La problemática del agua dulce





Los niveles del mar están aumentando, las tormentas se hacen cada vez más fuertes y descargan mayor cantidad de agua. Por otro lado, existen zonas en las que la escasez de agua y las sequías se hacen cada vez más frecuentes. Todo esto fuerza a los gobiernos y a las compañías privadas a buscar nuevas formas para enfrentarse a los retos de abastecimiento del agua en regiones que carecen de recursos hídricos.
La explosión demográfica de las últimas décadas y las perspectivas de crecimiento de la población a corto plazo han creado una presión sobre los recursos hídricos sin precedentes en la historia de la humanidad. Más de 1.200 millones de personas de todo el mundo no disponen de una provisión razonable y segura de agua potable, y cerca de 2.400 millones de personas no tienen derecho a servicios básicos de saneamiento, las cifras involucran en valores aproximados al 40 por ciento de la población mundial. Cinco millones de personas —la mayoría, niños— mueren cada año por beber agua contaminada.
El problema de la falta de agua para uno de cada cinco habitantes del planeta no es un problema de carencia, sino de mala gestión. Se hace necesario crear una nueva cultura del agua, en la cual se priorice su uso como un derecho humano inalienable y se realice una gestión ecosistémica sustentable de este recurso, en lugar de considerarlo, como se hizo hasta ahora, como un mero producto mercantil. 
El agua se desperdicia en casi todas partes. Hasta que realmente escasea, casi todos los países y casi todas las personas consideran natural tener acceso al agua dulce. Tenemos que dejar de vivir como si tuviéramos suministros infinitos de agua y empezar a reconocer que debemos lidiar con serias restricciones.
Planear el abastecimiento del agua con cabeza es clave para evitar desgracias como miles de muertes, falta de suministro durante las sequías, restricción de energía procedente de presas hidroeléctricas, etc. Así opinan ingenieros ambientales de la Universidad de Massachusetts Amherst, y lo hacen para mostrar su descontento hacia los gestores de los recursos hídricos en los países en desarrollo.
En la actualidad, los problemas se relacionan con la ineficiencia, especialmente por las decisiones en materia de política y tecnología. En los procesos de desarrollo de los sistemas de abastecimiento de agua, se consideró durante mucho años que la tecnología era la solución principal a los problemas, y por consiguiente era necesario transferirla de manera masiva, de los países industrializados hacia los países en vía de desarrollo. Estas tecnologías implantadas, sin tener en cuenta las condiciones locales, fracasaron y tuvieron consecuencias funestas para la población y el ambiente. No funcionaron porque, al parecer, olvidaron que el fin último de la tecnología era que la gente la usara, que funcionara a través del tiempo y que el uso dado por las comunidades, estaba determinado por su contexto sociocultural, económico y ambiental.
La gestión o administración consiste esencialmente en realizar un conjunto de actividades para obtener un resultado y para atender su realización. La gestión del agua requiere, por lo tanto, la determinación de un propósito, la elaboración de una política y planes para realizarlo y la elección de los instrumentos idóneos para ejecutarlos. Se necesita claridad en los fines, unidad en las políticas, conocimiento en los planes y coordinación en los medios. Elementos fáciles de enumerar e hipotéticos para llevar a la práctica en algo tan vasto como el agua y todas las facetas que la afectan y a las que afecta. La meta, enteramente ambiciosa, es consecuentemente la gestión integrada del agua. La dificultad de abordarla, a nivel general, es la verdadera crisis del agua

La organizacion política de Argentina ha determinado que no exista una legislación unificada para la gestión del agua, aplicándose una normatividad distinta en cada provincia, lo que genera vacíos legales y diferencias importantes que obstaculizan el manejo integrado de los recursos hídricos.
Esta situación es generada por el otorgamiento directo de la propiedad o dominio originario de los recursos naturales a la provincia, la cual determina el marco aplicable para su aprovechamiento y gestión. De esta manera, cada provincia define sus propios criterios de asignación del agua, condiciones de uso, régimen de concesiones, procedimientos, tarifas, etc. Las provincias ostentan el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio, cuyas características diversas según los principales intereses y conflictos se expresan en diferentes tipos de legislación. De esta manera, los organismos competentes tienen serias dificultades técnicas y operativas que limitan la capacidad de los mismos de instrumentar políticas, desarrollar una gestión eficiente y ejercer el poder de policía.
Se considera que esta legislación es poco flexible para incorporar elementos que permitan determinar con precisión el valor económico, social y ambiental del agua. Otro problema, propiciado por la situación mencionada, es que la aplicación y control de la legislación vigente es deficiente, lo que se traduce en un incumplimiento generalizado de las normas.
A partir de la Reforma Constitucional de 1994, se encarga a la nación la responsabilidad de establecer los presupuestos mínimos de protección ambiental y a las provincias la de elaborar la legislación complementaria. Sin embargo, la existencia de gran cantidad de cuencas que se extienden por una o más provincias ha obligado a crear cierto nivel de coordinación entre las provincias, con una limitada participación federal, aunque el desarrollo de estas instancias de gestión no ha sido sostenido debido a problemas administrativos y financieros de estas organizaciones.
El manejo integrado de una cuenca hidrológica es un proceso interactivo de decisiones sobre los usos y las modificaciones a los recursos naturales dentro de una cuenca. Este proceso provee la oportunidad de hacer un balance entre los diferentes usos que se le pueden dar a los recursos naturales y los impactos que éstos tienen en el largo plazo para la sustentabilidad de los recursos. Implica la formulación y desarrollo de actividades que involucran a los recursos naturales y humanos de la cuenca. De ahí que en este proceso se requiera la aplicación de las ciencias sociales y naturales. Asimismo, conlleva la participación de la población en los procesos de planificación, concertación y toma de decisiones. Por lo tanto el concepto integral implica el desarrollo de capacidades locales que faciliten la participación. El fin de los planes de manejo integral es el conducir al desarrollo de la cuenca a partir de un uso sustentable de los recursos naturales.
Teniendo en cuenca a la cuenca hídrica del río Areco, que fue creada en el mes de Agosto del año 2003 y esta integrada por los Partidos de Baradero, Salto, Zárate, San Antonio de Areco, Carmen de Areco, San Andrés de Giles y Exaltación de la Cruz. Sé puede decir, que en la Localidad de Carmen de Areco, se hace poco y nada por el saneamiento, control y cuidado de la cuenca. En el año 2006, se han llevado a cabo análisis de las aguas del río Areco, por un particular, y se ha descubierto que en la zona del balneario Municipal, un canal de desagüe, le aporta al río 1,12 ppm de fósforo cuando los límites internacionales para esta sustancia en las aguas es de 0,05 ppm. Esto significa, que los límites del fósforo de las aguas, en la Localidad de Carmen de Areco, es ampliamente superado y hasta la fecha, no se ha hecho nada.
La cuenca hidrográfica puede ser una adecuada unidad para la gestión ambiental, a condición de que se logren compatibilizar los intereses de los habitantes de sus diferentes zonas funcionales y las actividades productivas de las mismas. El proceso de implementación de las políticas públicas que garanticen la conservación de los recursos y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población en las cuencas hídricas, es la gestión ambiental. 

Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social – E-mail: cristianfrers@hotmail.com

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