El camino hacia el decrecimiento
"Hay que
desear ser libre; si no deseamos ser libres no podemos serlo. Pero no es
suficiente con desearlo, hay que hacerlo, es decir llevar a cabo una
voluntad, y poner en marcha un praxis; una praxis reflexiva y deliberada
que permita realizar esta libertad
en cuanto a posibilidad encarnada en
todo el deseo.
No transformaremos nada, mediante leyes y decretos, y aún menos mediante el terror, la familia, el lenguaje o la religión de la gente”
Cornelius Castoriadis
Esto se hace por medio de la autotransformación. Un retorno hacia el interior que debería reflejarse en la recuperación de unas condiciones exteriores que devolvieran su significado prístino a la vida, que permitieran desplegar un hacer cotidiano dotado de sentido, en un entorno de serenidad y de belleza y en un marco de relaciones verdaderamente humanas.
La realidad de tal posibilidad a escala social sería un milagro sin parangón en la historia conocida de la humanidad. Ciertamente el hombre actual, tan moderno, tan libre, tan progresista, tan dueño de sí, puede desintegrarse si se desconecta de la televisión, del automóvil, de la prensa diaria, del teléfono móvil y de internet.
Como nuestro imaginario ha sido colonizado, el enemigo se esconde dentro de nosotros mismos. Los valores dominantes son más o menos compartidos por todos. La cultura del pobre no es diferente de la del rico, tienen que compartir el mismo mundo, ese mundo que ha sido edificado para el mayor beneficio de los que tienen dinero.
Para saber más: Manifiesto contra el progreso. Agustín López Tobajas