Una tribu contra un megaproyecto en el Río Tapajós en el Amazonas brasilero
Sue Branford y Nick Terdre
"Si estas presas se construyen, todo terminará", dice Lamberto Painha, uno de los jefes de la comunidad munduruku en la región de la Amazonía brasileña.
"Esa localidad de allá quedará inundada", señala en la distancia. "Monos, pájaros, indígenas… todos perderemos nuestras casas".
Desde hace meses, cerca de 13.000 munduruku protestan contra los planes del gobierno brasileño de construir una serie de presas hidroeléctricas que inundarán parte de su tierra en la zona superior del río Tapajós.
Tras una reunión de una semana el pasado abril, los jefes de más de 60 localidades emitieron un comunicado en el que piden al gobierno que los escuche antes de seguir adelante con la construcción de las cinco represas previstas para el río.
Las mujeres no han sido tradicionalmente luchadoras entre los munduruku, pero ahora, Maria Leusa Kaba Munduruku, líder de un nuevo grupo de mujeres guerreras, dice que todo el mundo se debe involucrar. "El gobierno debe reconocer nuestros derechos, no sólo los de otros", subraya.
Riqueza biológica
Pese a la sonora oposición de los grupos indígenas y medioambientales, la construcción de la gigante presa de Belo Monte en el río Xingú está bastante avanzada.
La megarepresa de Belo MOnte generó tmbién un fuerte rechazo de parte de los habitantes del lugar.
Ahora, la nueva frontera para la expansión de la energía hidráulica de Brasil se ha trasladado al río Tapajós, un enorme afluente del Amazonas que se extiende hacia el oeste.
La oposición en este lugar es fiera ya que la región cuenta con parte de la biodiversidad más rica del mundo.
Adrian Barnett, biólogo británico que trabaja en la zona, dice que incluso para los altos estándares de la cuenca del Amazonas, el Tapajós es una zona de extrema riqueza biológica.
De las 1.837 especies de aves que se dan en Brasil, 613 se pueden encontrar en el Tapajós, dice Barnett.
"El gobierno debe reconocer nuestros derechos, no sólo los de otros"
Maria Leusa Kaba Munduruku
El gobierno planea otorgar los contratos para la primera de estas represas, Sao Luiz do Tapajós, más adelante este año.
Junto con la siguiente presa, Jatobá, Sao Luiz do Tapajós debe estar funcionando para 2020.
Además de inundar 552 kilómetros cuadrados de tierra, los diques cambiarán el flujo del río, trastornando las vidas de las comunidades indígenas y de pescadores.
Las presas tendrán una potencia instalada de 8.471 megavatios y generarán tanta electricidad como Belo Monte.
"Sin sentido"
Para mitigar el impacto ecológico, el gobierno copia el sistema de las torres petroleras del mar del Norte, que consiste en el traslado de los trabajadores en bote para que cubran turnos de trabajo de dos semanas en lugar de construir carreteras.
Las autoridades son firmes en cuanto a la necesidad de aprovechar el enorme potencial hidroeléctrico de la Amazonía si Brasil pretende que la energía sea el motor de su ambicioso programa de desarrollo.
Claudio Salles, director del grupo de trabajo sobre energía Acende Brasil, dice que de los adicionales 19.000 megavatios que el gobierno quiere tener para 2021, 16.000 serán generados en el Amazonas.
"Esto da una idea de lo importante que es la energía para nosotros", dice.
Pero algunos analistas creen que Brasil necesita repensar sus planes de desarrollo.
Celio Bermann, experto en energía y medio ambiente de la Universidad de Sao Paulo, dice que Brasil da grandes subsidios a sectores ávidos de electricidad, como la fundición de bauxita en el Amazonas para hacer aluminio, sin reflexionar realmente sobre si esto favorece a los intereses del país a largo plazo o no.
"Exportamos una tonelada de aluminio por US$1.400-1.500 al tiempo que importamos bienes de aluminio manufacturados por el doble.
"No tiene sentido. Creo que es absolutamente indeseable que el sector del aluminio en el país se duplique en los próximos 10 años", añade Bermann.
Brazil, señala, está volviendo a ser productor de bienes primarios sin añadirle valor.
"Y precisamente la producción de bienes primarios necesita mucha energía y genera pocos empleos".
Deseo de "evolucionar"
Los trabajos preparatorios para la construcción de la presa Teles Pires en el río del mismo nombre, un afluente del Tapajós, ya ha hecho que se allane la tierra cerca de las Siete Cascadas, un área sagrada para los munduruku y otros grupos indígenas.
Los líderes munduruku se quejaron en una carta abierta: "Hay urnas funerarias allá, donde nuestros guerreros ancestrales están enterrados. También hay un portal, sólo visto por líderes chamanes espirituales, que pueden viajar a través de él hacia otro mundo desconocido".
"¿Por qué destruyeron esto?", pregunta un jefe.
Para otros, sin embargo, el progreso no se puede detener.
Joao Francisco Vieira, un consejero local en la localidad de Jacareacanga, le dijo a la BBC: "Los indígenas no quieren retroceder 300 años. Quieren evolucionar, tal como el río fluye hacia el mar. Quieren teléfonos celulares. Quieren internet".
Maria Leusa Kaba Munduruku está de acuerdo en que quieren bienes modernos.
"Pero los queremos al tiempo que conservamos nuestra cultura. Eso es posible y lucharemos por ello".
Fuente: BBC Mundo - Imagenes: Maria Leusa Kaba Munduruku (derecha) lidera un nuevo grupo de mujeres guerreras. Los munduruku denuncian que las represas inundarán una tierra sagrada para ellos.