Uruguay:Nanotecnología en la agricultura, ¿Cuánto se sabe y hacia dónde vamos?




En Uruguay se estarían utilizando agrotóxicos potenciados con nanotecnología cuyas consecuencias desconocemos... Como trabajadores y consumidores seguiremos exigiendo conocer las consecuencias para nuestra salud de de esas nanopartículas que terminan en las frutas, verduras con las que trabajamos y consumimos, sobre el agua que bebemos y el aire que respiramos.

¿Qué es la nanotecnología?
Se la define como un campo de las ciencias aplicadas dedicada al control y manipulación de la materia a una escala menor que un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas (nanomateriales). Comprende el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a nanoescala. Cuando se manipula la materia a escala tan minúscula, presenta fenómenos y propiedades totalmente nuevas.
Mientras el término biotecnología da una idea del material que se utiliza, nanotecnología revela únicamente el tamaño del material que se manipula, bio significa vida y nano significa enano en griego. Trabaja con el nanómetro (nm) como unidad de medida, en un metro entran mil millones de nanómetros. Un cabello humano tiene 80.000 nm de ancho.
Agrotóxicos con nanotecnología
Las empresas Monsanto, Syngenta y BASF han desarrollado agrotóxicos encerrados en nanocápsulas o hechos de nanopartículas. Estos pueden ser más fácilmente tomados por las plantas y también pueden ser programados para ser liberados en un tiempo o en condiciones determinadas. Los insecticidas nano que se usan actualmente son bastante específicos: unos destruyen las alas de algunos insectos, mientras otros hacen explotar sus órganos internos.
Por su parte, NanoBoost (NanoEmpuje) sirve para todo. Es un herbicida (también actúa como defoliante) para ser utilizado en pastos y praderas, en trigo, maíz, sorgo, arroz y otros granos y de uso industrial y acuático. De acuerdo a la descripción que hace la empresa americana Monty’s sobre NanoBoost, este mejora la eficacia de la aplicación de los herbicidas glifosato y 2,4-D, ya que es un coadyuvante que contribuye a “optimizar” el rendimiento de la sustancia a la cual se le agrega. Lo hace mediante la fusión de las micropartículas existentes en una sinergia, integrando en este caso a los herbicidas conformando una nueva sustancia. En otras palabras, cuando el coadyuvante, se mezcla en las formulaciones existentes, el rendimiento final de la fórmula es mayor que la suma de sus partes (1 + 1 = 3). La empresa asegura que el coadyuvante está específicamente diseñado para mejorar de forma segura el rendimiento y la eficiencia del uso del glifosato el 2,4-D y que si se utiliza adecuadamente en este último los tomates madurarán todos al mismo tiempo para ser cosechados con maquinaria y las papas rojas, quedan aún más rojas.
Por otro lado la industria ha desarrollado un fertilizante llamado Nanobind (NanoEnlazar) sustancia microbiana mejorada de carbono líquido.
Lo que se sabe del glifosato y del 2,4-D
Los impactos ambientales y en la salud de estos herbicidas son ampliamente conocidos. En el caso del glifosato se han encontrado residuos en suelos que no han sido fumigados por años, también hay estudios que muestran su permanencia en el agua. In vitro se ha demostrado que esta sustancia provoca alteraciones hormonales y crecimiento de tumores en animales. Por otro lado, investigaciones científicas realizadas en Argentina indican que puede producir malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas en los embriones humanos.
Por su parte el 2,4-D fue utilizado durante la Guerra de Vietnam como uno de los ingredientes del “Agente Naranja”, sustancia altamente tóxica asociada con el cáncer y responsable de que 500 mil niños nacieran con defectos de nacimiento. Luego de décadas de estudios, informes y denuncias sobre ambos herbicidas destinadas infructuosamente a que su producción y comercialización sean prohibidas, ahora se les agrega un coadyuvante nano con consecuencias desconocidas.
En Uruguay, ¿se utiliza nanotecnología en el agro?
La empresa argentina Red Surcos a través de su tecnología Nanoactive ha desarrollado formulas con nanotecnología para su aplicación en el mercado de herbicidas, insecticidas y fungicidas. En herbicidas cuenta con la línea Elite: Eskoba (glifosato), Dedalo (2,4 D) Cowboy (dicamba) e Indigo (imazetapir). En total produce más de 15 productos formulados con nanotecnología que anuncia se encuentran disponibles en Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay y Uruguay.
Los agrotóxicos a quienes se les incorpora nanotecnología no cambian de nombre -el glifosato sigue siendo glifosato pero potenciado por un coadyuvante- por lo tanto no deben ser registrados nuevamente. Lamentablemente, en nuestro país no se sabe a ciencia cierta si se están utilizando agrotóxicos con nanotecnología y nos ha sido imposible obtener esta información por parte de las autoridades correspondientes. Si sabemos que en Uruguay la expansión agrícola ha aumentado sustancialmente -especialmente soja- y está acompañada con el uso masivo de agrotóxicos, especialmente de herbicidas.
Declaraciones realizadas recientemente por el Director de Servicios Agrícolas Ing. Agrónomo Inocencio Bertoni, al ser preguntado por el aumento en la importación de agrotóxicos y si este se debe a la soja transgénica, su respuesta fue: “Cuando hablamos de que el problema es la soja transgénica, primero, es soja, si es transgénica o no, es lo mismo. Hoy el esquema de los eventos transgénicos en soja y otros cultivos que también se están manejando, como el maíz, creemos que son una mejora para estas cuestiones ambientales, el paquete tecnológico que usa la soja es muy similar, eso no genera mayores problemas.” (1)
Los conceptos son bastante discutibles, pero en el caso que nos ocupa cabe preguntarse a que se refiere cuando dice que “el paquete tecnológico no genera mayores problemas”. Tal vez se base en los supuestos beneficios de los agrotóxicos con nanotecnología que la empresa Red Surcos promociona: “Control rápido y efectivo de malezas, menor dosis de ingrediente activo, mayor tolerancia a aguas duras, menor susceptibilidad al lavado por lluvias y productos de bajo olor”. ¡O sea la panacea!, aunque ni su eficacia y inocuidad estén demostradas.
Como trabajadores y consumidores seguiremos exigiendo conocer las consecuencias para nuestra salud de de esas nanopartículas que terminan en las frutas, verduras con las que trabajamos y consumimos, sobre el agua que bebemos y el aire que respiramos.
(1) La Diaria, 19.08.14 - Fuente: RAPAL Uruguay y UITA www.rapaluruguay.org/ Imagenes: canal311.com - blogs.creamoselfuturo.com

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