La ONU califica de «catástrofe en ciernes» el impacto de la contaminación por los plásticos
“Un camino concertado hacia la eliminación de la contaminación por plásticos”: De este modo definió Naciones Unidas la reunión del Comité intergubernamental (2.500 delegados de 147 países) de negociación en torno a la contaminación por materiales plásticos, principalmente en el medio marino; se celebraron las sesiones, con el fin de elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante, entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre de 2022 en Punta del Este (Uruguay).
Por Enric Llopis
La reunión previa de la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente, celebrada en marzo en Nairobi, llegó a un acuerdo para la redacción de un tratado vinculante sobre las limitaciones. El comunicado de Naciones Unidas aportaba los siguientes datos sobre “la magnitud del problema”: la contaminación generada por el plástico pasó de 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017; se ha convertido en una industria mundial valorada en 522.600 millones de dólares.
Así, los impactos generados por la producción y contaminación por esta materia supone una “catástrofe en ciernes”. En 2050, las emisiones de gases de efecto invernadero -vinculadas a la producción, uso y eliminación de estos materiales químicos sintéticos- podrían representar el 15% de las emisiones permitidas (según el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5ºC).
En marzo de 2022 la ONU alertaba, asimismo, de que más de 800 especies marinas “se ven afectadas por la contaminación (causada por los plásticos)”, por peligros como la ingestión y el enredo, entre otros; el panorama se completaba con el volumen de residuos de plástico –cerca de 11 millones de toneladas anuales- que cada año llegan hasta los océanos (la cifra podría triplicarse en 2040).
Una de las fuentes de información básicas es el documento titulado De la contaminación a la solución (Programa para el Medio Ambiente de la ONU, 2021), que daba cuenta de conclusiones como la siguiente: “Los microplásticos pueden introducirse en el cuerpo humano por inhalación y absorción a través de la piel y acumularse en los órganos, incluida la placenta”.
El informe, subtitulado Una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos, añade: “Probablemente la ingesta de microplásticos a través de los alimentos de origen marino suponga una grave amenaza para las comunidades costeras e indígenas en las que las especies marinas son la principal fuente de alimentación”.
El pasado 2 de diciembre, Greenpeace calificó de “”avances lentos” las conclusiones a las que llegaron los dirigentes gubernamentales en la reunión (de Uruguay) para el Tratado Global de Plásticos.
Mientras los líderes políticos celebraban las sesiones, la organización ecologista proyectó imágenes y mensajes sobre los desechos; reivindicó limitaciones a la producción y usos del plástico, “mantener el petróleo y el gas bajo tierra” y también señaló la responsabilidad de los “grandes contaminadores”: Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé o Unilever, entre otros.
Unos meses antes, en septiembre, Greenpeace ya denunció que –en colaboración con el Gobierno de Egipto-, la multinacional Coca-Cola se convirtiera en uno de los espónsor de la 27ª Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU, celebrada entre el 6 y el 18 de noviembre en la ciudad de Sharm-El Sheik (Egipto); la ONG ambientalista recordó que la firma de refrescos produce anualmente 120.000 millones de botellas de plástico desechables; y que los plásticos se fabrican a partir de combustibles fósiles.
En el estado español, Ecologistas en Acción ha promovido campañas informativas y de sensibilización sobre las basuras marinas; en el contexto de la iniciativa internacional Clean up the sea (Limpiemos el mar), un centenar de activistas limpiaron durante tres días –en mayo de 2022- las playas de ocho municipios españoles, en las que recogieron 760 kilogramos de basura, sobre todo bolsas, botellas y envoltorios de plástico.
Ecologistas en Acción recordó que cada minuto se utilizan en el mundo un millón de bolsas de plástico, que requieren –para su fabricación- 100 millones de barriles de petróleo anuales.
El Gobierno de España (PSOE y Unidas Podemos) aprobó el 27 de diciembre el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases; y el 8 de abril, las Cortes Generales, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una economía circular. Integrada por Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra, Greenpeace, Retorna, Rezero y Sufrider España, la Alianza Residuo Cero evaluó de modo positivo el Real Decreto de Envases: “Ha priorizado la salud de las personas y la protección del entorno por encima de las presiones del lobby del plástico”.
En concreto, valoran las organizaciones, el Decreto “apuesta por una hoja de ruta (…) para la llegada del Sistema de Depósito de envases de bebidas, con el que se pueda poner fin a los 35 millones de envases de bebidas que cada día contaminan el entorno y dañan la salud de las personas”. Otro punto destacado por Alianza Residuo Cero es la confirmación de que el Ministerio para la Transición Ecológica prohíbe el uso de sustancias tóxicas –Ftalatos o Bisfenol A- en los envases alimentarios.
Mientras, continúan las alertas sobre los riesgos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) señala que cerca de 229.000 toneladas de plástico son vertidas anualmente al mar Mediterráneo; los países con una tasa más elevada ´de vertidos (de plástico) son Egipto, Italia y Turquía; asimismo, más de un millón de toneladas de plásticos se han acumulado en el citado mar (informe The Mediterranean: Mare Plasticum, 2020).
“La contaminación por plásticos se ha introducido en la cadena alimentaria marina y está afectando significativamente la productividad de algunos de los ecosistemas marinos más importantes del mundo, como los arrecifes de coral y los manglares”, concluye la organización WWF; y la mayor parte de especies en el océano han tenido contacto con la contaminación por estas sustancias (Informe Impactos de la contaminación por plásticos en los océanos sobre las especies, la biodiversidad y los ecosistemas marinos, enero 2022).
Fuentes: Rebelión