Puerto Pirámides: Récord Sucio





Los lectores denuncian que en Puerto Pirámides se gastaron 500 mil litros de agua potable, transportada en camiones desde una estancia cercana. Que hay 24 retretes, para un ingreso de 15 mil personas según dicen las autoridades. Que el servicio de recolección de residuos está colapsado y otras cositas más. Un verdadero récord.

Las cifras que difundió el Gobierno, siempre optimista y siempre superando registros históricos, disparó de inmediato una polémica acerca de la calidad de los servicios en Puerto Pirámides, el impacto de multitudes sobre el medio ambiente y una discusión sobre si deben considerarse o no turistas a los miles de jóvenes de la región que eligen la villa como un centro de diversión para el fin de semana.

A ese debate inicial, se le podría sumar otro. ¿Adónde van a parar los fondos que ingresan por el cobro del cánon de acceso a la Península Valdés, quién lo administra, a cuánto asciende la suma y cómo se gasta?

Eso, solamente para no entrar en otra discusión más profunda, como podría ser el preguntarse si hay algún estudio más o menos serio de impacto ambiental, que mida el efecto del paso de esas multitudes en un terreno que es Patrimonio Natural de la Humanidad, al menos en los papeles.
Pero como acá todo es alegría, "vamos por más", aunque el más no sea del todo bueno, ni del color del que lo pintan los que venden espejitos. Eso sí, de colores y en las portadas.

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Pingüinos Negros


La falta de control y la sobrecarga de visitantes que sufrió Puerto Pirámides y celebró el Gobierno, volvieron a plantear las irregularidades que soportan las áreas protegidas de la provincia, donde las autoridades parecen no encontrar –o no querer encontrar- políticas turísticas y ambientales adecuadas. Pero no sólo la Villa comandada por Albaini o la controvertida Administración Península Valdés adolecen de controles, también la situación de Punta Tombo genera rispideces entre funcionarios, turistas, ambientalistas y demás yerbas.

Es que el escenario, no cuenta con un sistema de gestión que permita determinar fehacientemente cuantas personas ingresan a la reserva de pingüinos y mucho menos cuánto dinero le dejan ¿a la provincia? esos visitantes.
El manejo de esa caja, cuya recaudación efectivamente llegaría en una caja de cartón a los despachos oficiales, se habría convertido en los últimos meses en un preciado tesoro. La falta de seguimiento y de registro de los ingresos facilitaría el manejo discrecional de esos dineros, convertidos en una auténtica "caja" negra -o un color más o menos parecido- para los usos y abusos de la política.

Los que saben mucho, sostienen que ahora es la Subsecretaría de Turismo la que presiona para que el dinero de esa recaudación tan tentadora, termine en las arcas del organismo que preside Florencia Papaiani, pero sólo el tiempo dirá si es ese el final de su destino.

Rawsonline.com

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