Eucaliptos y pinos en África






En África del sur se concentran plantaciones a gran escala de eucaliptos y pinos, especialmente en Sudáfrica, Swazilandia y Zimbabwe, si bien también se están expandiendo en Mozambique. Hay superficies más pequeñas en Angola, Zambia, Malawi y Tanzania, así como una gran plantación de eucaliptos en República del Congo, establecida por Shell Petroleum en la década de 1990 y ahora de propiedad de la empresa canadiense MagForestry.

La apropiación de tierras por los sumideros de carbono
En varios países africanos – Kenia, Uganda y Tanzania aparecen como los preferidos – se promueve el establecimiento de plantaciones de árboles para que sirvan como lo que se ha dado en llamar “sumideros de carbono”. Los proyectos se basan en la venta de “créditos de carbono” (el carbono que supuestamente absorben los árboles plantados al crecer) a los contaminadores (compañías o gobiernos), quienes pueden aducir que con la compra de esos créditos “reducen” o incluso “neutralizan” sus emisiones de carbono.
Uno de esos casos es el de la empresa Carbon Neutral Company, con sede en el Reino Unido, que ha establecido plantaciones en las montañas del sur de Tanzania. Con este fin, la empresa ocupó más de 10.000 hectáreas de tierra, donde ha plantado especies exóticas de eucaliptos y pinos. (3)
Otros caso es el de la empresa noruega Green Resources, con actividades comerciales en Mozambique, Sudán, Tanzania y Uganda. En el año 2000 la compañía fue muy criticada por la ONG noruega Norwatch. (4) La empresa ya plantó 14.000 hectáreas de pinos y eucaliptos, principalmente. Según su página web, “la empresa tiene más de 200.000 hectáreas de tierra para futuras plantaciones y para conservación”. (5)
Uno de los casos que ha recibido más amplia cobertura – por sus graves impactos sociales – fue el de la fundación holandesa FACE, que en 1994 firmó un acuerdo con las autoridades ugandesas para plantar árboles en 25.000 hectáreas dentro del Parque Nacional Mount Elgon, en Uganda. La Fundación FACE trabaja con Uganda Wildlife Authority (UWA), la agencia responsable de la gestión de los parques nacionales del país. El proyecto UWA-FACE implica la plantación de una faja de árboles de entre dos y tres kilómetros de ancho, dentro mismo de los 211 kilómetros que delimitan al Parque Nacional.
Sin embargo, el proyecto optó por ignorar los derechos y necesidades de los pueblos locales que viven en la zona. Como resultado de ello, y para mantener a los aldeanos fuera del parque nacional, los guardias forestales de UWA han mantenido un régimen brutal en Mount Elgon. En 1993 y 2002, los aldeanos fueron violentamente expulsados del parque nacional y desde entonces los guardias los han golpeado, torturado, humillado, disparado, amenazado y les han destruido sus cultivos. (6)
En resumen, las plantaciones de árboles para sumideros de carbono constituyen otra forma de monocultivo que se traduce en la apropiación de vastas extensiones de tierra, la violación de los derechos territoriales de las poblaciones locales y el despojo de sus medios y formas de vida.
Apoyar las resistencias locales
Con escasas excepciones, el tema de los monocultivos de árboles en África ha recibido escasa atención, tanto a nivel de los países afectados por los mismos, como a nivel regional e internacional. Ello ha hecho que las luchas locales hayan tenido muy poca visibilidad y que hayan recibido escaso apoyo. Los casos de la resistencia en Sudáfrica contra las plantaciones de eucaliptos y pinos, en Camerún contra la palma aceitera, en Uganda contra los “sumideros de carbono” y las luchas en Liberia contra las plantaciones de caucho son algunas de las excepciones que han logrado ser conocidas internacionalmente.
Sin embargo, a poco que se empieza a investigar van surgiendo numerosos casos de resistencia contra estos monocultivos, debido a sus graves impactos sociales y ambientales. En muchas ocasiones la resistencia es imposible debido a situaciones de grave violación de los derechos humanos existentes en ese momento. Sin embargo, la resistencia invisible se vuelve visible una vez que las condiciones cambian y la hacen posible. A modo de ejemplo, luego de décadas de haber perdido sus tierras para la plantación de palma aceitera, comunidades en Togo demandaron el retorno de sus tierras. No conformes con las soluciones aportadas desde el gobierno, decidieron cortar e incendiar las plantaciones. Como resultado, la empresa perdió casi 2.000 hás de plantaciones.
En el marco del proceso actual de proyectos que implican la apropiación de enormes áreas de tierra para la producción de todo menos alimentos (agrocombustibles, celulosa, caucho, madera, carbono), es dable esperar el inevitable surgimiento de numerosos movimientos de resistencia, algunos de los cuales se verán enfrentados a situaciones de grave riesgo. En tales circunstancias, el apoyo externo y la visibilización de las luchas serán cuestión de vida o muerte para las comunidades involucradas.

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