Brasil procesa a un grupo de cazadores que mataron más de 1.000 jaguares

Las autoridades de la justicia brasileña iniciaron un proceso judicial sobre un grupo de hombres dedicados a la caza furtiva y matanza de especímenes nativos de la fauna silvestre, en agosto del año 2016. De los 55.000 jaguares que se estima existen en Brasil, 40.000 se encuentran en la Amazonia y 13.450 en el Pantanal.

Pedro Pérez

De acuerdo con la denuncia presentada ante el Ministerio Público Fedreal, se trata de Temístoces Barbosa Freire («Téo»), Gilvan Souza Nunes (“Gigio”), Sinézio Adriano De Oliveira Júnior, Gisleno José Oliveira De Araújo Sá (“Leno”), Manoel Alves De Oliveira, Sebastião Júnior De Oliveira Costa (“Júnior”), Gílson Dória De Lucena Júnior, Reginaldo Ribeiro Da Silva y Gersildo Dos Santos Araújo (“Sildo”).
Estos sujetos realizaron la caza y muerte de animales de forma libre y consciente de especímenes de fauna nativa sin el permiso, licencia o autorización de la autoridad competente en las coordenadas geográficas S9º31’10.99” W67°52’01.65”1, Fazenda Cacau2, zona rural do municipio Porto Acre, según la denuncia presentada en el Ministerio Público Federal (MPF).
Temístocles Barbosa Freire y Gilvan Souza Nunes hablaron por teléfono los detalles de la caza, y se confirma la caza de los animales, según el registro de las llamadas telefónicas que fueron interceptadas por las autoridades.
En la nota oficial, el MPF denunció ante el Tribunal Federal el grupo de hombres que actuaban dentro de la promoción de Acre cazando regularmente durante varios años, después de haber promovido la masacre de animales en la región, tales como jaguares, capibaras, pecaríes, ciervos y otros.
El grupo también fue denunciado por el crimen asociación criminal armada, más allá del crimen material derivado de guardia de caza (carne, pieles, etc.).
El grupo también fue denunciado por el crimen asociación criminal armada. Foto web

La matanza de jaguares empezó en 1987
Un informe de la Fiscalía brasileña, recogido por medios locales, reveló que el miembro más antiguo de la banda habría matado más de mil jaguares desde 1987.
“El miembro más antiguo y más activo del grupo, el dentista Temístocles Barbosa Freire, ha cazado animales salvajes ilegalmente al menos desde 1987, con información de que solo él pudo haber matado más de mil onzas pintadas en este período”, se lee en la denuncia del MPF.
La institución detalló que interceptó conversaciones entre sus miembros y vigiló sus actividades durante al menos tres meses, período en el cual organizaron 11 salidas a cazar, en las que mataron «ocho jaguares, 13 carpinchos, 10 pecaríes de collar y dos ciervos».
El jaguar, el felino más grande de América, es una de las especies que se encuentra amenazada de extinción en varios biomas brasileños como la Mata Atlántica y la Caatinga.
De los 55.000 jaguares que se estima existen en Brasil, 40.000 se encuentran en la Amazonia y 13.450 en el Pantanal, de acuerdo con el Instituto Chico Mendes de Conservación y Biodiversidad (ICMBio).
Por la disminución de su población en todo el continente, es considerada una especie “casi amenazada” por la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), apunta el diario The Objetive.
Modus Operandi
Debido a la investigación, las autoridades aseguran tener abundante documentación como imágenes, vídeos y otros, para demostrar que la célula mantuvo conversaciones frecuentes a través de aplicaciones de mensajería de grupo en WhatssApp.
También, se supo que los hombres utilizaban perros como carnada, para atraer a los animales silvestres.
Además de la caza ilegal, los sujetos fueron denunciados por guardar la piel y la carne de los animales muertos y por integrar una «asociación criminal armada».
Podrían enfrentar penas de prisión y multas, de acuerdo con la participación de cada uno en esos delitos, precisó la fiscalía.
Actualmente, el jaguar vive cercado debido a la destrucción de su hábitat y la cacería ilegal . Foto web.

Caza lucrativa
La caza furtiva de la especie, además de ser cruenta e ilegal, representa una fuente de ingresos muy lucrativa para quienes se dedican a esta atroz actividad. En Bolivia, por ejemplo, cada colmillo de jaguar que habita en la selva del altiplano puede costar entre 150 y 400 dólares, pero en China el precio se puede multiplicar por diez.
Por tanto, el tráfico de colmillos de jaguar (Panthera onca) es un negocio que “se ha convertido en el nuevo enemigo mortal de este animal, cuyo hábitat son los bosques de la región chaqueña, en las tierras bajas y en la Amazonía del norte de Bolivia, lugares históricos donde los jaguares lucharon por su existencia”, destaca un artículo de Mongabay.
Y a pesar que la caza ilegal del jaguar o cualquier otro animal silvestre se sanciona con cárcel de hasta seis años, muchos lo hacen. El interés comercial de esta especie va más allá de sus colmillos, también sus 10 garras, su piel y testículos son altamente cotizados en el mercado negro.
Por todo esto, un ciudadano chino paga entre 2.000 y 3.000 dólares en Bolivia, mientras que en el mercado asiático se dispara a 20 000 dólares, debido a la fama de que estos supuestamente aumentan la potencia sexual de los hombres.
Por la disminución de su población en todo el continente, es considerada una especie “casi amenazada” por la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).Fto web.

Plan Jaguar 2030
En un compromiso global para salvar al jaguar, países de Latinoamérica en el área de distribución de esta especie y las principales organizaciones internacionales de conservación se unieron para lanzar el “Plan Jaguar 2030: Plan Regional para la Conservación del Felino más grande del Continente y sus Ecosistemas”.
De acuerdo al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Este proyecto busca fortalecer el Corredor Jaguar, que se extiende desde México hasta Argentina, al asegurar 30 paisajes prioritarios de conservación de esta especie para el año 2030. Fue presentado en decimocuarta Conferencia de las Partes (COP-14) del Convenio sobre Diversidad Biológica.
Actualmente, el jaguar vive cercado debido a la destrucción de su hábitat, la cacería ilegal y el continuo conflicto jaguar-humano producto de las crecientes actividades en su entorno.
La pérdida de su hábitat está considerada como la mayor amenaza que enfrenta pues se trata de una especie que requiere de grandes extensiones de territorio para sobrevivir.

Fuente: elciudadano.cl

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