MEXICO: El estrés de nuestros ecosistemas naturales




En días pasados, un buen amigo me hizo llegar un mapa en el que se muestra el estrés de los principales ríos y sus cuencas en el mundo entero. Por Manuel Valencia Castro.

En días pasados, un buen amigo me hizo llegar un mapa en el que se muestra el estrés de los principales ríos y sus cuencas en el mundo entero. Para definir el grado de estrés de los ecosistemas riparios se comparó la cantidad de agua disponible con la cantidad de agua que se usa en las actividades económicas y domésticas. En dicho mapa, en la parte norte y centro de nuestro país aparece una gran mancha roja indicando un elevado estrés en más de la mitad del territorio nacional, ¿qué quiere decir esto? Que la demanda del vital líquido se ha incrementado más allá de la que está disponible, y para muestra podemos señalar el multicitado problema del desbalance hidrológico en nuestra cuenca provocado por una extracción mayor del agua subterránea que la que se recarga de manera natural.
El debilitamiento de los ecosistemas de río que provoca el forzamiento hidrológico se ve desgraciadamente agravado por otros factores externos: la deforestación y la destrucción del hábitat. En relación a estos problemas lo único que podemos decir es que el panorama es francamente alarmante. En un período de 20 años la mayoría de los tipos de vegetación de México redujo su superficie a tasas anuales que variaron entre 3.6% y .04%, desde luego debido a la deforestación. Y el punto aquí, aún más alarmante, es que la vegetación de galería, como los bosques de álamos y sauces en el Nazas, registra la tasa de deforestación más alta.
El Río Nazas sin duda se encuentra inmerso en esta problemática, y precisamente por esto se asume un río "enfermo" que presenta signos notables de deterioro y que por ende demanda la aplicación de técnicas que conlleven a su recuperación.
En el ámbito de la cuenca hidrológica Nazas-Aguanaval se enfrentan problemas diversos y de magnitud diferente. En la vertiente del Nazas, en la parte alta, el problema de la deforestación es sin duda el más grave, no sólo por la pérdida de biodiversidad y erosión de suelo que implica, sino por su impacto en la parte baja de la cuenca en donde se aprovechan los escurrimientos superficiales, los mantos freáticos y los acuíferos subterráneos que también dependen en gran medida del nivel de funcionamiento de la cuenca.
Las actividades económicas que se realizan en las riberas y planicies del Nazas han afectado severamente una de las características más bellas y de gran amenidad de este ecosistema: el bosque de galería constituido por especies vegetales de rápido crecimiento como los sauces, los álamos y los ahuehuetes. La presencia exitosa de estas especies está determinada en forma natural por un nivel freático elevado, y de la oportunidad de contar con un caudal adecuado y suficientes sedimentos en los períodos de formación de la semilla. Cuando se cuenta con vegetación sana y sus residuos, las áreas ribereñas funcionan adecuadamente logrando beneficios como la disipación de las corrientes asociadas a caudales elevados que coadyuva en la prevención de inundaciones, la filtración de sedimentos, mayor retención de agua, construcción de diversas formaciones naturales y de hábitat, y desde luego sustentar una mayor biodiversidad.
Por el contrario, cuando la deforestación ocurre en algún tramo del corredor ripario, se interrumpe una de las características que presenta esta vegetación en condiciones naturales, actuar como corredor lineal de biodiversidad por donde se desplazan las especies. Se reduce la retención de la corriente, la cual es responsable de la gran biodiversidad y productividad de estos ecosistemas. Deja de funcionar un filtro natural de contaminación, esto es, disminuye su capacidad de asimilar una proporción importante de nutrientes procedentes del lavado de zonas agrícolas y de metales pesados proveniente de zonas mineras.
Otros impactos que se puede afirmar existen, aunque se desconoce en qué magnitud, son los relacionados con la contaminación del agua. Las principales actividades que ocasionan este problema son las industriales, las agropecuarias y las recreativas. La introducción de venenos a los ríos constituye un tipo de contaminación. Los plaguicidas y otros desperdicios industriales pueden clasificarse dentro de esta categoría. La descarga de desperdicios sólidos en el agua, en cantidad que exceda la entrada natural de los materiales sólidos es otra forma de contaminación que se conoce como sedimentación cultural, el caso más común que todos hemos visto es el de la basura, la cual puede llegar a ser de varias toneladas en un mismo día y en un mismo lugar. En ocasiones esta basura está formada por sustancias orgánicas ricas en nitrógeno y fósforo, la cual junto a las descargas de estos nutrientes provenientes de los cultivos cercanos al cauce del río, provocan un problema que se caracteriza por un proceso de envejecimiento natural acelerado.
Desafortunadamente, todos estos impactos continúan provocando que el estrés de este importante ecosistema lagunero sea mayor y continué debilitándose.

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