Fukushima, la industria nuclear y los costes reales de las “externidades”
Salvador López Arnal
Rebelión
Se ha afirmado hasta la saciedad, como mantra publicitario atómico-industrial, que la energía nuclear era eficaz económicamente (JA!), segura (JA, JA), pacífica (JA, JA, JA), sin contaminación (JA, JA, JA, JA) y barata-compra-lo-barato. Cinco mitos en uno. Misterios teológico-industriales.
“Demostración” del último atributo, lo barata que es económicamente la energía, la industria nuclear. ¡Un verdadero cholo para la ciudadanía, para los pobladores del mundo-mundial!
El coste total del accidente de Fukushima será, probablemente, de 80.000 millones, el doble de lo previsto [1]. Así lo afirma un estudio realizado por dos universidades japonesas y presentado el pasado martes 26 de agosto. El informe ha sido elaborado por Kenichi Oshima y Masafumi Yokemoto, titulares de Economía y de Política Medioambiental en las universidades de Ritsumeikan y de Osaka respectivamente.
La cifra total incluye 4,91 billones de yenes (35.817 millones de euros) destinados a pagar compensaciones a los evacuados por la catástrofe; 2,48 billones (18.093 millones de euros) para las tareas de descontaminación radiactiva; más 2,17 billones (15.830 millones de euros) para desmantelar la planta accidentada. A lo anterior se añaden 1,06 billones de yenes (7.733 millones de euros) para costear el almacenamiento de los residuos y materiales radiactivos recogidos durante las tareas de descontaminación. Los autores, además, “no descartan que la cifra aumente si se tienen en cuenta posibles futuros gastos”. El coste total –habría que precisar con detalle las partidas incluidas en el cálculo- del accidente nuclear de Fukushima ascendería, de este modo, a 11,08 billones de yenes (80.800 millones de euros), el doble de lo previsto –a lo loco, a lo loco, que se vive y engaña mejor [2]- por el ejecutivo nipón en 2011..
El cálculo, corregible como cualquier otro cálculo, se basa en datos oficiales, los del Gobierno y de la propietaria de la planta, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), una multinacional con pulsión falsaria permanente.
De hecho, según los autores del informe, la factura final podría ser aún mayor si se tienen en cuenta, como parece más que razonable, “los futuros gastos para construir (antes se ha hablado de almacenamiento) un depósito permanente para los residuos radiactivos o, por ejemplo, el previsible aumento del presupuesto para las tareas de desmantelamiento debido a su dificultad técnica”. ¿No habría que tenerlas en cuenta?
Existe además otro estudio, éste del Instituto Nacional de Ciencias y Tecnologías avanzadas de Japón (AIST) que no es un instituto de tres al cuarto, que situaba el coste de los trabajos de descontaminación radiactiva en 5,13 billones de yenes (unos 39.000 millones de euros), “cuatro veces más de lo presupuestado por el Gobierno y el doble de lo calculado por las universidades niponas.”
¿Y quién paga, quién financia? El Gobierno nipón, es decir, la ciudadanía japonesa, financia el coste de las tareas de desmantelamiento y descontaminación. Se creó un fondo especial para ayudar a TEPCO a pagar las compensaciones que reciben los habitantes de la zona que se vieron obligados a abandonar sus hogares. La multinacional, con enormes beneficios en otros momentos, deberá reembolsar en el futuro las cantidades aportadas por el Estado. Veremos en qué queda la promesa y cuándo y cómo se cumple. Por lo demás: seamos más que optimistas, ¿ese posible reembolso no podrá tener repercusión en las facturas eléctricas? Negocios privados, grandes desastres públicos, apoyos obligados de la ciudadanía y pago de los gastos extra por esta misma ciudadanía. ¿Tienen algún ejemplo de la noción de “negocio perfecto”? Aquí tienen una ilustración.
Recuérdese por otra parte que más de 50.000 habitantes de la prefectura de Fukushima viven todavía evacuados de sus hogares. ¡Y se han cumplido más de tres años de la catástrofe nuclear que también ha afectado gravemente, como no podía ser de otra forma, a la agricultura, la ganadería y la pesca local y no local! Sin olvidar otras aristas. ¿Cómo se mide el sufrimiento humano causado? ¿En unidades de cinco o de diez yenes? ¿Y el miedo provocado? ¿En unidades de euro revaluado? ¿Y la desesperación? ¿Y las muertes avanzadas?
¿Alguien habló de seguridades y costes mínimos y de un futuro atómico esplendoroso en paz con el planeta? ¡Que levante la mano! Como apuntó Eduard Rodríguez Farré dos días después de la hecatombe: un Chernóbil a cámara lenta… con costes crecientes.
Imagenes: conoce-japon.com - historiesofthingstocome.blogspot.com
Notas:
[2] Un primer cálculo realizado por el Gobierno nipón -diciembre de 2011- situaba el coste de la crisis de Fukushima en 5,8 billones de yenes (42.305 millones de euros). El estudio actual incluye gastos que el Ejecutivo nipón descartó por considerarlos difíciles de estimar (así, el del almacenamiento temporal de los residuos radiactivos por no hablar del definitivo).