La certeza de lo inimaginable: El invisible monstruo del cambio climático
Si el lector está buscando cuentos de hadas que tengan un sesgo sombrío, algo que solo podría haber sucedido alguna vez en la ficción distópica, no hace falta mirar muy lejos: aquí están nuestro planeta actual y nuestro momento presente. ¿Qué me dice, por ejemplo, de ese iceberg de un billón de toneladas –sí, ‘billon’; no es una errata– que se desprendió la semana pasada de la península Antártica y está flotando a la deriva? Es tan grande como el estado de Delaware y capaz de llenar unos 462 millones de piscinas olímpicas; su volumen duplica el del lago Erie. Si prefiere verlo en términos cinematográficos, entonces considere este estremecedor acontecimiento como si fuera un tráiler de la película que está en las pantallas de todo el mundo. Si en el futuro se desestabilizan partes importantes de la Antártida, veremos títulos de películas (dado el aumento del nivel del mar) como Adiós, Miami, Shangai bajo las aguas, La inundación de Londres, Ámsterdam desde la borda. Introducción