UK: La lucha comunitaria que cimentó la mayor zona de bajas emisiones del planeta

La preocupación de un grupo de madres y padres de Brixton por la salud de sus hijos acabó fundando uno de los movimientos contra la contaminación del aire más poderosos del Reino Unido: Entre el 4 y el 9 de diciembre de 1952, la Gran Niebla cubrió las calles de Londres. La quema de carbón y petróleo en la industria, en las calefacciones y en los transportes, combinada con una situación meteorológica particular, provocaron el que aún hoy es uno de los peores episodios de contaminación del aire que ha vivido la capital de Reino Unido. La niebla tóxica mató a cerca de 4.000 londinenses y dejó enfermos a otros 100.000, de acuerdo con cálculos recientes. La desgracia, como en tantas otras ocasiones, provocó un cambio de rumbo.

Juan F. Samaniego

Las leyes que entraron en vigor poco después de la Gran Niebla para regular el uso del carbón tuvieron un efecto inmediato: la contaminación por partículas de hollín y por dióxido de azufre no ha dejado de caer en Londres desde entonces. La ciudad tardó mucho más tiempo en gestionar otra de las grandes fuentes de polución, el tráfico, pero hoy cuenta con el área de bajas emisiones más extensa del mundo. La historia de este cambio, sin embargo, no tiene que ver con grandes eventos catastróficos, sino con la constancia de un pequeño grupo de madres y padres del distrito de Brixton.
La historia de Mums for lungs

“Solo queríamos aire limpio para todos, para que los niños no se enfermasen”. Jemima Hartshron recuerda en pocas palabras la visión que la llevó a fundar el colectivo Mums for lungs y que hoy todavía sigue marcando el rumbo de la asociación. “Yo tenía un bebé y empecé a leer sobre la contaminación atmosférica y sus efectos. Cuanto más leía, más me preocupaba que el monitor de contaminación que había cerca de mi casa superase siempre los niveles recomendados”, señala Hartshron. Su preocupación se sumó a la de otras madres y padres de Brixton, un distrito de nivel socioeconómico medio-bajo de Londres, y pronto nació Mums for lungs.
Era 2017. La fundación del colectivo coincidió también con un aumento del interés del ayuntamiento en la contaminación atmosférica. “Empezaban a pasar cosas y nosotras queríamos asegurarnos de que se produjese acción real”, añade. Pronto lograron que se prohibiese la circulación en los alrededores de algunas escuelas para que los menores pudiesen acudir a los centros andando o en bici sin respirar aire contaminado. También que el gobierno local apostase por modernizar los sistemas de calefacción más obsoletos y contaminantes de las viviendas de la ciudad. Pero su gran victoria fue contribuir a la zona de bajas emisiones de Londres, que hoy es la más extensa del mundo (cubre al 44% de la población del área metropolitana y limita la circulación del tráfico pesado y de los vehículos más contaminantes).
“Teníamos un alcalde que había desarrollado asma de adulto, quería hacer algo y estaba consultando a la población sobre la zona de bajas emisiones. Teníamos litigios en marcha que exigían a las autoridades locales que limpiaran el aire. Teníamos a activistas como Rosamund Kissi-Debrah, que perdió a su hija por la contaminación del aire. Teníamos a muchas organizaciones ambientales y teníamos a Mums for lungs. Me gusta pensar toda esa combinación de factores obligó a tomar medidas decisivas”, explica Jemima Hartshron.
Los resultados, eso sí, han sido claros. La calidad general del aire ha mejorado en el 99% de los puntos de monitorización de la ciudad desde 2019, según el último informe oficial publicado. Los niveles de dióxido de nitrógeno han bajado un 54% en el centro de Londres, un 29% en el anillo interior del área metropolitana y un 24% en el exterior. Las cantidades de partículas en suspensión de pequeño tamaño (llamadas PM2,5) han experimentado una reducción media del 31%.
“No sabemos qué se habría conseguido sin Mums for lungs, pero creo que hemos hecho un buen trabajo concienciando sobre los impactos de la contaminación atmosférica en la salud y, especialmente, sobre el riesgo que supone para los niños y niñas de Londres”, añade Hartshron. “Y es necesario que sigamos haciéndolo, porque queda mucho camino por recorrer: en 2024, 120.000 niños fueron hospitalizados en toda la ciudad a causa de dificultades respiratorias. No todos los casos se deben a la contaminación atmosférica, pero todos se ven agravados por ella”.
La importancia de la acción colectiva
El colectivo se ha convertido, con el tiempo, en un movimiento de escala nacional (aunque insisten en que, como organización, son muy pequeños y trabajan con recursos muy limitados). Mums for lungs sigue presionando para mejorar el transporte público en todo Reino Unido y para reducir las desigualdades en la exposición a la contaminación. En los últimos meses, han redoblado su presión para reducir la quema de leña en los hogares del país, una actividad que impacta en la calidad del aire general de la ciudad, pero, sobre todo, en la calidad del aire en el interior de las viviendas. “También estamos muy involucrados en el dieselgate y presionamos para que Reino Unido establezca límites más estrictos para la calidad del aire, tal como ha hecho la Unión Europea”, añade Hartshron.
La historia del éxito de Mums for lungs también tiene una cara B. Los miembros de la organización han tenido que hacer frente a críticas y presiones para abandonar su objetivo. Hartshron señala a los intereses de las empresas afectadas por las restricciones como una de las causas principales detrás de las reacciones negativas. “Tenemos intereses comerciales por un lado y salud por otro”, apunta la activista. “Pero no hay nadie que quiera que su hijo o su nieto tenga asma. A veces circula información resaltando el coste de una medida concreta, pero también hay que pensar en el coste que está teniendo la situación actual, en la que la gente enferma y todos pagamos la factura”.
Para Hartshron, el problema de fondo radica en la falta de concienciación sobre el verdadero problema al que nos estamos enfrentando. Para hacerle frente, insiste en que la acción local y comunitaria es clave, como demuestra la propia trayectoria de Mums for lungs. “Hemos construido una comunidad abierta, a la que se puede acercar quien quiera, una comunidad agradable en la que la gente se entiende y en la que se respetan los límites y los horarios de cada uno”, explica la fundadora de la organización. “Todos queremos un mundo mejor y todos hemos sentido alguna vez la necesidad de cambiar las cosas. Con Mums for lungs hemos logrado canalizar la ansiedad y la ira y transformarla en acción”.

Fuente: https://climatica.coop/mums-for-lungs-lucha-comunitaria-mayor-zona-bajas-emisiones/ - Imagen de portada: Familias frente al Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales durante el juicio por el caso dieselgate. Foto: Ron Fassbender.

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