de la investigación para el entendimiento de las poblaciones fuera de la Antártico y Pacifico norte occidental, que puede que un día sean reconsiderados para la caza comercial de ballenas, es limitado, lo que fundamentalmente socava la justificación para la caza científica ballenera.
Nichola Raihani se encuentra en el Instituto de Zoología en Londres.
Tim Clutton-Brock es Profesor Prince Philip de Ecologia y Biología Evolucionaria en la Universidad de Cambridge
Fuente: Sea Shepherd Conservation Society Trabajo de Traducción:Ocean Sentry - www.oceansentry.org