Soja y cultivos transgénicos, polémica con Monsanto





La polémica con Monsanto continúa. Tras las llamativas aclaraciones del director de Relaciones Institucionales y Gubernamentales de la compañía en el país, Federico Ovejero, la doctora Graciela Gomez salió al cruce. Ovejero declaró que la empresa no está fomentando el monocultivo de la soja.“Monsanto no comercializa soja en la Argentina desde 2004. Sí maíz, sí girasol y sí algodón.



Estamos totalmente en contra de los monocultivos y más allá que porque sabemos justamente que de la rotación de los cultivos es de donde se puede enriquecer la tierra y generar mejores rendimiento, inclusive para la soja", aseguró.
Sin embargo para Gomez basta ver las miles de hectáreas con aplicación de siembra directa dicen lo contrario, pero además dice "En el fondo les preocupa que el gobierno puede bajar las retenciones para el maíz lo que produce un desbalance entre los cultivos".
"A su vez la compañía muda de la soja por varias razones, entre ellas la mala prensa y el uso del glifosato entonces se juegan al maíz que, es tan perjudicial como la soja ya que también es parte del paquete tecnológico y fue aprobado en el país en el año 2007. Es una cuestión extraña ya que la Unión Europea no permite el ingreso de este" dijo Gomez.
Tratándose de un problema muy complejo en el aspecto comercial además para Gomez " La Organización Mundial del Comercio presiona a Europa para que consuma transgénicos". "El gobierno griego anunció una extensión de su prohibición a las semillas de maíz transgénico de Monsanto, también Austria, Hungría y Polonia, la declaración de 172 regiones europeas como Libres de Transgénicos, y la moratoria de 5 años decidida en Suiza, son algunas muestras del creciente rechazo a los productos OGM en la UE".
"Está visto que solo queda China ya que se van cerrando las puertas. Pero la prohibición de transgénicos en Europa es porque se encontraron claros signos de toxicidad, y se exigen nuevas investigaciones"
- El ejecutivo de la multinacional explicó que el productor es, ante todo, "un empresario que necesita obtener ganancias más allá de su genuino interés de conservar el medio ambiente y de conservar la tierra". Ovejero pone el dedo en la llaga. Pone al productor como alguien que necesita la renta por sobre la conservación del recurso suelo y ambiente, pero uno sin otros no son posibles. Estudios señalan que la siembra directa produce que el suelo pierda nutrientes.
Fuente: Asoc. Argentina de  Periodistas Ambientales
LINK:
http://www.ecosistemas.cl/1776/article-87917.html

-------------------------------------------------

“BANDERILLEROS: LOS NIEGAN, LOS OCULTAN, PERO HABLAN.”

Lunes, 12 de Octubre de 2009

Javier Oscar Villalba vive en Marcelino Escalada, Santa Fe, pero enseguida aclara que trabajaba en otras localidades. Hoy tiene 24 años y a los 17 años empezó a trabajar de “banderillero”.
Cuenta que con su padre comenzaban a las nueve de la mañana, y “hasta la hora que fuera necesaria”, por 10 centavos la hectárea. El campo no es necesariamente la imagen que el mismo campo reproduce de si mismo en los medios. En el campo hay un repetido escenario de la explotación de la pobreza entre otros males. Y con la llamada frontera agropecuaria que no es ni más ni menos que la colonización, los ricos aparecen más ricos y los pobres más pobres.
Cuando llovía no trabajábamos, también se tenía en cuenta el viento pero igual en el remolino, desde el “mosquito” el veneno nos salpicaba hasta en la cara” me dice Javier
Muchos chicos como Javier trabajan en el campo como banderilleros. Parados a los costados del paso de la máquina fumigadora indican por donde tienen que pasar. Paradójicamente a estas máquinas se las llama mosquitos porque se parece al insecto que el glifosato también acabará.
Javier cuenta con naturalidad que comían y tomaban agua al lado del mosquito y que en ese campo nunca fumigaban con avioneta.
¿No les daban ninguna protección?
Nada. Trabajábamos sin ningún tipo de protección, ni guantes, ni máscara, ni nada. Una vez le pedí al patrón un barbijo pero jamás me lo dio”
Las condiciones duras del trabajo salen disparadas. “Mi papá y yo caminábamos por el sembrado, hasta llegar a unos 50 metros del mosquito, para “marcar, de ahí nos pasaba al lado fumigando, no tenía que quedar nada seco.
¿También manejabas el mosquito?
“No, a veces viajábamos arriba del tanque, nada más, pero lo que sí hacíamos era cargar los bidones y llenábamos el tanque con Round Up mezclado con Cipermetrina”
“¿Recordás para quién trabajabas?
“Si, para la empresa FAGAGRO”
Dicha empresa figura en la web del INASE sancionada por Asuntos Jurídicos, Ley 20.247 artículo 35, de Semillas y Creaciones Fitogenéticas.
Javier dejó de hacer ése trabajo y hoy hace changas de albañil. El contacto con los tóxicos dejó huellas. Su padre sufre problemas de estómago, sin tratar y un amigo perdió todo el pelo, por problemas de salud. A Javier lo van a operar de un “tumorcito” en un ojo y que tiene salpullidos constantes en la espalda y detrás de las orejas, que no sanan. El “tumorcito” como el lo llama, es como una verruga que va creciendo en su ojo.
Se me hace un nudo en la garganta y siento tristeza. Me dice que es un gusto ayudar y colaborar y que hubiera querido seguir estudiando. Con esas palabras recordé mi pueblo.

Otra persona que trabajó de banderillero vive en Cacique Ariacaiquin. El pueblo está a una media hora de La Criolla. Intentamos llegar pero las calles de tierra y la lluvia no nos dejan avanzar con la chata que se resiste. Allí está la Secundaria Nº 1359. Llamamos unas cuatro veces a la escuela donde estudia. Nunca lo contactamos, lo negaron siempre. La directora tienen miedo, no quiere que se involucre a la escuela, el joven no quiere hablar, la familia dice que nunca fue banderillero porque sufre de un pulmón, solo fue una broma mal contada. Las historias mal contadas dejan dudas nos prometemos volver.
Otro es el caso de Humberto Miguel Lencina que vive en el Barrio Santa Rosa, de La Criolla. Comenzó el trabajo de banderillero a los 22 años y hoy tiene 25. Nos cuenta que sus jornadas comenzaban a las siete de la mañana y finalizaban a veces a las nueve de la noche. A cambio recibía $30 de jornal.
Como Humberto Javier también trabajaba sin protección alguna y tambièn cargaba el mosquito. “Usábamos Glifosato, Endosulfán y Cipermetrina, en la mayoría de los casos juntos, acá le dicen cóctel.
¿Comían en el lugar?
No nos daban de comer en toda la jornada, solo un poco de agua en algunos casos ,si había plantas de citrus, naranja o pomelo cerca ,ése era nuestro almuerzo.”
Nos relata que una vez tuvieron la rotura de una manguera, la cual lo bañó con el líquido del veneno para fumigar y tuvo que terminar la jornada con la misma ropa, que se secó sobre su piel.
Muchas veces, dice,” el maquinista en horas de la noche, no nos veía, y con los brazos del aparato, terminaba pulverizándonos encima”. Humberto hoy sufre de alergias y fuertes dolores de cabeza constantes, sin tratar .
Martín Villalba, espera su turno para hablar. También vive en el Barrio Santa Rosa y fue compañero de equipo de Humberto en las fumigaciones. Trabajó hasta la cosecha pasada Hoy tiene 22 años y es banderillero desde los 19. .
Martín también está enfermo. Sufre muchos problemas hepáticos “sin tratar”. El drama de los chicos que son empleados en campos de soja es la cara de una actividad sumamente aberrante. Los niños-bandera están atados al círculo de la pobreza, ese lugar que no ve nadie. .

Fuente : Asociación Argentina de Periodistas Ambientales
 
Entrevistas realizadas por:
Dra Graciela Gomez,”Ecos de Romang” y Oscar Brasca, “Autoconvocados de La Criolla”.
 
Link:
http://www.medioymedio.com.ar/informes-especiales/1121-banderilleros-los-niegan-los-ocultan-pero-hablan.html

Entradas populares de este blog

Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Japón decidió deshacerse de todos los hornos de microondas en el país antes de finales de este año