¿Quién decide qué hacer con el agua en Chile?


Cristián Frêne Conget

Los últimos acontecimientos ocurridos en la Región de Coquimbo este mes nos deben llamar, necesariamente, a la reflexión. Y es que congregar hoy en día en Chile a más de 400 personas en un salón, autoridades regionales y parlamentarios incluidos, es algo poco común. Lo realizado por el Consejo Regional Campesino de Coquimbo debe ser un hito social, un momento donde se marque un punto de inflexión en el ejercicio de la soberanía popular.
¿Qué  fue lo que gatilló esta situación? La escasez de agua, que llega a niveles tan dramáticos que hoy atenta contra la dignidad humana más básica, esa que nos permite preguntarnos si estamos viviendo como seres humanos o si en realidad estamos volviendo a la animalidad más básica, esa que podría admitir matarnos entre nosotros para conseguir un sorbo de agua… ¿es eso lo que espera la autoridad para reaccionar?, ¿qué se desate un conflicto social de proporciones? Porque en Regiones como la de Coquimbo, Valparaíso o Araucanía estamos a un paso. Ni hablar de lo que ocurre más al norte, donde los ciudadanos están bebiendo agua con tales niveles de contaminación que las próximas generaciones, lamentablemente, deberán sobrellevar.
Resulta anecdótico como la autoridad, antes estos eventos esporádicos de manifestación ciudadana, se pone a trabajar. Ahora, después de esta reunión, crearon una comisión especial en el Senado para abordar la crisis hídrica. Ahora también, el Delegado Presidencial del Agua va a entregar el dilatado informe para que la presidenta decida que hacer… ¿de verdad hay que esperar un informe para actuar? Es que acaso ¿no es de toda lógica que el agua para consumo humano deba asegurarse?, ¿existe alguien en esta planeta que crea que destinar agua para una actividad productiva es más importante que destinar esa misma agua para que un niño, una mujer o un hombre puedan satisfacer sus necesidades básicas (tomar agua, lavarse, preparar sus alimentos)?
Está muy bien escuchar a todos los sectores de la sociedad, en eso consiste la democracia (dijo el Delegado Presidencial del Agua), pero a estas alturas de la crisis hídrica que vivimos en Chile también es necesario “rayar la cancha”, decir cuáles son los mínimos necesarios para mantener la paz social… ¿o acaso alguien cree que podemos seguir soportando que las mineras, agrícolas y forestales lucren con el agua mientras la gente la ve pasar? Este asunto ha llegado a un nivel insostenible y la autoridad debe hacerse cargo o se va a ver sobrepasada por los acontecimientos (una vez más). Porque hoy día ya no es socialmente aceptable que unos pocos (la minoría) utilicen el agua para lucrar, mientras muchos otros (la mayoría) tienen sed.
Llegó el tiempo de las definiciones, la autoridad no debe tener miedo de avanzar en reformas profundas en este tema (y tampoco en lo relacionado con la educación que está íntimamente vinculado). Tienen el respaldo ciudadano, tienen los antecedentes científicos y, lo más importante, tienen el poder. Lo único que pierden, si actúan en consecuencia, es el financiamiento para sus campañas políticas que les permiten apernarse en el poder. Pero si hacemos el jueguito de las sumas y restas, ese que le gusta tanto al sistema neoliberal, el resultado es inequívocamente positivo: Actuar en favor de la gente reditúa en votos para quienes tuvieron el coraje de actuar. Si no hacen nada, seguirán recibiendo financiamiento para sus campañas, pero eso no servirá de nada, surgirán cada vez más Gabrieles Boric, Giorgios Jackson, Camilas Vallejos e Ivanes Fuentes, que amenacen la estabilidad del poder establecido.
Ya lo dijo Gabriel Salazar, voz autorizada para hablar de estos temas: “la soberanía radica siempre, inalienablemente, en el pueblo”. Pero…. para que haya soberanía se requiere que los individuos congregados en comunidad, deliberen! Y remata el sabio Gandalf criollo: “Lo que ha ocurrido en la historia de Chile es que ese poder ha sido denegado una y otra vez a lo largo de 200 años, a tal punto de que hoy no sabemos que tenemos ese poder, no sabemos que somos soberanos. Lo que sí sabemos hacer, mecánicamente a esta altura, es pedir. Somos peticionistas… denos esto, denos lo otro, resuelvan lo otro… y uno pide, y si nos nos responden a nuestras peticiones, entonces protesta. Demanda y protesta, petición y protesta. Eso es pobreza ciudadana”.
Esta no es una columna de opinión, es un llamado de atención a la “sociedad civil” a levantarse, a dejar sus cómodos asientos y posiciones medio tintas, a deliberar, a discutir que queremos, no basta con decir lo que no queremos. Y he aquí un ejemplo, el Consejo Regional Campesino de Coquimbo reordenando fuerzas, demandando a la autoridad que cumpla su mandato de asegurar el bien común para todos, que paren con este mundo al revés donde, ante la demanda por escasez de agua, reparten mangueras!
El Ciudadano - Imagen: docs.com

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