El triunfo de Trump ensombrece la COP29 a días de su comienzo

Arrancar acuerdos globales en las cumbres sobre el cambio climático de la ONU como la COP29 que comienza este lunes en Bakú, Azerbaiyán, nunca es fácil, pero si Donald Trump está a los mandos de la primera economía mundial, que a su vez es la que más emisiones de gases de efecto invernadero ha emitido a la atmósfera de la toda a historia y, por tanto, con más responsabilidad respecto a la crisis climática, se hace mucho más difícil.

Pablo Rivas
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto.

Un apunte antes de tirar la toalla: Trump no toma posesión del cargo hasta el 20 de enero de 2025, dos meses después de que se celebre la COP. Es Joe Biden quien estará aún detrás de EE UU en Bakú. Y como dice Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, “si Biden se cree la lucha climática y quiere reparar el daño que ha hecho como primer país causante de la emergencia climática histórica en la que vivimos, Biden tiene las capacidades suficientes como para comprometer a un incremento de la financiación climática independientemente de cuál sea la administración entrante”. Trump, por supuesto, podrá echar abajo gran parte —si no todo— de lo que haga un Biden saliente en Bakú, pero todo tiene sus plazos y ahí quedará lo hecho durante estos meses y en la COP para retratar lo que el presidente entrante pueda hacer, o deshacer.

Mal precedente
Desde el punto de vista de la lucha climática, en cualquier caso, no pinta bien. Solo hay que remitirse al pasado: Donald Trump es el ser humano que retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, la hoja de ruta pactada por las naciones del mundo (incluidos los EE UU), en 2017. Su política ha sido “no solo totalmente anticlimática, sino, desde nuestro punto de vista, absolutamente suicida; incluso para la economía americana, donde recuperar viejos mantras como el petróleo como el gran oro negro de esa industria pesada creemos que es inviable en términos económicos en estos momentos, insostenible en términos ambientales y suicida en términos climáticos”, señala Andaluz.
El problema no es solo Trump, sino la ola de ultraconservadurismo en la que nos encontramos y que este puede potenciar, reforzando posiciones anticlimáticas que se pueden convertir en bloqueos de acuerdos globales, eliminación de financiación climática y potenciación de iniciativa se industrias que apuesten por técnicas que supongan más emisiones en un momento en que la humanidad se juega el equilibrio climático global.
Desde el Global Strategic Communications Council (GSCC), en un análisis sobre lo que puede suponer la llegada de Trump al poder, alertan de que esto no solo podría dejar de nuevo París, sino que podría ir más allá y salir de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Son políticas que “podrían envalentonar a otros gobiernos populistas de derecha de todo el mundo a abandonar también sus compromisos climáticos”, señalan desde esta red de comunicadores especializada en crisis climática.
El Project 2025, el plan ideado por la Heritage Foundation y avalado por Trump como base para remodelar el Gobierno federal de los EEUU en clave ultraconservadora, señala además varios hitos anticlimáticos. Uno de los más importantes es su intención de desmantelar la Inflation Reduction Act (IRA), una ley que se ha convertido en el programa que más dinero ha gastado en políticas climáticas de la historia del país. Según los datos que maneja el GSCC, de eliminarse esta y otras políticas verdes instauradas actualmente en EE UU, el país no podría alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París, lo que alejaría al mundo del objetivo de frenar no solo un calentamiento medio de 1,5ºC, sino de 2ºC, lo que acarrearía consecuencias brutales para la vida de millones de personas.
Según indica el medio especializado en crisis climáticas Carbon Brief, de ocurrir esto, las políticas de Trump añadirían probablemente 4.000 millones de toneladas adicionales de emisiones hasta 2030 en comparación con los planes actuales de la administración Biden. Se trata de una cifra comparable a los gases de efecto invernadero anuales que expulsa la UE y Japón juntos, o a los de los 140 países con menos emisiones del planeta.7
Las 4 gigatoneladas de CO2 equivales adicionales de un segundo mandato de Trump “anularían, por partida doble, todos los ahorros obtenidos con la implementación de tecnologías eólicas, solares y otras tecnologías limpias en todo el mundo durante los últimos cinco años”, asegura el análisis de Carbon Brief. Son emisiones que causarían nada menos que daños climáticos globales por valor de más de 900.000 millones de dólares, según las valoraciones del propio Gobierno estadounidense.
En porcentaje de reducción de emisiones de cara a 2030, el análisis de la publicación especializada, basado en una agregación de modelos de varios grupos de investigación estadounidenses, haría que sea altamente probable que EE UU solo las reduzca un 28% por debajo de los niveles de 2005, lo que haría que el país incumpliese, de largo, sus compromisos, que son reducirlas en torno al 50-52%.
Adiós a un bien puñado de financiación climática
Otra de las probables consecuencias de la llegada de Trump al poder es la reducción de la financiación climática por parte de Estados Unidos. El Fondo Verde para el Clima, el gran mecanismo financiero para ayudar a los países en desarrollo en políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, es uno de los grandes caballos de batalla de la COP29. Con 100.000 millones anuales entre 2020 y 2025 en teoría acordados por los países —aunque no se ha llegado a esa cifra hasta 2023, algo que aún está por verificar— la pregunta es qué pasará a partir de 2026. La Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, calcula que son necesarios tres billones de dólares anuales para abordar la financiación climática, aunque desde las organizaciones del movimiento por el clima llegan a aumentar esa cifra hasta los ocho billones anuales.
A pesar de la escasa contribución actual estadounidense al Fondo —aunque en la COP28 anunció 3.000 millones de dólares para este, Estados Unidos proporcionó sólo una doceava parte de la financiación climática que la daba UE durante varios años, a pesar de que su economía es un 40% más grande—, Trump ha dicho públicamente que retirará todo compromiso financiero con el Fondo Verde para el Clima, algo que ha hizo en su mandato anterior.
La victoria de Trump, en cualquier caso, se ha visto como un jarro de agua fría para la lucha contra el cambio climático. Entre las reacciones de este miércoles destacan las de Bill Hare, consejero delegado de Climate Analytics y ex autor del IPCC, que ha dicho que “la elección de un negacionista del clima a la presidencia de Estados Unidos es extremadamente peligrosa para el mundo”.
También la de Friederike Otto, climatóloga del Grantham Institute for Climate Change and the Environment del Imperial College y codirectora de World Weather Attribution, quien ha señalado que “al cambio climático no le importa la política ni qué partido gobierne: Estados Unidos sufrirá tormentas más fuertes y olas de calor más intensas mientras el mundo siga quemando petróleo, carbón y gas”.
No obstante, el margen de para la COP29 es aún amplio. “Tenemos cierto miedo a qué Trump absorba todo lo que supone la cumbre y nos pasemos 15 días donde lo que tenemos que hablar es de negociaciones y financiación climáticas hablando de cuál es el efecto de Trump en las negociaciones climáticas, y ahí queremos hacer una señal grande”, reclama Javier Andaluz: “Las negociaciones climáticas son responsabilidad de todos los países y de Europa especialmente”. El lunes veremos cómo arranca la Cumbre.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/cop29/triunfo-trump-ensombrece-cumbre-clima   - Imagen de portada: El presidente electo Donald Trump camina para tomar asiento en la ceremonia inaugural de juramento en el Capitolio , el viernes 20 de enero de 2017. (Foto oficial de la Casa Blanca de Shealah Craighead)

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué