Japón estudia cancelar su apoyo al reactor ITER




Tokio revisa sus políticas energéticas tras el accidente de la central atómica de Fukushima

Tras el accidente de Fukushima, la opinión que los japoneses tienen de la ciencia atómica ha dado un vuelco, y según las encuestas ya son mayoría los que se muestran en contra de las centrales nucleares. No es de extrañar, por tanto, que sus gobernantes empiecen a replantearse toda su política energética, sobre todo la que se genera con reacciones nucleares. Y esto puede llevarse por delante incluso su participación en uno de los proyectos científicos más ambiciosos: el del Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER).
El panel gubernamental convocado para revisar la política energética de Japón señaló ayer al Ejecutivo que debería retirar su apoyo al ambicioso proyecto ITER, que planea construir un reactor nuclear de vanguardia en Francia. El grupo de siete asesores recomienda no pagar los más de 200 millones de euros que Japón debe aportar en esta fase del proyecto, que está formado por un consorcio internacional del que también forman parte EEUU, China, Rusia, Corea del Sur, India y la UE. El proyecto ITER pretende poner en marcha en 2015 un reactor termonuclear que costará unos 15.000 millones de euros y que promete aportar energía inagotable imitando la fusión nuclear del Sol.
El panel de expertos también animó al Gobierno a aparcar el desarrollo del reactor Monju en Japón. Según su diagnóstico, la situación actual haría difícil convencer a la opinión pública de la idoneidad de esta inversión, un prototipo de central nuclear de nueva generación que se alimenta de combustible atómico gastado.

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