La culpa de todo la tuvieron las mujeres

Todo empezó en el jardín del Edén, en perfecta armonía con dios. Eva y Adán correteaban desnudos, contentos y libres de pecado. Después de la típica fase de enamoramiento químico, les entró hambre porque ya se habían devorado por completo el uno al otro. Sin embargo, tenían prohibido comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Fue entonces cuando la serpiente debió aprovechar esa regla para engañar a Eva, y no a Adán, que se bañaba entonces en el riachuelo del Edén. Eva, que tenía hambre y curiosidad a partes iguales, decidió ser rebelde y comer del fruto prohibido: la manzana. No contenta con eso, la compartió con su queridito Adán. Los jóvenes impacientes se saltaron la única regla y dios les desahució del Paraíso y les castigó con una vida de esclavitud.

"Dijo Yahvé a la mujer, según la Biblia: tu marido te dominará"
 
Anita Botwin

La Historia nunca perdonó a Eva su inocencia y jamás recordó a la serpiente o al mismo dios, que podía haber dado alguna opción, como una vivienda social o un albergue en el que pudieran quedarse. Eva mordió la manzana y condenó a la humanidad.
Mucho tiempo después, una banda de pop rock de veinteañeros se comía el mundo. Los Beatles vendieron cientos de miles de discos y causaron furor, convirtiéndose en el grupo más influyente de la historia. Más tarde, el romance de Lennon con la artista vanguardista Yoko Ono desencadenó una guerra, que ya era guerra antes de que Yoko hubiese aparecido. Lennon se saltó varias reglas, una de ellas la de dejar pasar a la parienta al estudio de grabación. Pareciera que a McCartney no le hizo mucha gracia la nueva aparición en el grupo y en la vida de su compañero de grupo y de fama.
Cuando la banda se disolvía ya se había tomado la decisión. Yoko Ono era la nota discordante, la culpable por decisión popular. El pecado de Yoko: haber dado bocado a la manzana equivocada. Después de la guerra, llega la calma y medio siglo después del fin del grupo, McCartney –el mayor detractor de Ono– declara que ella no fue la culpable del fin de todo esto. Pero para la historia y la idea generalizada, la japonesa que influyó en la carrera de Lennon fue culpable de enamorarse del hombre equivocado y opinar en un espacio de hombres.

Todo el mundo sabe que la insultante belleza de Helena causó la Guerra de Troya. O eso es lo que la Historia decidió que Helena fuera. La joven, hija de Zeus y Leda, dejó al aburrido y gris de su marido por otro y eso enfadó a los dioses, que en ese momento tenían tiempo libre. La guerra entre Grecia y Troya tuvo lugar y Helena, culpable por bella y adúltera, fue castigada por los siglos de los siglos amén. Hasta que un buen día, el colega Platón decidió darle una oportunidad con su diálogo Gorgias y liberó a la bella condenada y le dio una segunda oportunidad (algo tardía, por otro lado). En ese diálogo del filósofo se condenó la injusticia que se había cometido con la mujer más bella del mundo, que era al mismo tiempo el mal encarnado en la mujer.
La Eva del siglo XXI no corrió mejor suerte. Las gentes del pueblo en el que habitaba lo veían venir. Demasiado descarada para ser una señorita. Eva bailaba hasta altas horas de la madrugada, en ese momento en el que la luna y el sol se cambian de turno. La falda demasiado corta y los tacones demasiado altos. Alguien debió avisar a Eva de que por las noches todos los gatos son pardos y alguno más peligroso que otro. Pero Eva era bella inocente y alegre y rebelde. Una mala noche subió al coche equivocado. Ella andaba con demasiados muchachos y eso no es decente, dicen por el pueblo. Eva amaneció días más tarde en un estercolero cercano a la casa en la que vivía con sus padres. Alguien la había violado y después estrangulado. Su cuerpo desnudo apenas cubierto por la hojarasca pareciera pedir perdón por haber mordido la manzana podrida.

Fuente: http://ctxt.es/es/20180214/Firmas/17877/Mujer-historia-culpa-hombre-provocacion.htm -  Imagen de tapa: The Rape of Helen. Francesco Primaticcio, 1530-1539

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