Crean un atlas de la biodiversidad en el Antártico con más de 9.000 especies


Según la organización, la iniciativa ha contado con la participación de 147 investigadores procedentes de 91 instituciones en 22 países como, entre otros, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Dinamarca, Francia, Alemania y también España
Un grupo de cerca de 150 científicos ha creado el Atlas Biogeográfico del Océano del Sur, que documenta la biodiversidad marina en el Antártico desde los tiempos de las primeras expediciones a la zona, según ha informado el Comité Científico de la Investigación sobre el Antártico (SCAR, por sus siglas en inglés), que ha coordinado la investigación, presentada en la conferencia científica que se celebra del 25 al 28 de agosto en Auckland (Nueva Zelanda).
Según la organización, la iniciativa ha contado con la participación de 147 investigadores procedentes de 91 instituciones en 22 países como, entre otros, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Dinamarca, Francia, Alemania y también España. Durante los últimos cuatro años, este equipo ha recopilado datos sobre la presencia, evolución, cambios genéticos y efectos del cambio climático sobre más de 9.000 especies de la zona, desde bacterias hasta ballenas.
"Por primera vez, desde los años en los que el Capitán Cook exploraba el Antártico, la comunidad científica ha reunido, analizado y cartografiado la diversidad marina de este entorno en un atlas comprensivo, una base de datos accesible que facilitará la conservación de la vida salvaje", ha destacado el principal editor e investigador del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales Claude de Broyer.
"UN AUMENTO ESPECTACULAR"
La cantidad de especies catalogadas por el Atlas constituye un "aumento espectacular" con respecto a los números que se manejaban anteriormente, según el científico del British Antarctic Survey, Huw J. Griffiths, que ha explicado a Europa Press que, gracias a nuevas técnicas como el análisis del ADN, la comunidad científica ha podido revisar el conocimiento existente sobre la vida salvaje en el Antártico y constatar, por ejemplo, que el isópodo gigante Glyptonocus antarcticus, que se consideraba una especie es en realidad "once especies distintas".
Preguntado por los efectos de la actividad del ser humano en la biodiversidad en el Antártico, Griffith ha distinguido entre especies "más amenazadas" como las ballenas, focas y algunos peces, que "todavía se están recuperando" de la explotación humana en el pasado, y otros grupos como los invertebrados que habitan el fondo del mar, que se han mantenido "razonablemente a salvo" de la influencia humana.
No obstante, ha advertido de que tanto unos como otros se enfrentan al "desafío común" que presentaría un potencial aumento de las temperaturas, sumado a la acificación de los océanos y las alteraciones en las fuentes de alimentación, entre otros.
En este sentido, su compañero en la investigación y profesor de Oceanografía Biológica en la Universidad Marie Curie de París (Francia), Philippe Koubbi, ha añadido que la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés) lleva trabajando desde 2005 para la designación de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en el Antártico, con espacios ya declarados como la reserva en las Islas Orcadas del Sur, otros en camino de serlo como los del mar de Ross y Antártida del Este y otros todavía por proponer como el mar de Weddell o la Península Antártica.
"Aunque el sector de la pesca está bien controlado por el CCAMLR, todavía existe el problema de capturas ilegales. Por eso es fundamental un Atlas como este, con una base de datos que nos proporcione una comprensión global de la biodiversidad en el Antártico. A partir de ahora, los científicos ya sabrán qué áreas hay que proteger y podrá continuarse así con estudios área por área, a nivel regional", ha subrayado.
ep

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