¿Estamos preparados para hacernos cargo de salvar el planeta?
Empezaría haciendo una diferenciación que considero importante. Desde mi punto de vista, sin ser un especialista en la materia y teniendo en cuenta que posiblemente ni los mas versados expertos estén totalmente seguros, asumiré que tecnológicamente el ser humano está en condiciones de lograr que el clima del planeta se mantenga dentro de un margen en el que pueda conservarse la vida, de una forma relativamente similar a como la conocemos. Si no fuera así, ya no tendría sentido establecer si como sociedad estamos preparados para hacerlo. Debemos además tener en cuenta que hay en el mundo casi 200 países y que incluso dentro de cada país hay sociedades diferentes, con distintos modos de vida, cultos, pensamientos, estructura social y diferencias hasta en los valores mas profundos. Entonces hablamos de miles de sociedades, todas con diferencias entre si, algunas incluso absolutamente substanciales. Teniendo en cuenta esa heterogeneidad tan impresionante, suena bastante lógico que la constante expansión natural de la mayoría de esas sociedades provoque fricciones y hasta choques o enfrentamientos en los lugares, físicos o espirituales donde los pretendidos derechos de una, se superpongan a los de otra u otras. Así es que el mundo se encuentra en constante conflicto. Cuando no es en una región, es en otra; cuando no es un país, es otro cuando no es un motivo, es otro. Hasta ahí, todo es comprensible, hasta lógico. El verdadero problema radica en que en una gran cantidad de casos no hemos podido resolver esos naturales reacomodamientos de sociedades que se encuentran en constante movimiento, de una forma pacífica, ambientalmente sustentable, y buscando el mayor bienestar. Posible para todos. Las sociedades mas avanzadas, las mas evolucionadas, no son las que cuentan con los mayores adelantos tecnológicos, con las armas mas destructivas, sino las que han desarrollado una conciencia mas ecológica y solidaria. Las que han comprendido que en la guerra todos pierden, que en la paz, en el pensamiento colectivo, en el cuidado de los recursos naturales, en tratar que el conjunto pueda tener una vida digna, todos ganan. El hecho de que aun siga habiendo sociedades que carecen en su comportamiento colectivo de un modo de vida y sobre todo de un modo de pensar la vida comprometido con el beneficio colectivo, mas allá del beneficio personal, hace que sea muy difícil encontrar puntos de concordancia a nivel mundial para tomar las medidas necesarias para revertir el proceso de cambio climático. El atisbo de esperanza, la luz al final del túnel es que las personas están cambiando, la conciencia colectiva está cambiando, las sociedades se encuentran en un proceso de evolución. Estamos ahora en una especie de carrera entre la evolución de la conciencia colectiva y la acelerada degradación de este hermoso planeta, el único lugar del que disponemos para nuestra vida.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio Ecoportal