"No podemos salvar a los chimpancés si nos desentendemos de la pobreza





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La primatóloga inglesa Jane Goodall trabaja en más de 20 comunidades, con el acento puesto en proteger a la gente.

Por: Valeria Román



Jane Goodall llegó al África a los 26 años. Convivió y estudió a los chimpancés en Tanzania durante cuarenta años. Se encariñó tanto que quiso desacelerar su extinción, pero se dio cuenta de que la solución no estaba sólo en cuidar mejor a los animales. "No podemos salvar a los chimpancés si nos desentendemos de la pobreza", dijo ayer a Clarín la reconocida especialista en primates, que visita esta semana Buenos Aires como disertante en el XIII Congreso Forestal Mundial.

A partir de sus investigaciones sobre los chimpancés, Goodall puso su mirada en las condiciones de vida de las comunidades humanas que estaban cerca. "Si alguien se encuentra frente al dilema de cazar animales en el bosque o morir, es entendible que se decida por lo primero. De esta forma empecé a trabajar para que se protejan los chimpancés pero también a la gente, para que no tenga la necesidad de matar a los animales para obtener dinero con la venta", explicó Goodall, sentada en una sala especial para la prensa. El congreso es organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), junto al Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

La primatóloga, nacida en Londres hace 75 años, es hoy una mujer que irradia paz a cada instante. No usa un tono dogmático para expresar sus ideas. Sus palabras fluyen en voz baja, pero con pasión. "Los chimpancés, los humanos y el resto del ambiente están conectados. No podemos dejar de lado la alimentación y la salud de la gente. Y el mismo concepto puede aplicarse a los monos que hay en la Argentina, como los carayaes".
En 1977, creó su propio instituto (www.janegoodall.org) para promover la conservación de los chimpancés, que son los seres vivos más cercanos evolutivamente a los humanos. En Tanzania, trabaja con más de 20 comunidades locales para hacer que la gente genere proyectos sustentables que no afecten a los chimpancés. "Son proyectos que surgieron a partir de necesidades locales". Consisten en dar información sobre planificación familiar y anticonceptivos, educación para los hijos, y se crean planes de manejo del bosque, por los cuales se decide qué áreas se van a proteger. Su instituto también desarrolla proyectos en Uganda, Sierra Leona, República del Congo, y Guinea.

Aclaró que no cae como si fuera en un "paracaídas" para llevar "soluciones mágicas" a las comunidades. Por el contrario, colabora para que cada villa encuentre respuestas propias que puedan impulsar el desarrollo social y económico de la mano de la conservación del ambiente. Da microcréditos especialmente a mujeres para emprendimientos sustentables pequeños.

Goodall, que es mensajera de la paz por las Naciones Unidas y está de viaje 300 días cada año, postuló en un trabajo científico publicado en la revista Nature en 1999 que los chimpancés tienen cultura. Un sacrilegio para algunos antropólogos. "Si uno define a la cultura como la adquisición de conocimiento y su trasmisión a los hijos, los chimpancés tienen cultura".

¿Habría que hacer una declaración universal de sus derechos, como algunos ambientalistas proponen?, le preguntó Clarín. "La Declaración de los Derechos Humanos está vigente desde 1948, pero la realidad es que se violan diariamente. Lo importante es que hoy debemos respetar a los chimpancés, y hacer una diferencia".

clarin.com

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