Europe Écologie: el caso de un Objeto Político No Identificado




Autor: Florent Marcellesi

En unas elecciones europeas marcadas por una fuerte abstención, una victoria clara de las derechas, el varapalo de la social-democracia y unos resultados agridulces para la izquierda anticapitalista, el movimiento verde europeo ha conseguido aumentar de 43 a 53 eurodiputados su representación en la Eurocámara, consolidándose como la cuarta fuerza política del hemiciclo. Una parte de los buenos resultados verdes del 7 de junio de 2009, que según Daniel Cohn-Bendit “ha sido el Día D de la ecología y las políticas medio ambientales en Europa”, se deben al impresionante éxito de la candidatura ecologista francesa.


Este conglomerado de verdes y afines, Europe Écologie, aporta 14 eurodiputados al Grupo Verde europeo, tras haber obtenido 16,28% en los comicios, a tan solo unas décimas del Partido Socialista que les adelanta a nivel estatal por muy pocos votos. Ante el éxito de esta coalición heterogénea, “más que un partido, menos que una red” según la secretaria nacional de Les Verts Cécile Duflot, es interesante analizar con más detenimiento la realidad de este OPNI —Objeto Político No Identificado— y su capacidad de perdurar en el tiempo, así como preguntarse si este modelo es reproducible en el Estado español. 

1. Europe Écologie como ensayo del partido-red de la ecología política 

Según su propio manifiesto fundacional,i Europe Écologie se define como un "espacio abierto a todos y todas las que luchan por las condiciones de vida, de trabajo, de salud, de paz, entre los seres humanos y la preservación de la biodiversidad […], que creen en un proyecto europeo democrático, respetuoso con su ciudadanía y su medio ambiente, […], que quieren construir una alternativa ecológica, condición imprescindible a la justicia social y al mejor-vivir juntos”. Más allá de este planteamiento algo lógico para una plataforma ecologista, añade que Europe Écologie reúne a "ciudadanas y ciudadanos conscientes y activo/as, militantes asociativo/as, sindicales y político/as". Sin duda, ésta es la característica principal de este agrupamiento que en la práctica se ha desarrollado por un lado en torno a una columna vertebral financiera y territorialmente estructurada, Los Verdes franceses, y por otro sumando a militantes independientes de renombre del panorama ecologista francés asociativo, sindicalista, etc..ii u otras organizaciones como “Régions et Peuples Solidaires”.iii Este dream team consiguió juntar en una misma candidatura a defensores de una visión más liberal-libertaria del ecologismo (como Cohn-Bendit) y a otros con un enfoque más antiliberal como José Bové quién reiteró durante la campaña que “la ecología no es compatible con el capitalismo”.iv Pienso que esta alianza de diferentes corrientes de la ecología más allá del eje izquierda/derecha clásico y en torno al eje productivista/antiproductivista —llamado a jugar un papel cada vez más estructurante y determinante— es algo más que coyuntural y refuerza la tesis de la existencia de un modelo autónomo de ecología política.v 

En este marco, Europe Écologie ha tenido la capacidad de organizar una estructura flexible y ligeravi basada en diferentes tipos de compromiso (militantes verdes, individuos y otros colectivos no afiliados, etc.), llegando a pasar en pocos meses de “un partido verde donde la democracia interna es muy exigente, casi procedimental, a algo borroso donde las legitimidades de aparato se mezclan con las legitimidades individuales”.vii Esta flexibilidad ha permitido conseguir un apoyo indirecto, casi ambiguo, de las organizaciones ecologistas a través de la presencia como independientes de personas utilizando abiertamente su etiqueta de “ex responsable” de una de esas organizaciones (véase la nota 2). Tras la gran desilusión de las asociaciones ecologistas a raíz del Grenelle del medio ambienteviii que les llevó a asumir la necesidad de llevar su lucha directamente a través de la vía política, es una inflexión importante en el ámbito ecologista en cuanto a las relaciones movimiento social / movimiento político. 

Por otro lado, Europe Écologie se ha caracterizado por su capacidad de trabajar en red a través de las tecnologías de la información y comunicación. En unas elecciones europeas en las que Internet ha sido la primera fuente de información del electorado francésix, la campaña en la Red de Europe Écologie, inspirada en la de Barack Obama, ha sido reconocida como la más creativa. Apoyada en una gran variedad de soportes web (lip dub, second life, skyblog, facebook, twitter, etc.) y dejando mucha libertad a sus “ecologeeks” (eco-activistas online), ha conseguido llegar a un público que suele estar más desconectado de las campañas electorales clásicas. Además, superando el formato clásico de una web de partido —comunicación unilateral hacia el exterior mediante artículos y comunicados—, a través de una red de páginas dinámicas e interactivas, el espacio virtual ha servido de soporte para los debates entre firmantes del manifiestox y de herramienta de movilización y de organización para las personas candidatas y militantes.xi 

Sin olvidar que las elecciones europeas han sido históricamente favorables al muy europeísta movimiento verde, pienso al igual que Andrea Lanaia que el mensaje político —principalmente en torno a la “conversión verde” de la economía—, de Europe Écologie ha constituido “su valor añadido como propuesta electoral”. De hecho, “en lugar de perderse en abandonarse al anti-sarkozismo visceral o repetir los mantras de condena de los modelos ultraliberales como base de la crisis […] han sabido hablar de Europa, ligando las preocupaciones tradicionales de la izquierda en materia económica y social con la dimensión medioambiental y ética”.xii El conjunto de la campaña ecologista —formado por su estrategia de apertura y flexibilidad y este contenido positivo y esperanzador— ha permitido ampliar el espectro habitual del electorado verde. Asimismo, además de encabezar el voto en las profesiones intermedias e intelectuales, Europe Écologie encabeza también el voto de los y las asalariadas e incluso —lo que rompe los viejos esquemas que oponen el antiproductivismo al empleo— consigue el primer voto progresista en el mundo obrero delante del Partido Socialista, del Frente de Izquierdas o del Nuevo Partido Anticapitalista.xiii 
2. Europe Écologie: ¿un modelo “sostenible”.... 

Tras este éxito electoral que ha superado cualquier expectativa, Europe Écologie, o mejor dicho su sucesor, tiene varios retos tanto políticos como organizativos. Por un lado, se trata de pensar la continuidad que se dará a esta nebulosa ecologista y, de cara a las elecciones regionales del 2010, de gestionar el éxito electoral de mejor manera que en 1999.xiv A nivel de contenido, se anuncia un nuevo manifiesto que tendría que abrir la puerta a la redacción de un programa siguiendo las pautas de las europeas: positivo, concreto y abierto a las aportaciones de los movimientos sociales. A nivel estratégico, parece mayoritaria la idea de reeditar el reparto en las listas de un 50% de personas afiliadas a los Verdes y otro 50% de no afiliadas así como la apuesta por la presentación de listas en solitario para la primera vuelta y fusión de listas en la segunda. Con el objetivo de arrebatar la presidencia de algunas regiones al partido socialista, se encontrarán seguramente de nuevo sobre la mesa las alianzas de segunda vuelta entre los partidarios de extender los posibles pactos al centro o los que piden seguir privilegiando a los partidos tradicionales de izquierdas. 

Por otro lado, a nivel interno y organizativo, tras la disolución de la asociación Europe Écologie (creada solamente para concurrir a las elecciones europeas), queda por inventar una estructura X-Écologie capaz de dar consistencia a un concepto todavía muy borroso y de acoger en su seno a nuevos integrantes. Mientras unos sueñan con un modelo federal a la imagen del MAS boliviano que agrupa a una diversidad de movimientos sociales, la cuestión de la democracia interna del “rassemblement” sigue siendo una tarea pendiente. Evocando a Amartya Sen y criticando el formato clásico y etnocéntrico de partido donde predomina la cultura del jefe, las corrientes internas o los apparachik, Pascal Durand —director de campaña de Europe Écologie— propone otra forma de legitimidad democrática que no solo proviene de las urnas sino también del consenso y de la confianza mutua. Aunque queda por definir estas buenas intenciones, existe cierto acuerdo para superar el partido tradicional y evolucionar hacia lo que podríamos llamar un “partido-red” acorde con los retos del siglo XXI. 
3. ...¿y reproducible?: ¿es posible una “Europe Écologie a la española”? 

Dada la cada vez más fuerte europeización del espacio político, es normal que la dinámica de Europe Écologie provoque también en el Estado español un debate tanto en el mundo ecologista como en los movimientos alternativos sobre su idoneidad y la posibilidad de reproducirlo. 

Ante todo, no se pueden obviar los factores estructurales y coyunturales que permitieron hacer realidad tanto la dinámica preelectoral como los resultados de Europe Écologie y que no se dan del mismo modo en el Estado español. Primero, tal y como lo apunta Alain Lipietz, Europe Ecologie no es un partido, pero al mismo tiempo utiliza un partido (Les Verts) como núcleo de servicio para asegurar la coordinación y el seguimiento.xv Sin embargo en España, las estructuras políticas verdes realmente existentes no tienen el asentamiento institucional, los recursos económicos o las redes de militantes necesarias para pretender jugar un papel semejante a Los Verdes en Francia. Segundo, se han juntado varios factores en Francia que pusieron la ecología en el centro de la atención mediática y política: el pacto ecológico de Nicolas Hulot en 2007xvi, el Grenelle del medio ambiente en 2008 —y su efecto colateral que sirvió de acicate para el salto del mundo asociativo al político— o la película Home proyectada dos días antes de los comicios. Tampoco se termina de vislumbrar en España un escenario algo similar. Sin embargo, al igual que en el resto de Europa es posible ver la crisis económica como una oportunidad histórica para hacer de la reconversión verde de la economía un pilar del proyecto de los nuevos movimientos transformadores e ir analizando en la agenda política los factores que aportan identidad y cohesión al movimiento ecologista.xvii 

Al mismo tiempo, no cabe duda de que una dinámica que permita aumentar la masa crítica del movimiento verde, sacarle de su marginalidad política y establecer puentes más fuertes entre el movimiento ecologista social y el político sería una buena noticia para quienes creen en la autonomía de la ecología política en el tablero socio-político. En un momento marcado por la voluntad de renovación y apertura de un nuevo ciclo para el espacio verde español que cerraría años de división y fragmentación, pienso que ciertas características de Europe Écologie sí se pueden trasladar, puesto que dependen principalmente de la propia capacidad del movimiento verde a repensar su modelo organizativo y su estrategia socio-política. Así, es perfectamente factible plantear por un lado una estructura flexible y en red que permita la incorporación de personas o colectivos con varios tipos de compromiso. Por otro lado, y al tener en cuenta el momento de crisis y cambio que están viviendo los movimientos transformadoresxviii, depende también en gran parte de los diferentes actores de la ecología política poner en marcha un proceso de acumulación de fuerzas en el Estado español. Este proceso podría agrupar a ciudadano/as y activistas de todos los horizontes (político, asociativo, sindicalista, del mundo intelectual, etc.), en busca de un espacio alternativo a nivel autonómico y estatal, y que se apoya en la fuerza y el auge del movimiento verde europeo. 

Por supuesto, esta “Europe Écologie a la española” tendría que inventar su propio modelo adaptado a la realidad ibérica caracterizada según Ángel Valencia y en comparación con otros países europeos, por una “menor conciencia medioambiental en la ciudadanía, una política medioambiental meramente adaptativa a las exigencias de la política comunitaria, una influencia pequeña de los movimientos verdes en la sociedad [...] y, por último, una serie de intentos abocados por ahora al fracaso de vertebrar un partido ecologista”xix similar a países como Alemania, Francia, Holanda, etc. Sin pecar de optimismo y a sabiendas de esta realidad y de estos parámetros específicos el movimiento verde va a tener que desarrollar su propia Europe Écologie para probar, al igual que en Greciaxx, que no hay fatalidad y que, a su manera, la ecología política en el Sur de Europa también tiene futuro. 
*Florent Marcellesi (fmarcellesi@no-log.org) es coordinador del Centro Ecopolítica (http://ecopolitica.org/), miembro de Bakeaz (http://bakeaz.org/) y del comité de redacción de la revista francesa de ecología política EcoRev’ (http://ecorev.org/). Además de escribir para diferentes publicaciones, tiene una intensa actividad en el movimiento verde vasco, español, francés y europeo. Es actualmente coportavoz de Berdeak-Los Verdes (http://berdeak.org/) y coportavoz de la Coordinadora Verde del proceso de Hondarribia, espacio de convergencia por la refundación del espacio verde en el Estado español (http://hondarribiaverde.org/).

Artículo publicado en el número 211 de la revista Hika 
Notas: 

iEl manifiesto de Europe Écologie está disponible en http://www.europeecologie.fr/appel

Fuente: portaldelmedioambiente.com

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