MOZAMBIQUE: Viendo el agua pasar
Por Zenaida Machado
MAPUTO, oct (IPS) - A menos de 100 kilómetros de la segunda represa más grande de África, varias mujeres caminan con sus bebés sujetados a sus espaldas y llevando cubetas de agua sobre sus cabezas. Avanzan lentamente, cansadas, y mientras cae la noche, desaparecen en la oscuridad que tiñe las rojas arenas del desierto.
"Uso este camino desde que me casé y vine a vivir aquí, hace 10 años. A veces tengo que hacer fila durante horas hasta que encuentro agua. Cada dos días salgo de mi casa a las cuatro de la mañana y vuelvo a descansar cuando ya cae el sol", explica Benedita Cadeado, de 32 años y madre de tres hijos. Cadeado camina alrededor de 20 kilómetros desde su pequeña aldea en las cercanías de Songo para llegar al lugar más cercano con un grifo público. Y luego regresa también caminando. "Siempre transporto agua con tres contenedores de 20 litros, suficientes para abastecer a mi familia durante dos días. Eso me obliga a bajar y subir la montaña tres veces al día. Ya estoy acostumbrada. Nos movemos en grupos, para que la distancia de la carretera hasta mi aldea parezca más corta", agregó. A lo largo de esa misma carretera, en medio del bosque que envuelve las montañas de Mozambique atravesadas por el río Zambezi, se extiende la majestuosa Cahora Bassa. Es la segunda central hidroeléctrica más grande de África. La represa situada en el distrito del mismo nombre, en la occidental provincia de Tete, tiene sus oficinas centrales en la aldea de Songo. Allí hay casas con piscinas y jardines bien irrigados. Los restaurantes y las estaciones de servicio se ubican a lo largo de carreteras asfaltadas construidas especialmente para brindar confort a los residentes que trabajan en la represa. La electricidad de Cahora Bassa no cubre a toda la cuenca donde está la aldea de Songo, y ni siquiera a todo el distrito. "Nos dijeron que producía energía. Pensé que esa casa grande (la represa) sólo podía guardar agua. El año pasado nos dijeron que Cahora Bassa ya no pertenecía a los portugueses y que ahora era nuestra. Y que por eso finalmente tendremos electricidad en casa. Todavía estoy esperando", explicó Cadeado. En noviembre de 2007, Mozambique asumió el control total de la represa de manos de Portugal, tras décadas de negociación. Desde la independencia de este país africano en 1975, los portugueses retenían 82 por ciento del control de la planta. Sin embargo, los habitantes de Songo aún no tienen electricidad. Dependen de paneles solares, velas o lámparas de aceite. Mientras, ven cómo la vecina Sudáfrica compra lo que debería ser su electricidad. Esa energía es transferida a lo largo de más de 1.000 kilómetros, mientras que, a menos de 100 kilómetros de la central, la población no tiene luz. El agua de la represa solamente cubre un área muy pequeña en torno al embalse. La mayor parte de la población de Songo usa el río como fuente de agua para beber y lavar. En la aldea, como en la mayoría de los distritos en torno al río Zambezi, la población depende de la pesca y la agricultura. Ambos medios de supervivencia son afectados cuando el río se desborda, lo que ocurre anualmente. Saliendo de Songo, unos 60 kilómetros corriente abajo, la aldea de Changara presenciará en 2011 la construcción de otra importante planta hidroeléctrica: la de Mphanda Nkuwa. Se prevé que esa represa ocupe 100 metros cuadrados, y se cree que será una solución para la actual escasez de energía en parte de la región de África austral. "Sufrimos todavía muchos apagones. Una represa como la de Mpanda Nkuwa en Mozambique ayudará a mejorar la distribución de electricidad en la región", aseguró Phera Ramoeli, de la Secretaría del Agua de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), cuyo mandato es garantizar una distribución justa de los recursos hídricos en toda la región La nueva planta producirá 1.350 megavatios. Mozambique consume unos 900, suficientes para dar luz a unos 400.000 hogares. La represa de Cahora Bassa, también en el río Zambezi, ya genera más de 2.000 megavatios, principalmente suministrados a la firma Eskom en Sudáfrica. Ramoeli dijo que la planta de Mphanda Nkuwa ayudará a prevenir inundaciones y promoverá el desarrollo en áreas aledañas al río. "Se puede ver cuánta agua fluye en las cataratas de Victoria. Necesitamos hallar maneras de usar esa agua en beneficio de la población local. Si se administra bien, puede impulsar el desarrollo de las personas que viven en el área del río Zambezi", explicó Ramoeli. Sin embargo, ambientalistas mozambiqueños se manifiestan en contra de la construcción de la planta, diciendo que esto sólo empeorará las condiciones de vida de la población de Changara y otras aldeas al otro lado del Zambezi. "La construcción de la represa de Mpanda Nkuwa obligará el reasentamiento de más de 1.400 pequeños agricultores a los que les informó muy poco sobre su situación futura", señaló la organización Justicia Ambiental. Los activistas sostienen que este país ya tiene suficientes represas que, de ser bien manejadas, podrían brindar beneficios considerables a la población hasta ahora marginada de los beneficios de la planta de Cahora Bassa. "La construcción causará fluctuaciones en el nivel del río Zambezi, ya afectado por al represa de Cahora Bassa, perjudicando la actividad pesquera, el tráfico fluvial y la agricultura en la cuenca, volviendo a la población más vulnerable a desastres como sequías, inundaciones y hambrunas", alertó Justicia Ambiental. La organización también planteó que la comunidad local debería estar informada sobre los riesgos de que se construya una planta en un área de terremotos. La represa de Mphanda Nkuwa se edificará en el centro del país, cerca del distrito de Machaze, en la occidental provincia de Manica. Este lugar fue epicentro de un terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter en 2006.