Descubren isótopos radiactivos de Fukushima en vinos californianos: Investigación revela el alcance geográfico de los accidentes nucleares
Los efectos colaterales radiactivos del desastre nuclear de Fukushima en 2011 dejó consecuencias medioambientales irrevocables dentro y fuera de Japón. Los años no han evitado que las consecuencias sigan saliendo a la luz.
Incluso los soleados viñedos de California en Estados Unidos, han estado expuestos a la sombra de Fukushima, porque al parecer los científicos ahora han encontrado rastros de radiación aumentados en añadas de vino del famoso Valle de Napa.
Incluso los soleados viñedos de California en Estados Unidos, han estado expuestos a la sombra de Fukushima, porque al parecer los científicos ahora han encontrado rastros de radiación aumentados en añadas de vino del famoso Valle de Napa.
Sofia Olea
De acuerdo a lo expuesto por los científicos, estos rastros -intensos pero débiles- del isótopo radiactivo Cesio-137 no representan un riesgo para la salud de los seres humanos, por lo que probablemente no es necesario beber menos vino californiano. Pero sigue siendo un crudo recordatorio de cuál puede ser el alcance de los accidentes nucleares en el espacio y el tiempo.
En este caso, el físico experimental francés Michael Pravikoff, del Centre d’Études Nucléaires de Bordeaux-Gradignan, se topó con una serie de vinos californianos (Cabernet Sauvignon) desde la cosecha 2009 hasta 2012 mientras compraba en un supermercado.
Viña en el Valle de Napa en California.
La difusión de las añadas le dio una idea. El Cesio-137 no es un isótopo de origen natural, y solo se produce a través de la fisión nuclear; es algo que los científicos pueden buscar en botellas de vino sin abrir, usando una técnica que involucra la espectrometría gamma (también conocida como espectroscopía gamma).
En el pasado, los investigadores han utilizado este método para mostrar cómo los niveles de isótopos en el vino se dispararon después de las pruebas de misiles de la Guerra Fría (y también después del accidente de Chernobyl): una firma reveladora que es principalmente útil para identificar y fechar añadas en casos de fraude de vino.
En este caso, Pravikoff se preguntó si el alcance radioactivo del Cesio-137 de Fukushima se habría extendido hasta los viñedos californianos, a un océano de distancia de la costa japonesa. De hecho, el Cesio-137 ahora estaba embotellado justo enfrente de él.
“Simplemente los compré, solo para verlos. Estábamos interesados en medirlos más que nada por el aspecto científico puro”, dijo Pravikoff al New York Times.
Cuando él y sus colegas investigadores usaron espectrometría gamma para tratar de detectar el elemento, los resultados no fueron concluyentes, por lo que recurrieron a un método más drástico: chamuscar el vino en un horno a temperaturas de hasta 500°C durante varias horas, lo que reduce el contenido de una botella a solo unos pocos gramos de ceniza.
Esta técnica demostró que el nivel de Cesio-137 en el Cabernet Sauvignon se duplicó efectivamente desde los niveles de “fondo” después de Fukushima. También se observó un aumento en una muestra de Rosé californiano, aunque los niveles fueron mucho más bajos que en el Cabernet.
Pravikoff asegura que no hay necesidad de preocuparse, ya que los resultados son genuinamente solo de interés científico, dada la debilidad de las huellas radiactivas. El investigador y sus colegas publicaron el estudio en el sitio de pre-impresión arXiv.org.
“Estos niveles son muy bajos, muy por debajo de la radioactividad natural que existe en todas partes del mundo”, dijo al New York Times.
La OMS se hace eco de esta afirmación en una sección de preguntas frecuentes sobre los riesgos de consumir alimentos cultivados en otros países después de Fukushima.
“Se pueden encontrar cantidades mínimas de cesio radiactivo y yodo usando métodos de detección muy sensibles”, indica el informe, agregando no obstante que “esto no debería afectar a los alimentos producidos en otros países, ya que las cantidades involucradas estarán muy por debajo de los niveles aceptables y no plantearían problemas de salud a quienes los consumen”.
Además de revelar el alcance de los desastres radiactivos, la presencia de este isótopo en el vino puede servir para que usted se pavonee en una reunión social destacando las notas de Cesio-137 del vino californiano en sus papilas gustativas, que de acuerdo a los expertos agregan un toque indefinible al bouquet general.
Fuente: Science Alert - Leer en: https://www.elciudadano.cl/medio-ambiente/descubren-isotopos-radiactivos-de-fukushima-en-vinos-californianos/07/24/#ixzz5MD9mUvpF - Imagen de tapa: Escena del desastre de Fukushima, Japón. Imagen: The Conversation
Pravikoff asegura que no hay necesidad de preocuparse, ya que los resultados son genuinamente solo de interés científico, dada la debilidad de las huellas radiactivas. El investigador y sus colegas publicaron el estudio en el sitio de pre-impresión arXiv.org.
“Estos niveles son muy bajos, muy por debajo de la radioactividad natural que existe en todas partes del mundo”, dijo al New York Times.
La OMS se hace eco de esta afirmación en una sección de preguntas frecuentes sobre los riesgos de consumir alimentos cultivados en otros países después de Fukushima.
“Se pueden encontrar cantidades mínimas de cesio radiactivo y yodo usando métodos de detección muy sensibles”, indica el informe, agregando no obstante que “esto no debería afectar a los alimentos producidos en otros países, ya que las cantidades involucradas estarán muy por debajo de los niveles aceptables y no plantearían problemas de salud a quienes los consumen”.
Además de revelar el alcance de los desastres radiactivos, la presencia de este isótopo en el vino puede servir para que usted se pavonee en una reunión social destacando las notas de Cesio-137 del vino californiano en sus papilas gustativas, que de acuerdo a los expertos agregan un toque indefinible al bouquet general.
Fuente: Science Alert - Leer en: https://www.elciudadano.cl/medio-ambiente/descubren-isotopos-radiactivos-de-fukushima-en-vinos-californianos/07/24/#ixzz5MD9mUvpF - Imagen de tapa: Escena del desastre de Fukushima, Japón. Imagen: The Conversation