Brasil: ¿Naturaleza o eucalipto?
Ñandú, tapir, jaguar y aguará guazú son sólo algunas de las especies singulares que viven en el cerrado brasilero. Esta extensa sabana en el corazón de Brasil también alberga grupos indígenas y campesinos. Pero la expansión de los cultivos de soja y la ganadería –y más recientemente el monocultivo de eucalipto– amenazan al cerrado. "Suzano destruye nuestro sustento: nuestros árboles frutales, plantas medicinales, animales salvajes y la belleza de la naturaleza”, se queja un líder campesino.
Casi un tercio del cerrado ya ha sido arrasado por la industria de la soja, quemado por ganaderos o utilizado como fuente de materia prima para la producción de carbón vegetal. Ahora la empresa brasilera Suzano de celulosa y papel destruye el cerrado para expandir sus monocultivos de eucalipto.
El Movimiento Mundial por los Bosques WRM ha visitado el Bajo Paranaíba en el estado de Maranhão. Suzano ha talado allá entre 30.000 y 40.000 hectáreas. En total están planificadas en el nordeste brasilero hasta 560.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto.
Según WRM, con la madera que produzca Suzano no quiere sólo abastecer sus fábricas de papel, sino también introducirse en el lucrativo mercado energético. Los árboles cortados en trocitos podrían ser vendidos a centrales energéticas y productores de pellets en Europa. La política de energías renovables de la Unión Europea aumenta la demanda de madera como combustible.
Para el cerrado y sus habitantes, los monocultivos de eucalipto son una catástrofe. En estos no pueden sobrevivir animales ni plantas. Los suelos y reservas de agua se arruinan. La gran demanda de agua conduce a que las aguas subterráneas se reduzcan significativamente y se secan las fuentes de agua.
También los pobladores se ven desplazados. Suzano aprovecha el hecho de que muchos campesinos no poseen títulos oficiales de la tierra. El Estado otorga concesiones sobre la tierra a la empresa sin tener en cuenta a las personas.
Salva la Selva
Casi un tercio del cerrado ya ha sido arrasado por la industria de la soja, quemado por ganaderos o utilizado como fuente de materia prima para la producción de carbón vegetal. Ahora la empresa brasilera Suzano de celulosa y papel destruye el cerrado para expandir sus monocultivos de eucalipto.
El Movimiento Mundial por los Bosques WRM ha visitado el Bajo Paranaíba en el estado de Maranhão. Suzano ha talado allá entre 30.000 y 40.000 hectáreas. En total están planificadas en el nordeste brasilero hasta 560.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto.
Según WRM, con la madera que produzca Suzano no quiere sólo abastecer sus fábricas de papel, sino también introducirse en el lucrativo mercado energético. Los árboles cortados en trocitos podrían ser vendidos a centrales energéticas y productores de pellets en Europa. La política de energías renovables de la Unión Europea aumenta la demanda de madera como combustible.
Para el cerrado y sus habitantes, los monocultivos de eucalipto son una catástrofe. En estos no pueden sobrevivir animales ni plantas. Los suelos y reservas de agua se arruinan. La gran demanda de agua conduce a que las aguas subterráneas se reduzcan significativamente y se secan las fuentes de agua.
También los pobladores se ven desplazados. Suzano aprovecha el hecho de que muchos campesinos no poseen títulos oficiales de la tierra. El Estado otorga concesiones sobre la tierra a la empresa sin tener en cuenta a las personas.
Salva la Selva