Tenemos reloj y nos falta tiempo
Los primeros relojes mecánicos – en el siglo XIII- eran de una sola aguja, sólo tenían la manecilla de las horas. La manecilla de los minutos se añade en el siglo XVI, y la de los segundos en el siglo XVIII. Desde que aparece la medición exacta del tiempo , las horas y los segundos medidos con precisión se convierten en algo que se puede comprar y vender: el tiempo puede ser mercantilizado . Nuestros relojes no sólo nos miden el tiempo, también fabrican el tiempo , y en lugar de los ritmos naturales y de los ritmos interiores de cada uno, se nos impone la regularidad artificial del monótono e interminable tictac . Hoy en día nuestras vidas se organizan según el tiempo de los relojes, y aceptamos esa servidumbre crónica, y apenas nos queda tiempo para reflexionar sobre qué es el propio tiempo y qué sentido queremos darle. El tiempo del goce amoroso, de la poesía, de la satisfacción estética, de la contemplación intelectual, del disfrute de una buena comida... Las p