Se acumulan pruebas del peligro para la salud por el uso de tecnología inalámbrica



PROYECTO CENSURADO

Traducción: Ernesto Carmona

Cuando se encuentran funcionando, los teléfonos inalámbricos emiten campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMFs). En mayo 2011, después de considerar análisis de laboratorio, estudios del uso a largo plazo de teléfonos inalámbricos y datos sobre su incidencia en tumores cerebrales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó a los RF-EMFs como “posible” agente carcinógeno humano. Otros estudios muestran una asociación entre los usos a largo plazo de teléfonos móviles e inalámbricos con el glioma (neoplasia en el cerebro o en la médula espinal) y el neuroma acústico. En octubre 2013, Powerwatch, un observatorio del Reino Unido centrado en los riesgos para la salud planteados por los campos electromagnéticos, difundió en dos nuevos artículos una investigación que proporciona más pruebas del uso del teléfono móvil como causa creciente de tumores cerebrales.

El primer artículo mostró que la exposición al RF-EMF de los teléfonos móviles (y fijos sin alambres) significa someterse ante un agente carcinógeno humano de clase 1 (agente cancerígeno), de acuerdo a la descripción de la OMS como puntal en la investigación de cáncer. Los autores de los estudios concluyeron que las normas actuales de exposición requieren urgente revisión. 
El segundo estudio recomendó evaluar “especialmente la relación entre el uso a largo plazo (mayor a 10 años) de teléfonos inalámbricos” y el desarrollo de tumores cerebrales malignos. Según los autores, este estudio “confirmó resultados anteriores” de asociación entre el uso del teléfono móvil y tumores cerebrales malignos, y apoyó la hipótesis de que el RF-EMFs “juega un papel en las etapas de iniciación y de promoción de carcinogénesis”, en otras palabras, en el proceso en que las células normales se transforman en células cancerosas. 
Los teléfonos móviles no son la única tecnología inalámbrica que plantea amenazas a la salud. Como escribió James F. Tracy en su informe en Global Research, Estados Unidos vive un virtual apagón de noticias en los grandes medios informativos sobre los peligros de radiación de los medidores inteligentes (de consumo de gas y electricidad). En enero 2014, Tracy divulgó que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS dictaminó que "la radiofrecuencia (RF) de campos electromagnéticos posiblemente sea el cancerígeno humano de mayor riesgo en el aumento del riesgo de glioma, un tipo maligno de cáncer cerebral asociado al empleo de telefonía móvil inalámbrica".
Los medidores inteligentes constituyen un elemento central en la creación de la “rejilla inteligente” que el presidente Obama proclama como una prioridad. En su artículo, Tracy escribió que el apagón de los medios informativos probablemente está pensado para mantener al público inconsciente, no sólo ante los peligros de salud asociados a los medidores inteligentes, sino también para reforzar las agendas ocultas, incluyendo los medidores potenciales concebidos para el “control social” a través del “racionamiento de la energía y la vigilancia (ciudadana)”. Una motivación “más inmediata” -escribió Tracy- es “simplemente el lucro y el control continuo del monopolio de los medios, de la opinión pública y del discurso”.
Tracy reveló los resultados de un estudio de contenidos de los diarios de Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido entre el 31 de mayo 2011 -la fecha en que la OMS declaró a la RF como agente carcinógeno de clase 2B- y junio 2014. De 839 artículos sobre el tema publicados en ese período, menos del 10% (82 artículos) mencionaba los “medidores inteligentes” y “agente carcinógeno” o “carcinógeno” en el mismo informe. De estos 82 artículos, 75 aparecieron en periódicos, australianos o británicos.
Mientras la cobertura informativa de la gran prensa corporativa de Estados Unidos tranquilizaba al público, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) aseguraba que los medidores inteligentes estarían dentro de sus estándares de seguridad, que no imponían ningún riesgo a la salud y que serían “respetuosos del medio ambiente”.
“Con el potencial de la continua renovación de ingresos, la industria de las telecomunicaciones muestra poco interés en plantear preguntas y en retransmitir información que podría salvaguardar la salud pública y permitir a los ciudadanos hacer preguntas inteligentes sobre la salud de ellos mismos y de sus seres queridos”, concluyó Tracy. 
Imagen: www.amcmh.org

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