Energía y América Latina: por ahora, un amor poco renovable




Autor: Julio Godoy (IPS)


Los países de América Latina tendrán que impulsar con mayor énfasis las energías renovables, si un nuevo acuerdo internacional climático determina que las fuentes alternativas deben crecer en el escenario energético mundial. Brasil lidera el desarrollo de energías renovables en la región, en tanto que naciones como México, Perú, Chile y Argentina dan pasos lentos para transformar su matriz energética.

"El proceso de transición hacia las energías renovables es lento, porque enfrenta muchas barreras. No es el momento más adecuado para esas energías", dijo a IPS el argentino Daniel Bouille, vicepresidente de la no gubernamental Fundación Bariloche, dedicada desde 1963 a la investigación científica en desarrollo humano, calidad de vida, energía, filosofía y ambiente. 

Junto a delegados gubernamentales, de organismos internacionales y empresarios de todo el mundo, Bouille asistió al Foro Global de Energías Renovables, organizado en la ciudad de León, a unos 350 kilómetros de la capital mexicana, por el gobierno de este país y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi). 

La reunión sirvió para analizar los asuntos políticos, financieros y tecnológicos más importantes del sector. Según el informe "Renewables 2007 Global Status Report", en 2006 las fuentes renovables aportaron 18 por ciento al consumo total de energía, incluyendo la biomasa tradicional, las hidroeléctricas grandes y "nuevas" energías renovables como la hidroeléctrica pequeña, la biomasa moderna, la eólica, la solar, la geotérmica y los biocombustibles. 

Pero la proporción de las renovables "nuevas" fue de 2,4 por ciento, mientras que 13 por ciento del consumo total de energía en 2006 correspondió a la biomasa tradicional, es decir la quema de madera. 

"Tiene que haber un cambio en los patrones de consumo y producción de energía. Hay que diversificar e invertir. En Brasil, logramos una matriz energética limpia", declaró a IPS André Aranha, director del Departamento de Energía del Ministerio de Relaciones Exteriores. 

En la Conferencia Internacional sobre Energías Renovables, escenificada en la ciudad alemana de Bonn en 2004, América Latina y el Caribe presentaron la "Iniciativa latinoamericana y caribeña para el desarrollo sustentable", que establecía alcanzar 10 por ciento de toda la energía producida a partir de fuentes renovables en 2010, logro ya superado por la región. 

En 2008 la inversión en energías renovables se cifró en 155.000 millones de dólares, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). América del Norte atrajo 30.100 millones y América del Sur, 12.300 millones de dólares, casi el doble de la cantidad de 2007, que fue de 7.600 millones de dólares. 

Pero la actual recesión económica redujo el monto global de inversiones del sector en 40 por ciento este año, según la Onudi. Sólo en México, unos 25 proyectos se encuentran parados por falta de financiamiento. 

"Hay una ausencia de mecanismos específicos de financiamiento para investigación y desarrollo en energías renovables. Ya hay un marco legal, pero nos agarró una crisis económica muy fuerte", dijo a IPS la mexicana Isabel García, directora de la Fundación Emisión, que trabaja en pro del uso de combustibles biológicos como el etanol de caña de azúcar. 

La recesión y las bajas cotizaciones internacionales del petróleo parecen desmotivar las inversiones en energías renovables, a pesar de la necesidad de buscar mecanismos para reducir la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, como el dióxido de carbono, que contribuyen al aumento de la temperatura del planeta. 

Brasil genera 85 por ciento de su electricidad mediante centrales hidroeléctricas. El gobierno planea la construcción de otras siete generadoras en la selva amazónica. 

A ello se suma el descubrimiento de grandes yacimientos de hidrocarburos en aguas profundas del océano Atlántico, que podrían frenar el desarrollo de fuentes limpias, si bien su exploración y explotación es muy costosa y llevará varios años. 

En octubre, el Congreso legislativo mexicano aprobó la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables, que regula su producción y su uso final. Actualmente, ocho por ciento de la energía producida en el país deriva de fuentes diferentes al petróleo, como el viento, la geotermia y los recursos hídricos, y el objetivo es llegar a 2012 con una proporción de 26 por ciento. 

En Argentina, hay leyes que regulan la generación solar y eólica y para el fomento del uso de fuentes renovables. El propósito es que esas opciones abastezcan ocho por ciento del total de la demanda en 2016. 

En Chile, la Ley de Energía Renovable establece que las generadoras de electricidad con capacidad superior a los 200 megavatios deberán llegar a 2024 con 10 por ciento de su energía generada de fuentes renovables, en un esquema por etapas. 

En Perú, la ley respectiva, vigente desde 2008, determina que cinco por ciento de la electricidad generada en el país debe provenir de fuentes renovables, en un plazo de cinco años. 

"No hay recetas. Cada país debe proceder según sus propias capacidades", comentó a IPS el ecuatoriano Luis Sotelo, asesor del Ministerio de Energía. El gobierno de ese país ejecuta un proyecto para sustituir la generación térmica por otras modalidades menos contaminantes. 

Las energías renovables afrontarán un fuerte desafío en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se desarrollará en la ciudad danesa de Copenhague en diciembre y de la cual debe surgir un nuevo acuerdo internacional de reducción de emisiones de gases invernadero con metas que entrarían en vigor en 2013, cuando expiren los plazos del Protocolo de Kyoto. 

Este protocolo, vigente desde 2005, establece un régimen obligatorio de disminución de emisiones atmosféricas de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre para los países industriales que lo ratificaron. 

Esas 37 naciones incluidas en su Anexo I están obligadas a abatir sus emisiones de gases invernadero a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990, antes de 2012. 

El contenido referido a las fuentes renovables sería muy explícito en el nuevo acuerdo, según los expertos consultados. 

A la conferencia danesa, la comunidad internacional llegará con la creación de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés), establecida en la ciudad alemana de Bonn el 26 de enero y que ya tiene 137 miembros. México se incorporará próximamente. 

"El rol de las renovables va a depender de las decisiones políticas de los estados. Soy optimista en que el nuevo acuerdo haga una fuerte alusión a ellas", señaló Bouille. 

En la región, Brasil y México encabezan las emisiones de dióxido de carbono en la región. Uno de los puntos más polémicos de las negociaciones climáticas se refiere a incluir a estos y otros grandes países en desarrollo, como China, India y Sudáfrica, en un esquema de reducciones obligatorias como el establecido hasta ahora para las naciones industriales. 

La reforma al sector petrolero mexicano, aprobada en octubre de 2008, incluye la creación de un fondo de promoción de fuentes renovables por unos 200 millones de dólares y otro para investigación tecnológica y capacitación, por unos 300 millones, que, empero, todavía no están establecidos. 

"Con las alternativas energéticas se puede reducir la dependencia de los combustibles fósiles y diversificar las fuentes limpias y sostenibles", apuntó García. 

La previsión es que la inversión mundial en renovables llegue a los 450.000 millones de dólares en 2012 y a 600.000 millones en 2020.

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