El litio de Argentina también está atenazado por la garra china
El desembarco de capitales chinos al país vinculados al litio si bien es reciente, no sorprende. En particular si se tiene en cuenta que Argentina, ofrece comparativamente mayores facilidades para la instalación de proyectos mineros. Como parte del triángulo del cono sur del lito, que alberga el 60% de las reservas de litio de salmueras, que es la forma más económica actual de extracción, Argentina es el único de los tres países en el que litio puede ser explotado libremente mediante concesión otorgada por la autoridad correspondiente.
La llegada de empresas y actores chinos a Argentina, que adquirió mayor dinamismo en la última década, también puede verse en el sector minero. No sólo Shadong estaría comprando el 50% dela operación de Veladero, propiedad de la canadiense Barrick Gold – y que tuvo más de tres derrames en poco menos de un año y medio -, sino que existe especial interés alrededor de la minería de litio. Este mineral resulta un insumo clave para artefactos eléctricos (teléfonos celulares, computadoras portátiles, tablets) y vehículos a propulsión eléctrica (hídricos, eléctricos puros). Estos usos del litio han impulsado significativamente su demanda en la última década, en particular a partir del crecimiento del mercado asiático.
China se ha convertido hoy en el primer consumidor de litio a nivel mundial con un 35% del total; seguido por Europa (24%), Japón (11%), Corea del Sur (10%) y Norteamérica (9 %). Los países asiáticos integran más de la mitad del consumo mundial (56%). La demanda del gigante asiático se habría duplicado en la última década pasando de las 18,000 toneladas de LCE, en el 2002, a las 50,000 toneladas en, 2012.
Además, capitales chinos como los de la empresa Sinopoly Battery Limited se encuentran entre las cinco empresas más importantes del mercado de litio, con una participación del 5,42%.
En este contexto, la llegada de capitales chinos al país vinculados al litio si bien más reciente, no sorprende. En particular si se tiene en cuenta que Argentina, ofrece comparativamente mayores facilidades para la instalación de proyectos mineros.
Como parte del triángulo del cono sur del lito, que alberga el 60% de las reservas de litio de salmueras, que es la forma más económica actual de extracción, Argentina es el único de los tres países en el que litio puede ser explotado libremente mediante concesión otorgada por la autoridad correspondiente.
Bolivia declaró el Salar de Uyuni como Reserva Fiscal no pudiéndose otorgar derechos mineros y decidió llevar a cabo la explotación del litio con un rol primordialmente estatal, y escasa participación del sector privado, aunque luego debido a los desafíos encontrados, revisó dicha estrategia dando más lugar a capitales Chinos y surcoreanos. En Chile, por su parte, el litio no es concesible desde 1979 en el que adquirió carácter estratégico debido a sus intereses militares y nucleares, pudiendo avanzarse en la producción en áreas concedidas con anterioridad a esa fecha, aunque en la actualidad se discuta sobre la flexibilización de dichos criterios cuando exista articulación estatal.
Para Argentina no es novedad la presencia de empresas transnacionales en el sector minero. Sin embargo, la eliminación de las retenciones mineras en febrero de 2016 aceleró este proceso. Incrementaron significativamente los anuncios de explotaciones de litio y comenzaron a conocerse nuevos nombres de empresas interesadas.
Así uno de los primeros hechos significativo fue la llegada de la empresa china Ganfeng al proyecto propiedad del joint venture constituido por la empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) para la explotación del Salar de Olaroz-Caucharí ubicado en el oeste de la Provincia de Jujuy, a 70 kilómetros de la frontera con Chile. Entre las condiciones del acuerdo, Ganfeng habría adquirido el 19,9% de las acciones de la canadiense Lithum Americas Corp (LAC), y brindado 125 millones de dólares para cubrir costos de la construcción, asegurándose la compra del 70% de la producción de litio de la primera etapa que le correspondía a la canadiense.
Este caso, llama la atención por dos motivos: primero, porque Ganfeng y SQM habían intentado llegar a un acuerdo en vinculación a explotaciones en Chile, sin lograrlo. Segundo, debido a las dificultades de la propia SQM en ampliar sus operaciones en Chile, en donde se encuentra ceñido de escándalos vinculados al financiamiento de la política.
El interés de empresas chinas por el litio, no se agota en este caso, sino que se suma el interés por emprendimientos en la provincia de Catamarca, en la que se han hecho distintos anuncios.
Además en las cercanías del Salar de Olaroz-Caucharí proyecta la construcción de uno de los Parques Solares más grandes del mundo con capacidad instalada de 300 MW, el que contará con financiamiento chino y servirá para abastecer entre otros, las operaciones mineras de la zona.
Discusiones necesarias: impactos sociales y ambientales
Si bien en la minería de litio es presentada por sus principales promotores como menos agresiva en términos de impactos ambientales al compararse con la minería a cielo abierto, la misma tampoco es inocua, y genera otra serie de impactos ambientales que no están siendo suficientemente estudiados.
A pesar de que las distintas tecnologías designadas para extraer y separar los compuestos de litio (carbonatos, sulfatos) de otros elementos químicos, está condicionada por los distintos factores que caracterizan cada salar (concentración de litio, concentración de potasio, relación entre litio y magnesio, tasas de evaporación y de precipitación), la mayoría de las utilizadas en la actualidad depende del bombeo de las salmueras y de la precipitación de distintos compuestos químicos en un sistema de pozas.
En Argentina la extracción de litio genera preocupación en particular por el equilibrio de los delicados sistemas hídricos de la Puna en la que también existe agua dulce que alimenta las vegas y lagunas de la zona y constituye el medio de vida de las comunidades locales.
Los salares de la Puna, en la que se encuentra el litio, son cuencas endorreicas, considerados ecosistemas frágiles que poseen estrés hídrico a lo largo del año y albergan valiosísima biodiversidad. Expertos en el tema han recomendado analizar los impactos ambientales detenida y cuidadosamente. Sin embargo, en la mayoría de los casos se aprueban proyectos sin tener información suficiente ni estudios de base sobre el delicado funcionamiento de estos ecosistemas. En particular, no se realizan estudios hidrogeológicos integrales de toda la cuenca para determinar la significancia y el tipo de impacto no sólo de cada proyecto en particular sino de todos los proyectados en conjunción con los usos de agua ya existentes.
Por otra parte, tampoco se tienen en cuenta las demandas sociales y preocupaciones de distintos grupos de comunidades indígenas que habitan en los territorios de la Puna. La llegada de las distintas empresas a los salares Argentinos, en particular de la provincia de Jujuy, generaron fracturas en los tejidos sociales, dando cuenta de la enorme asimetría entre los actores.
Si bien hay grupos que reclaman participar de los beneficios de la actividad minera, hay otros que se oponen a ellas preocupados por los impactos que pueden generar en el agua, central para la reproducción de su vida y valores culturales. Además entre los reclamos se encuentra el respeto de sus derechos de participación y consulta en los procesos de toma de decisión, ampliamente reconocidos en el marco jurídico argentino, y movilizan resistencias recurriendo a la justicia para que se garantice el respeto de su derecho.
Frente a este panorama de insuficiente abordaje de los aspectos ambientales y consecuencias sociales vinculados al litio, preocupa que la llegada de actores chinos continúe profundizando este panorama.
La estrategia: abastecerse de un recurso estratégico
La gran competencia que existe por los mercados de litio, llevó a que los distintos conglomerados que dominan el mercado pudieran posicionarse en lugares centrales para dominar las distintas etapas de la cadena de valor. Mediante la utilización de la figura de “joint venture” las empresas de litio o los consorcios mixtos se alían con empresas públicas o mixtas locales y con el sector automotriz, extendiendo sus portafolios empresariales. De esa forma se logra el acceso directo a las minas de litio, asegurándose determinado volumen del producido (carbonato de litio, cloruro de litio) a precios más económicos que los mundiales.
En esta línea, los actores chinos repiten las mismas estrategias que sus competidores japoneses o coreanos, despertando fundadas dudas sobre la posibilidad de avance de las distintas estrategias de producción de baterías en el país como se aspira desde distintos sectores.
Bolivia declaró el Salar de Uyuni como Reserva Fiscal no pudiéndose otorgar derechos mineros y decidió llevar a cabo la explotación del litio con un rol primordialmente estatal, y escasa participación del sector privado, aunque luego debido a los desafíos encontrados, revisó dicha estrategia dando más lugar a capitales Chinos y surcoreanos. En Chile, por su parte, el litio no es concesible desde 1979 en el que adquirió carácter estratégico debido a sus intereses militares y nucleares, pudiendo avanzarse en la producción en áreas concedidas con anterioridad a esa fecha, aunque en la actualidad se discuta sobre la flexibilización de dichos criterios cuando exista articulación estatal.
Para Argentina no es novedad la presencia de empresas transnacionales en el sector minero. Sin embargo, la eliminación de las retenciones mineras en febrero de 2016 aceleró este proceso. Incrementaron significativamente los anuncios de explotaciones de litio y comenzaron a conocerse nuevos nombres de empresas interesadas.
Así uno de los primeros hechos significativo fue la llegada de la empresa china Ganfeng al proyecto propiedad del joint venture constituido por la empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) para la explotación del Salar de Olaroz-Caucharí ubicado en el oeste de la Provincia de Jujuy, a 70 kilómetros de la frontera con Chile. Entre las condiciones del acuerdo, Ganfeng habría adquirido el 19,9% de las acciones de la canadiense Lithum Americas Corp (LAC), y brindado 125 millones de dólares para cubrir costos de la construcción, asegurándose la compra del 70% de la producción de litio de la primera etapa que le correspondía a la canadiense.
Este caso, llama la atención por dos motivos: primero, porque Ganfeng y SQM habían intentado llegar a un acuerdo en vinculación a explotaciones en Chile, sin lograrlo. Segundo, debido a las dificultades de la propia SQM en ampliar sus operaciones en Chile, en donde se encuentra ceñido de escándalos vinculados al financiamiento de la política.
El interés de empresas chinas por el litio, no se agota en este caso, sino que se suma el interés por emprendimientos en la provincia de Catamarca, en la que se han hecho distintos anuncios.
Además en las cercanías del Salar de Olaroz-Caucharí proyecta la construcción de uno de los Parques Solares más grandes del mundo con capacidad instalada de 300 MW, el que contará con financiamiento chino y servirá para abastecer entre otros, las operaciones mineras de la zona.
La llegada de empresas y actores chinos a Argentina, que adquirió mayor dinamismo en la última década, también puede verse en el sector minero. No sólo Shadong estaría comprando el 50% dela operación de Veladero, propiedad de la canadiense Barrick Gold – y que tuvo más de tres derrames en poco menos de un año y medio -, sino que existe especial interés alrededor de la minería de litio. Este mineral resulta un insumo clave para artefactos eléctricos (teléfonos celulares, computadoras portátiles, tablets) y vehículos a propulsión eléctrica (hídricos, eléctricos puros). Estos usos del litio han impulsado significativamente su demanda en la última década, en particular a partir del crecimiento del mercado asiático.
China se ha convertido hoy en el primer consumidor de litio a nivel mundial con un 35% del total; seguido por Europa (24%), Japón (11%), Corea del Sur (10%) y Norteamérica (9 %). Los países asiáticos integran más de la mitad del consumo mundial (56%). La demanda del gigante asiático se habría duplicado en la última década pasando de las 18,000 toneladas de LCE, en el 2002, a las 50,000 toneladas en, 2012.
Además, capitales chinos como los de la empresa Sinopoly Battery Limited se encuentran entre las cinco empresas más importantes del mercado de litio, con una participación del 5,42%.
En este contexto, la llegada de capitales chinos al país vinculados al litio si bien más reciente, no sorprende. En particular si se tiene en cuenta que Argentina, ofrece comparativamente mayores facilidades para la instalación de proyectos mineros.
Como parte del triángulo del cono sur del lito, que alberga el 60% de las reservas de litio de salmueras, que es la forma más económica actual de extracción, Argentina es el único de los tres países en el que litio puede ser explotado libremente mediante concesión otorgada por la autoridad correspondiente.
Bolivia declaró el Salar de Uyuni como Reserva Fiscal no pudiéndose otorgar derechos mineros y decidió llevar a cabo la explotación del litio con un rol primordialmente estatal, y escasa participación del sector privado, aunque luego debido a los desafíos encontrados, revisó dicha estrategia dando más lugar a capitales Chinos y surcoreanos. En Chile, por su parte, el litio no es concesible desde 1979 en el que adquirió carácter estratégico debido a sus intereses militares y nucleares, pudiendo avanzarse en la producción en áreas concedidas con anterioridad a esa fecha, aunque en la actualidad se discuta sobre la flexibilización de dichos criterios cuando exista articulación estatal.
Para Argentina no es novedad la presencia de empresas transnacionales en el sector minero. Sin embargo, la eliminación de las retenciones mineras en febrero de 2016 aceleró este proceso. Incrementaron significativamente los anuncios de explotaciones de litio y comenzaron a conocerse nuevos nombres de empresas interesadas.
Así uno de los primeros hechos significativo fue la llegada de la empresa china Ganfeng al proyecto propiedad del joint venture constituido por la empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) para la explotación del Salar de Olaroz-Caucharí ubicado en el oeste de la Provincia de Jujuy, a 70 kilómetros de la frontera con Chile. Entre las condiciones del acuerdo, Ganfeng habría adquirido el 19,9% de las acciones de la canadiense Lithum Americas Corp (LAC), y brindado 125 millones de dólares para cubrir costos de la construcción, asegurándose la compra del 70% de la producción de litio de la primera etapa que le correspondía a la canadiense.
Este caso, llama la atención por dos motivos: primero, porque Ganfeng y SQM habían intentado llegar a un acuerdo en vinculación a explotaciones en Chile, sin lograrlo. Segundo, debido a las dificultades de la propia SQM en ampliar sus operaciones en Chile, en donde se encuentra ceñido de escándalos vinculados al financiamiento de la política.
El interés de empresas chinas por el litio, no se agota en este caso, sino que se suma el interés por emprendimientos en la provincia de Catamarca, en la que se han hecho distintos anuncios.
Además en las cercanías del Salar de Olaroz-Caucharí proyecta la construcción de uno de los Parques Solares más grandes del mundo con capacidad instalada de 300 MW, el que contará con financiamiento chino y servirá para abastecer entre otros, las operaciones mineras de la zona.
Discusiones necesarias: impactos sociales y ambientales
Si bien en la minería de litio es presentada por sus principales promotores como menos agresiva en términos de impactos ambientales al compararse con la minería a cielo abierto, la misma tampoco es inocua, y genera otra serie de impactos ambientales que no están siendo suficientemente estudiados.
A pesar de que las distintas tecnologías designadas para extraer y separar los compuestos de litio (carbonatos, sulfatos) de otros elementos químicos, está condicionada por los distintos factores que caracterizan cada salar (concentración de litio, concentración de potasio, relación entre litio y magnesio, tasas de evaporación y de precipitación), la mayoría de las utilizadas en la actualidad depende del bombeo de las salmueras y de la precipitación de distintos compuestos químicos en un sistema de pozas.
En Argentina la extracción de litio genera preocupación en particular por el equilibrio de los delicados sistemas hídricos de la Puna en la que también existe agua dulce que alimenta las vegas y lagunas de la zona y constituye el medio de vida de las comunidades locales.
Los salares de la Puna, en la que se encuentra el litio, son cuencas endorreicas, considerados ecosistemas frágiles que poseen estrés hídrico a lo largo del año y albergan valiosísima biodiversidad. Expertos en el tema han recomendado analizar los impactos ambientales detenida y cuidadosamente. Sin embargo, en la mayoría de los casos se aprueban proyectos sin tener información suficiente ni estudios de base sobre el delicado funcionamiento de estos ecosistemas. En particular, no se realizan estudios hidrogeológicos integrales de toda la cuenca para determinar la significancia y el tipo de impacto no sólo de cada proyecto en particular sino de todos los proyectados en conjunción con los usos de agua ya existentes.
Por otra parte, tampoco se tienen en cuenta las demandas sociales y preocupaciones de distintos grupos de comunidades indígenas que habitan en los territorios de la Puna. La llegada de las distintas empresas a los salares Argentinos, en particular de la provincia de Jujuy, generaron fracturas en los tejidos sociales, dando cuenta de la enorme asimetría entre los actores.
Si bien hay grupos que reclaman participar de los beneficios de la actividad minera, hay otros que se oponen a ellas preocupados por los impactos que pueden generar en el agua, central para la reproducción de su vida y valores culturales. Además entre los reclamos se encuentra el respeto de sus derechos de participación y consulta en los procesos de toma de decisión, ampliamente reconocidos en el marco jurídico argentino, y movilizan resistencias recurriendo a la justicia para que se garantice el respeto de su derecho.
Frente a este panorama de insuficiente abordaje de los aspectos ambientales y consecuencias sociales vinculados al litio, preocupa que la llegada de actores chinos continúe profundizando este panorama.
La estrategia: abastecerse de un recurso estratégico
La gran competencia que existe por los mercados de litio, llevó a que los distintos conglomerados que dominan el mercado pudieran posicionarse en lugares centrales para dominar las distintas etapas de la cadena de valor. Mediante la utilización de la figura de “joint venture” las empresas de litio o los consorcios mixtos se alían con empresas públicas o mixtas locales y con el sector automotriz, extendiendo sus portafolios empresariales. De esa forma se logra el acceso directo a las minas de litio, asegurándose determinado volumen del producido (carbonato de litio, cloruro de litio) a precios más económicos que los mundiales.
En esta línea, los actores chinos repiten las mismas estrategias que sus competidores japoneses o coreanos, despertando fundadas dudas sobre la posibilidad de avance de las distintas estrategias de producción de baterías en el país como se aspira desde distintos sectores.
Bolivia declaró el Salar de Uyuni como Reserva Fiscal no pudiéndose otorgar derechos mineros y decidió llevar a cabo la explotación del litio con un rol primordialmente estatal, y escasa participación del sector privado, aunque luego debido a los desafíos encontrados, revisó dicha estrategia dando más lugar a capitales Chinos y surcoreanos. En Chile, por su parte, el litio no es concesible desde 1979 en el que adquirió carácter estratégico debido a sus intereses militares y nucleares, pudiendo avanzarse en la producción en áreas concedidas con anterioridad a esa fecha, aunque en la actualidad se discuta sobre la flexibilización de dichos criterios cuando exista articulación estatal.
Para Argentina no es novedad la presencia de empresas transnacionales en el sector minero. Sin embargo, la eliminación de las retenciones mineras en febrero de 2016 aceleró este proceso. Incrementaron significativamente los anuncios de explotaciones de litio y comenzaron a conocerse nuevos nombres de empresas interesadas.
Así uno de los primeros hechos significativo fue la llegada de la empresa china Ganfeng al proyecto propiedad del joint venture constituido por la empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) para la explotación del Salar de Olaroz-Caucharí ubicado en el oeste de la Provincia de Jujuy, a 70 kilómetros de la frontera con Chile. Entre las condiciones del acuerdo, Ganfeng habría adquirido el 19,9% de las acciones de la canadiense Lithum Americas Corp (LAC), y brindado 125 millones de dólares para cubrir costos de la construcción, asegurándose la compra del 70% de la producción de litio de la primera etapa que le correspondía a la canadiense.
Este caso, llama la atención por dos motivos: primero, porque Ganfeng y SQM habían intentado llegar a un acuerdo en vinculación a explotaciones en Chile, sin lograrlo. Segundo, debido a las dificultades de la propia SQM en ampliar sus operaciones en Chile, en donde se encuentra ceñido de escándalos vinculados al financiamiento de la política.
El interés de empresas chinas por el litio, no se agota en este caso, sino que se suma el interés por emprendimientos en la provincia de Catamarca, en la que se han hecho distintos anuncios.
Además en las cercanías del Salar de Olaroz-Caucharí proyecta la construcción de uno de los Parques Solares más grandes del mundo con capacidad instalada de 300 MW, el que contará con financiamiento chino y servirá para abastecer entre otros, las operaciones mineras de la zona.
Fuente: Diálogo Chino - Publicado en: noalamina.org - Imagen: iProfesional