Brasil: Instituto de Medio Ambiente investiga deforestación ilegal con drones cargados con pesticidas

El Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) abrió una investigación en el estado de Ceará tras múltiples denuncias sobre el uso de drones equipados con pesticidas para deforestar ilegalmente. Se confirmó la existencia de imágenes que muestran vegetación gravemente dañada en las regiones del Sertão Central y Cariri, lo que se considera un “delito ambiental gravísimo”. Las denuncias provienen de ciudadanos que notaron cambios drásticos en la vegetación y la salud de los ecosistemas. No solo afecta a los bosques, sino también a fuentes de agua, al ganado y a la producción apícola, generando pérdidas económicas y sanitarias.

Por: noalamina.org

La investigación de IBAMA se produce tras múltiples denuncias sobre el uso de drones equipados con pesticidas para deforestar ilegalmente. El superintendente de la entidad, Deodato Ramalho, confirmó la existencia de imágenes que muestran vegetación gravemente dañada en las regiones del Sertão Central y Cariri, lo que considera un “delito ambiental gravísimo”. La situación encendió las alarmas en comunidades rurales, organizaciones ambientales y autoridades locales.

Las denuncias provienen de ciudadanos que notaron cambios drásticos en la vegetación y la salud de los ecosistemas.

En al menos tres municipios de Ceará —cuyos nombres aún no han sido divulgados para no interferir con la investigación— se reportaron incidentes de destrucción acelerada de la flora nativa. Según testimonios, los drones sobrevolaron áreas de difícil acceso y liberaron agroquímicos de forma sistemática, una práctica que no solo afecta a los bosques, sino también a fuentes de agua, al ganado y a la producción apícola, generando pérdidas económicas y sanitarias.

Imagen: Deodato Ramalho, Superintendente del Instituto Brasileiro de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) en el Estado de Ceará.

La diferencia entre esta modalidad de destrucción y la deforestación convencional es significativa. Mientras que la remoción autorizada de vegetación requiere estudios de impacto y el uso de maquinaria o mano de obra bajo supervisión, el empleo de pesticidas convierte el proceso en una acción indiscriminada. Los productos químicos eliminan toda forma de vida vegetal sin control y dejan el suelo empobrecido, con impactos a largo plazo sobre la capacidad de regeneración. De acuerdo con especialistas, esto puede convertir ecosistemas complejos en áreas degradadas listas para ser ocupadas por pastizales o monocultivos.
El superintendente de IBAMA en Ceará destacó que este uso de drones no guarda relación con la ley aprobada en 2024 por la Asamblea Legislativa, que autorizaba la pulverización aérea de pesticidas exclusivamente en plantaciones agrícolas ya consolidadas. En cambio, los incidentes investigados se refieren a fumigaciones sobre vegetación nativa, una acción que, por su carácter ilegal, no puede recibir ningún tipo de autorización. Según Ramalho, “se trata de una violación directa a la normativa ambiental y a la lógica de uso racional de los recursos naturales”.
El IBAMA prepara inspecciones “in situ” para las próximas semanas, con el objetivo de recopilar pruebas, identificar a los responsables y aplicar sanciones. Estas medidas pueden incluir multas millonarias, la incautación de equipos tecnológicos e incluso la remisión de los casos al Ministerio Público. Además, la agencia refuerza el llamado a la población para que continúe denunciando a través del sistema Fala BR, mecanismo oficial del Gobierno Federal para registrar delitos ambientales y garantizar la protección de testigos.

Organizaciones ambientalistas y académicos han expresado preocupación por la creciente sofisticación de las herramientas usadas en delitos ambientales. El uso de drones con pesticidas se suma a un repertorio de estrategias que incluyen incendios provocados, tala ilegal y apropiación de tierras. Al ser discretos, relativamente baratos y capaces de cubrir grandes áreas sin ser detectados fácilmente, los drones representan un nuevo desafío para las agencias de fiscalización, que necesitan invertir en tecnologías equivalentes para monitorear y responder a tiempo.
Comunidades rurales y pueblos tradicionales del Sertão Central y Cariri denuncian que además del daño ecológico, esta práctica conlleva riesgos directos para la salud humana. La exposición a pesticidas puede provocar intoxicaciones agudas, problemas respiratorios y daños crónicos al sistema endocrino. En regiones donde la apicultura y la agricultura familiar sostienen la economía local, la pérdida de biodiversidad y el colapso de la polinización ponen en jaque la seguridad alimentaria y los modos de vida tradicionales.
El problema también plantea interrogantes sobre el uso de la tecnología. Mientras que los drones se han convertido en aliados para la agricultura de precisión, el monitoreo ambiental y el rescate en desastres, su utilización con fines ilícitos demuestra cómo la innovación puede ser cooptada para acelerar la destrucción. Autoridades brasileñas discuten actualmente la necesidad de regular con mayor firmeza la venta y el uso de drones agrícolas, exigiendo registros obligatorios, permisos de vuelo específicos y sanciones ejemplares contra quienes los usen para delitos ambientales.
Expertos en derecho ambiental advierten que este caso en Ceará podría sentar un precedente en el país. Si se comprueba el vínculo entre drones, pesticidas y deforestación, se abriría un nuevo capítulo en la legislación y en los mecanismos de control. Algunos juristas ya proponen que se considere esta práctica como un agravante en el marco de delitos ambientales, con penas más severas debido a su carácter tecnológico y su alto potencial destructivo.
La sociedad civil organizada también desempeña un papel crucial. Movimientos sociales, universidades y ONGs trabajan en campañas de concientización para evidenciar los efectos de estas prácticas y fortalecer la presión por más transparencia en la fiscalización. Los habitantes de Ceará, que viven en la primera línea de este conflicto, esperan que las investigaciones del IBAMA no solo detengan a los responsables inmediatos, sino que también impulsen cambios estructurales en las políticas públicas ambientales.
ANTECEDENTES
El uso de químicos para eliminar vegetación en Brasil no es nuevo. Investigaciones periodísticas han documentado que en diferentes estados se han empleado herbicidas como defoliantes para facilitar el avance de la agroindustria y del pastoreo. En 2022, una imagen aérea publicada por Mongabay mostró cómo extensiones de selva en Pará fueron degradadas tras la aplicación de productos químicos, generando un paisaje devastado que evidencia la magnitud del problema.

Imagen: Un agente del IBAMA junto a recipientes vacíos encontrados en el suelo de la finca. Además del uso ilegal de pesticidas rociados en el bosque nativo, la mala gestión de estos recipientes representa un riesgo para el medio ambiente y los seres vivos. Imagen cortesía del IBAMA.
Los contenedores contenían el herbicida Planador XT, aplicado desde helicóptero para eliminar la vegetación. Cuando el bosque muere, las hojas caen y la deforestación se vuelve más fácil de realizar con tractor y motosierra. Imagen cortesía del IBAMA.

El glifosato, el carbosulfán (prohibido en la pulverización aérea) y el 2,4-D (un componente del Agente Naranja, utilizado masivamente en la guerra de Vietnam y que aún causa casos de malformaciones congénitas en el país) fueron algunos de los pesticidas que la agencia ambiental encontró en claros del Arco de Deforestación (la zona legal de la Amazonía donde la frontera agrícola avanza hacia la selva), según un estudio de Repórter Brasil y Agencia Pública.
“Provocar la degradación forestal mediante pesticidas es una grave agresión al medio ambiente. El herbicida 2,4D, por ejemplo, puede matar árboles grandes, y el insecticida carbosulfán es altamente tóxico. Los animales comen hojas y frutos envenenados del bosque [mientras la vegetación muere]. Y es muy peligroso para cualquier persona cercana cuando se arrojan pesticidas”, declaró Eduardo Malta, biólogo de la ONG Instituto Socioambiental (ISA), a Mongabay en una entrevista.
En un video del IBAMA enviado a Mongabay, dos inspectores muestran una propiedad rural donde, durante un sobrevuelo, detectaron un área de aproximadamente dos hectáreas (4,9 acres) con vegetación seca y pardusca. Al aterrizar en el lugar, encontraron decenas de galones vacíos del herbicida Planador XT, que había sido vertido en la zona desde un helicóptero a petición del propietario.
Estos antecedentes ayudan a contextualizar la investigación en Ceará: lo que hoy aparece como una práctica novedosa vinculada al uso de drones, forma parte de un patrón más amplio en el que los agroquímicos se convierten en herramientas de deforestación encubierta. La reiteración de estos métodos revela que un mecanismo criminal está tomando fuerzas en la deforestación al abaratar costos y dejar la madera disponible para su “uso” y plantea la urgencia de fortalecer la vigilancia, crear protocolos claros de control y fomentar alternativas sostenibles que garanticen la conservación de los ecosistemas y la protección de las comunidades locales.
 
Fuentes: Abogado y ex concejal Deodato Ramalho es nombrado superintendente de IBAMA en Ceara. Por opiniaoce.com.br
IBAMA investiga desmonte ilegal en Cariri hecho por drones con agrotoxicos. Por Mais.opovo Brasil
Pesticidas liberados en la Amazonia brasilera para degradar la floresta y facilitar el desmonte. Por Mongabay
 

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