Argentina, Córdoba: Entregan un informe técnico sobre los riesgos sanitarios y ambientales de la planta de Monsanto a vecinos de Malvinas Argentinas
FUNAM
Analiza diez grupos de riesgo, entre ellos el manejo de plaguicidas. Monsanto prevé usar inicialmente 350.000 litros por año de insecticidas y funguicidas en su planta, algunos extremadamente peligrosos.
El Dr. Raúl Montenegro, autor del informe, descalificó el Aviso de Proyecto presentado por Monsanto al gobierno de la provincia de Córdoba. "Cuesta creer que la Secretaría de Ambiente haya aprobado la construcción de la segunda planta acondicionadora de granos más grande del mundo en base a un trabajo tan incompleto, desinformado y confuso", indicó.
La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM) informó que hoy se entregó a los vecinos de Malvinas Argentinas un informe técnico sobre los riesgos sanitarios y ambientales de la planta acondicionadora de granos de maíz que Monsanto pretende construir en esa ciudad. El informe, de 31 páginas, es un producto conjunto de la Cátedra de Biología Evolutiva de la Facultad de Psicología (Universidad Nacional de Córdoba) y de la Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM). Fue escrito por el Dr. Raúl Montenegro, premio Nóbel Alternativo 2004.
El informe identifica y analiza diez grupos de riesgos para la salud y el ambiente. Según el autor del informe "prácticamente todas las etapas que comprende el acondicionamiento de semillas transgénicas generan serios riesgos sanitarios y ambientales, pues manejan o descargan tóxicos que pueden contaminar el agua, el aire y el suelo. Esto ocurre durante el manejo de las espigas de maíz, que ya vienen contaminadas con residuos de plaguicidas; durante la extracción y el descarte de chalas, marlos y granza, también contaminadas, cuyo destino no se aclara; durante el secado de las espigas, que por tratarse de un proceso térmico libera residuos de plaguicidas y sustancias químicas no identificadas, y durante el importante uso de insecticidas y funguicidas en la propia planta, a lo que se agregan otros impactos, como la producción de residuos peligrosos y el uso significativo de agua en un ambiente semiárido", indicó Montenegro.
"En las plantas con depósitos de granos y sustancias químicas tóxicas la posibilidad de incendio y explosión es relativamente alta, sobre todo por sus dimensiones, pues sería la segunda planta acondicionadora de semillas más grande del mundo. Insólitamente, este riesgo no fue analizado técnicamente por el Aviso de Proyecto que presentó Monsanto".
La planta "utilizará grandes volúmenes de plaguicidas altamente tóxicos en sus tareas de precurado y curado de semillas, en particular los insecticidas clothianidin, metil pirimifós, cipermetrina, deltametrina y propoxur, y los funguicidas tryfloxistrobin, metalaxyl e ipconazole. Ninguno de estos principios activos es analizado en el Aviso de Proyecto presentado por Monsanto al gobierno. La planta prevé utilizar inicialmente unos 250.000 litros de plaguicidas al año, cifra que aumentaría significativamente al alcanzar su máximo tamaño previsto, con un máximo de 6 secadoras y 216 silos".
Especies transgénicas y pérdida de soberanía alimentaria
El informe también analiza los sistemas productivos de Argentina en el actual contexto de destrucción de los ambientes naturales y de ausencia de controles del Estado. Aborda además los derechos de propiedad, fundamentalmente en manos extranjeras, y ahonda el análisis de los cultivos transgénicos.
Montenegro sostiene que el Aviso de Proyecto "ignora por completo el nivel base o previo de plaguicidas presente en el ambiente y en las personas. Ni siquiera lo plantea. Esto es curioso, porque los suelos alrededor de la ciudad, y los tejidos de las personas que viven allí, contienen residuos de plaguicidas antiguos y actuales. Ante este vacío inaceptable, e independientemente de lo que suceda con la planta, el Intendente de Malvinas Argentinas debe encargar análisis de plaguicidas en los suelos y en la sangre, orina y leche materna de las personas expuestas".
"El Aviso de Proyecto que presentó Monsanto al gobierno no analiza en ninguna parte las formas transgénicas que procesaría, ni cuales son sus respectivos genes agregados, ni los riesgos que tienen estas semillas y sus partes sobre la salud y el ambiente. Tampoco analiza el impacto de la mayor producción de semillas transgénicas de maíz en la creciente pérdida de soberanía alimentaria de la provincia, pues dependemos de semillas cuyos derechos pertenecen a Monsanto. A estas corporaciones no les interesa ser propietarias de la tierra porque ya son dueñas de lo que crece encima. Es el precio que pagamos por la impericia y complicidad de los gobiernos, y de organismos nacionales como CONABIA e INASE".
Agregó que la planta de Monsanto "al profundizar el modelo extractivo y dependiente también aumentaría el uso de plaguicidas, entre ellos los herbicidas glifosato y glufosinato, exponiendo así a decenas de miles de personas a estos y otros residuos tóxicos, con su secuela de enfermedades, suelos empobrecidos, contaminación y menor disponibilidad de agua, pues para producir un kilogramo de porotos de soja deben pasar por la planta unos 2.000 litros de agua que no se recuperan".
La toxina Cry1Ab de los cultivos transgénicos, un peligro para la salud de las personas
El autor del informe indica que Monsanto "ha agudizado la vertiente transgénica de nuestra producción sin que se hayan evaluado los riesgos sanitarios y ambientales de sus productos, habida cuenta que ya fueron halladas toxinas Bt de semillas de Monsanto, como la proteína Cry1Ab, en sangre de mujeres embarazas, en sus fetos y en mujeres no embarazadas" (1). Explicó que esta toxina "es producida por el gen que Monsanto le agregó al maíz y otros cultivos, y que por su acción tóxica destruye las larvas de mariposas. Su acción es simple. Cuando el Cry1Ab ingresa a la larva produce poros en su sistema digestivo, lo cual permite el ingreso al resto del organismo de las bacterias que viven normalmente en su intestino, como Escherichia coli y Enterobacter, lo que produce una infección letal y la muerte de la larva (2). Que se haya encontrado esta toxina en sangre materna y fetos es por lo tanto muy grave".
Montenegro agregó que en febrero de este año se publicó el trabajo realizado por R. Mesnage y sus colaboradores, quienes demostraron que esta misma toxina, la Cry1Ab, producía la muerte de células humanas a partir de concentraciones de 100 partes por millón (3). Ese mismo grupo de investigadores usó Round-Up a concentraciones de 1 a 20.000 partes por millón, encontrando que tenía acción necrosante y provocaba daño celular a partir de 50 partes por millón, bastante por debajo de la dilución usada en agricultura (50% de la dosis letal, es decir 57,5 partes por millón)".
"Obviamente –agregó- estos elementos no son analizados ni mencionados en el Aviso de Proyecto. Todo parece indicar que Monsanto hizo hacer un trabajo de consultoría rápido e incompleto para cubrir formalidades, pues al visto bueno de los gobiernos ya lo tenía. Pero la salud y el ambiente de quienes viven en Malvinas Argentinas y otros lugares de Argentina vale más que 300 puestos de trabajo y que el dudoso rédito político de traer inversiones extranjeras".
Referencias:
1) Aris, A. & S. Leblanc. 2011. "Maternal and fetal exposure to pesticides associated to genetically modified foods in Eastern Townships of Quebec, Canada". Reproductive Toxicology, Vol. 31, n° 4, pp. 528-533.
2) Broderick, N.A.; K.F. Raffa & J. Handelsman. 2006. "Midgut bacteria required for Bacillus thuringiensis insecticidal activity". Proceedings of the National Academy of sciences of USA, Vol. 103, n° 41, 4 p.
3) Mesnage, R. et al. 2012. "Cytotoxicity on human cells of Cry1Ab and Cry1Ac Bt insecticidal toxins alone or with a glyphosate-based herbicide". Journal of Applied Toxicology, DOI:10.1002/jat.2712 (Febrero de 2012).
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